La obesidad en la infancia tiene su riesgo

Se ve con más frecuencia vemos chicos que presentan enfermedades que antiguamente eran de los adultos.
miércoles, 15 de septiembre de 2010 00:00
miércoles, 15 de septiembre de 2010 00:00

Los niños están inmersos en el medio social en el que viven y muchas veces los hábitos alimentarios en la familia no son saludables. A veces, la falta de tiempo para organizarse, debido a la elevada carga laboral, dificulta la preparación de una comida saludable. Otras veces, el consumo de frutas y verduras se reduce y en cambio predomina el delivery.

Cada vez con más frecuencia vemos chicos que presentan enfermedades que antiguamente eran patrimonio de los adultos: hipertensión arterial, diabetes tipo 2, colesterol alto, y sabemos que esta situación es consecuencia de un exceso de grasas y azúcares simples y consumo desmedido de sal. Todas estas patologías se asocian a largo plazo con un mayor riesgo cardiovascular.

Asimismo, y no menos importante, es el sedentarismo y su impacto negativo, ya que los chicos han cambiado el juego al aire libre por horas frente a la PC, televisión y videojuegos.

Sabemos que cuando uno de los padres tiene obesidad, los hijos tienen un 40% mayor riesgo de sobrepeso, en tanto si ambos padres son obesos, el riesgo se eleva al 80%. El pronóstico es desalentador: la generación de los hijos podría tener una menor esperanza de vida como consecuencia de la obesidad y las enfermedades asociadas.

¿Cómo resolver este problema?
Es necesario iniciar un cambio en la alimentación que involucre a toda la familia ya que el éxito se basa en cambios de hábitos progresivos que todos los integrantes puedan implementar:
 

  • Aumentar el consumo de frutas y verduras.
  • Optar por los cereales integrales para el desayuno y merienda: puede ser pan integral, granola o muslik para acompañar el yogurth o la leche.
  • Desayunar siempre incorporando lácteos, cereales y frutas.
  • Favorecer el consumo de pescado al menos dos veces por semana, ya que su aporte de Omega 3 (grasa poliinsaturada) protege el corazón y favorece el desarrollo neurológico.
  • Elegir siempre los cortes magros de carne vacuna para evitar el exceso de grasas saturadas presentes en este grupo de alimentos. Consumirlos 3-4 veces por semana nos asegura un adecuado aporte de Hierro.
  • Reducir el consumo de sal.
  • Limitar el consumo de golosinas, jugos y gaseosas, especialmente entre comidas, ya que no aportan nutrientes e interfieren con el adecuada ingesta de las principales comidas (desayuno, almuerzo, merienda y cena).
  • Estar especialmente atentos al tamaño de las porciones.

Además es fundamental el inicio de una vida más activa, con actividades deportivas y recreativas al aire libre y limitar la TV a menos de 2 horas diarias. Programar actividades para el fin de semana es una buena oportunidad para el encuentro familiar: una caminata, ir a andar en bicicleta, salir a remar o simplemente jugar a la pelota.

La obesidad infantil está relacionada con el estilo de vida, por ende, cambiar las costumbres permitirá combatir esta problemática. Y lo más importante, los adultos son responsables de que sus hijos modifiquen el estilo de vida: armar un ambiente seguro y ser el ejemplo para que los chicos imiten acciones que favorezcan un hábito de vida saludable y de esta manera reducir los riesgos asociados al sobrepeso.

Con pequeños cambios, se pueden lograr grandes beneficios.

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