Al menos cuatro personas murieron en la madrugada del viernes en la localidad de Pozo del Tigre, en el oeste de la provincia de Formosa, a 260 kilómetros de la capital provincial, debido a un tornado, según especificaron las autoridades en las primeras horas del día de ayer.
Según informó a la prensa el comandante principal de Gendarmería Oscar Rodríguez, todas las víctimas fatales -entre las que se encuentra un bebé de un año- murieron por aplastamiento como consecuencia del derrumbe de viviendas. Hasta la tarde de ayer se contabilizaron cuatro víctimas, a pesar de que se hablaba de 6, lo que fue desestimado más tarde.
Se registraron 116 heridos con politraumatismos, diez de los cuales fueron derivados a centros de salud de ciudades linderas por su estado de gravedad.
El ministro de Salud provincial, Aníbal Gómez, precisó que la mayoría de los heridos sufrió “traumatismo de cráneo, de tórax, fracturas de miembros y lesiones internas”. Además, detalló que “entre el 30 y 40 por ciento de las viviendas se encuentran deterioradas” como consecuencia del siniestro.
Cerca de 20 ambulancias trabajaron “en medio de la noche, sin energía eléctrica” con el personal de Comando de Emergencia inmediatamente organizado por el gobierno provincial. El ministro de Gobierno se encuentra reu-nido con el intendente de Pozo del Tigre y las localidades cercanas, para establecer los pasos a seguir en el rescate y asistencia de personas afectadas.
El pueblo, de diez mil habitantes, quedó sin luz en un 70 a 80 por ciento, sin señal para teléfonos celulares y sin agua potable. Se desconocen aún los daños que pudo causar el tornado en las colonias aborígenes cercanas, a las que la lluvia ha impedido llegar.