Se conformó recientemente la agrupación juvenil andalgalense “Los nuevos defensores”, que viene a posicionarse como una de las flamantes voces en la “lucha contra la minería”.
Se trata de un grupo de chicos motivados por los asambleístas de El Algarrobo, que decidieron sumarse a la defensa del medio ambiente.
La tarea comenzó en enero, en un grupo integrado por jóvenes estudiantes cuyas edades oscilan entre los 11 y los 22 años. “Nos diferenciamos de las asamblea más bien por la edad, en este grupo somos todos jóvenes, no somos mediáticos, no somos violentos, y queremos llevar a cabo una lucha racional”, aseguró uno de los integrantes de la agrupación, que está conformada por 18 jóvenes. Sus principales referentes son Romina Valdez, Facundo Rojas y Amelia Villagra.
Los jóvenes comenzaron su trabajo a través de mensajes en cadena entre personas conocidas, amigos principalmente, y “así surgió la idea de hacer algo que identifique a los jóvenes de Andalgalá, para ayudar a la gente de la asamblea de El Algarrobo, hasta que un día decidimos juntarnos para hablar sobre cómo íbamos a trabajar y creímos que era necesario organizarnos como un grupo, sin la ayuda de la asamblea”, explica Facundo.
El reclamo es por la defensa de su pueblo y el repudio a la contaminación, “queremos que este lugar no sea contaminado para que las generaciones venideras puedan seguir habitando este suelo”, manifestó Romina Valdez.
“La lucha se emprendió cuando realmente tomamos conciencia del peligro al que nos enfrentábamos”, señalan. Desde ese día, varias familias más se sumaron al proyecto que plantea la defensa de la tierra, al agua y sobre todo de los habitantes de Andalgalá.

Lucha en silencio

Muchos de los integrantes de la agrupación consideran que “la sociedad catamarqueña no es consciente de la acción que los moviliza. Predomina el egoísmo y los propios intereses, sobre el valor de la tierra”.
Los jóvenes lo atribuyen a “la falta de información sobre la realidad que invade a Andalgalá”. Sin embrago, son reticentes a enarbolar una bandera política, eso iría “en contra de nuestros principios”, explicaron.

Pueblo dividido

“Nos duele la división que hay y los constantes enfrentamientos entre los dos sectores”, razona el grupo de jóvenes, en relación con la pugna de un pueblo que se fracciona entre la aprobación y el rechazo a la minería.
“Lo más triste de todo, es que nos estamos peleando entre hermanos, entre el mismo pueblo”, enfatiza uno de los jóvenes, que agrega que este escenario es una consecuencia de no saber diferenciar entre el “verdadero enemigo, constituido por los gobiernos que nos venden y las empresas que nos dañan.”
El grupo que se define como apolítico, reconoce que nunca se sintió amenazado por nadie para emprender la lucha o para interrumpirla.
“Nunca nos sentimos amenzados, y nunca amenazamos a nadie porque no acudimos a la violencia”, explican.
El principal objetivo que los ensambla es advertir sobre la magnitud de un emprendimiento que amenaza al pueblo, según aseguran.
Al igual que otros grupos de ambientalistas, creen que “la vida misma vale más que el oro”.