Religiosas

Para practicar la Lectio Divina

¿Dónde está Jesús resucitado? ¿Dónde lo podemos encontrar?
sábado, 11 de septiembre de 2010 00:00
sábado, 11 de septiembre de 2010 00:00

El domingo pasado ofrecimos la primera parte de un sintético curso de Lectio Divina. Ahora entregamos una segunda parte, con la presentación de la primera de dos fichas. El próximo domingo publicaremos la segunda ficha, con la que concluiremos este breve curso.
Lectio Divina es una manera de entrar en diálogo con Dios, que nos habla a través de su Palabra. Es la lectura orante de la Biblia.
En esta publicación ofreceremos dos fichas para practicar la Lectio Divina.
Queremos animarlos a que se adentren en un texto bíblico siguiendo los pasos de la lectio divina publicados en la edición del domingo pasado. Hagamos esta práctica individualmente o en grupo. Biblia en mano, comenzamos.
«Les explicó lo que
decían de Él las Escrituras».
Ambientación
Nos disponemos a recibir el texto como Palabra de Dios. Puede ayudarnos una breve oración inicial invocando al Espíritu Santo, un canto apropiado o unos instantes de silencio.
Lectura atenta del texto
En este primer momento fijamos nuestra atención en el pasaje elegido para descubrir el mensaje de fe que encierra. Observamos que es un pasaje de Lucas, un evangelista que escribió alrededor del año 80-90 para una comunidad cristiana que necesitaba ser afianzada en su fe. Con un hermoso relato, Lucas les dice que Jesús ha resucitado y que la Escritura nos ayuda a descubrirlo.
• Proclamación de Lc 24,13-35.
•Reflexionamos en silencio: leemos de nuevo el pasaje personalmente y consultamos las notas de nuestra Biblia.
• Entre todos tratamos de responder a estas preguntas:
¿Cómo cambia la situación de los discípulos entre el inicio y el final del episodio? ¿Qué hace posible esta transformación tan radical? ¿Cuál es el mensaje de fe que recoge este relato?
Nos dejamos interpelar por
la palabra (meditación)
En este segundo momento buscamos descubrir el mensaje del texto para nuestra situación personal, comunitaria, social. Jesús resucitado sigue haciéndose presente en el camino de la vida, en las Escrituras, en la fracción del pan y en la comunidad.
• ¿Alguna vez la escucha o la lectura de la palabra de Dios le ha ayudado a entender lo que le pasaba y a iluminar su vida?
• La Biblia, la Eucaristía y la Comunidad ¿son para nosotros lugares de encuentro personal con Jesucristo? ¿Qué podríamos hacer en concreto para convertirnos en testigos entusiastas del Resucitado?
La Palabra nos pide
una respuesta (oración)
En este tercer momento respondemos a la Palabra de Dios, expresando en forma de oración aquello que el pasaje de la Escritura nos sugiere para decirle a Dios. Podemos pedirle, por ejemplo, que al escuchar su Palabra se abran nuestros ojos y arda nuestro corazón con el fuego de la fe.
• Volvemos a leer pausadamente Lc 24,13-35
• Compartimos en voz alta nuestra oración.
• Podemos concluir cantando «Quédate con nosotros».
Para comprender mejor el texto
Lucas escribe para unos cristianos que no habían visto ni escuchado a Jesús con los sentidos del cuerpo, pero habían recibido el anuncio de que había resucitado y estaba vivo. Estos cristianos se preguntaban en el camino de su vida: ¿Dónde está Jesús resucitado? ¿Dónde lo podemos encontrar? El evangelista responde a estas preguntas a través del relato de los dos discípulos que regresaban a Emaús. «Jesús se puso a caminar con ellos». Dos discípulos se alejan de Jerusalén decepcionados, escandalizados y temerosos a causa de la crucifixión del Maestro. Jesús les sale al paso y, sin revelar su identidad, se interesa por el diálogo. «Les explicó lo que decían de él las Escrituras». Ahora es el viajero quien toma la palabra. Reprocha a los discípulos su falta de fe y echa mano de las Escrituras para hacerles entender que la cruz hay que verla desde la lógica de Dios. A la luz de los acontecimientos del Antiguo Testamento y echando una mirada a los profetas, se descubre que no siempre los siervos de Dios tuvieron éxito desde una perspectiva humana. Ése ha sido el camino de Jesús, el Mesías. Los discípulos sienten que la palabra de Dios enciende un fuego en su corazón, pero no lo reconocen hasta después. «Tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio». Hasta ahora, Jesús siempre había tomado la iniciativa, pero cerca del lugar del destino deja que sean los discípulos quienes le pidan «quédate con nosotros». Jesús ocupa el lugar del anfitrión y repite los gestos de la última cena, que revelan el verdadero sentido de la pasión y de la cruz: su entrega por los demás. Entonces a los discípulos se les abren los ojos y lo reconocen. «Se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén». Los discípulos han experimentado una nueva forma de presencia de Jesús resucitado. Si hasta el momento de la muerte tuvieron su presencia visible, ahora han sido introducidos en una nueva forma de comunión que da sentido a la vida. Después del encuentro en el camino, a través de las Escrituras y en la mesa, comprenden que deben volver a la comunidad para compartir gozosamente el mensaje pascual.
El Resucitado sigue haciéndose presente en el camino de cada persona. Lo comprenderemos mejor si dejamos que Él mismo, en las Escrituras y en la fracción del pan, nos abra los ojos.

Comentarios

Otras Noticias