Ante la gran demanda sanitaria, el sector de los prestadores de salud no está conforme con la política que proponen las obras sociales, particularmente la Obra Social de los Empleados Públicos, por la demora en el pago por prestaciones a las clínicas y sanatorios locales. El sector exige revisar los aranceles, que teóricamente deben observarse cada cuatro meses y en la práctica permanecen congelados, a pesar de que el mismo Estado incrementó dos veces, en lo que va del año, los sueldos de los empleados públicos.
El diagnóstico sobre el sistema de salud público y privado indica que la crisis con las obras sociales es de larga data.
Por un lado, el sector privado argumenta que existe una demanda no contenida por parte de las obras sociales.
Dentro de la estructura de costos de la salud, el salario es lo más importante, y su economía se basa en el recurso humano con el que cuentan. Pero la realidad plantea un momento crítico de la salud, por la cantidad de enfermos que no se puede contener.
El tipo de demanda que se ha instalado en la actualidad es crítica, ligada a la carencia de recurso humano y las deficiencias en el servicio.
Los prestadores están por ello totalmente disconformes, ya que mientras la demanda de servicios y los costos crecen, su remuneración sigue estancada. Para empeorar la situación, no existe el menor avance en el diálogo con OSEP, que por su cantidad de afiliados es la obra social excluyente, y la entidad que determina la marcha de todo el sistema en la provincia.
El estático arancel, que debería ser revisado cada cuatro meses, deriva en que el sector de salud, pese a los esfuerzos por negarlo, canalice mediante el cobro de “plus”, un exedente que perciben los profesionales por encima del valor de la consulta, denunciado en reiteradas oportunidades por los afiliados.
Los prestadores sostienen que las políticas de salud deben ser acordes a las exigencias de la población más vulnerable, de manera de incidir directamente en la disminución de la mortalidad y la morbilidad.
Por el momento, los costos crecen sin pausa, las demandas abundan, y las condiciones de operatividad cambian, pero las negociaciones con OSEP se mantienen ausentes a la hora de revisar valores.