Sentido de estos ministerios
La Iglesia considera muy oportuno que los candidatos a las Órdenes Sagradas, tanto por el estudio como por el ejercicio gradual del ministerio de la Palabra y del Altar, conozcan y mediten a través de un íntimo y constante contacto esta doble vertiente de la función sacerdotal. De esta forma los candidatos podrán acercarse a las Sagradas Órdenes plenamente conscientes y convencidos de su vocación.
El Lector ejerce el ministerio de la Palabra, lo cual implica: 1) Leer la palabra de Dios en la asamblea litúrgica, a excepción del Evangelio; 2) Dirigir el canto y participación del pueblo; 3) Instruir a los fieles para recibir dignamente los sacramentos; 4) Preparar a todos los fieles que ocasionalmente hayan de hacer la lectura de la Sagrada Escritura en los actos litúrgicos; 5) Faltando el salmista, recitar el salmo interleccional.6) Faltando el diácono o cantor, proclamar las intenciones de la oración universal.
El Acólito ejerce el ministerio del Altar, lo cual comporta: 1) Ayudar al diácono y servir al sacerdote en las funciones litúrgicas, principalmente en la Santa Misa; 2) Instruir a los fieles que ocasionalmente ayuden al sacerdote o diácono en los actos litúrgicos; 3) Como ministro extraordinario, distribuir la Eucaristía en las siguientes ocasiones: a) a falta o por imposibilidad, enfermedad o edad avanzada del ministro ordinario (presbítero o diácono), b) en ocasiones de elevado número de fieles; y exponer el Santísimo Sacramento, reservarlo, excluida la bendición con el mismo, en ocasiones especiales, de acuerdo con las determinaciones de la Conferencia Episcopal.