La obesidad en la infancia tiene su riesgo
Se ve con más frecuencia vemos chicos que presentan enfermedades que antiguamente eran de los adultos.Los niños están inmersos en el medio social en el que viven y muchas veces los hábitos alimentarios en la familia no son saludables. A veces, la falta de tiempo para organizarse, debido a la elevada carga laboral, dificulta la preparación de una comida saludable. Otras veces, el consumo de frutas y verduras se reduce y en cambio predomina el delivery.
Cada vez con más frecuencia vemos chicos que presentan enfermedades que antiguamente eran patrimonio de los adultos: hipertensión arterial, diabetes tipo 2, colesterol alto, y sabemos que esta situación es consecuencia de un exceso de grasas y azúcares simples y consumo desmedido de sal. Todas estas patologías se asocian a largo plazo con un mayor riesgo cardiovascular.
Asimismo, y no menos importante, es el sedentarismo y su impacto negativo, ya que los chicos han cambiado el juego al aire libre por horas frente a la PC, televisión y videojuegos.
Sabemos que cuando uno de los padres tiene obesidad, los hijos tienen un 40% mayor riesgo de sobrepeso, en tanto si ambos padres son obesos, el riesgo se eleva al 80%. El pronóstico es desalentador: la generación de los hijos podría tener una menor esperanza de vida como consecuencia de la obesidad y las enfermedades asociadas.
¿Cómo resolver este problema?
Es necesario iniciar un cambio en la alimentación que involucre a toda la familia ya que el éxito se basa en cambios de hábitos progresivos que todos los integrantes puedan implementar:
- Aumentar el consumo de frutas y verduras.
- Optar por los cereales integrales para el desayuno y merienda: puede ser pan integral, granola o muslik para acompañar el yogurth o la leche.
- Desayunar siempre incorporando lácteos, cereales y frutas.
- Favorecer el consumo de pescado al menos dos veces por semana, ya que su aporte de Omega 3 (grasa poliinsaturada) protege el corazón y favorece el desarrollo neurológico.
- Elegir siempre los cortes magros de carne vacuna para evitar el exceso de grasas saturadas presentes en este grupo de alimentos. Consumirlos 3-4 veces por semana nos asegura un adecuado aporte de Hierro.
- Reducir el consumo de sal.
- Limitar el consumo de golosinas, jugos y gaseosas, especialmente entre comidas, ya que no aportan nutrientes e interfieren con el adecuada ingesta de las principales comidas (desayuno, almuerzo, merienda y cena).
- Estar especialmente atentos al tamaño de las porciones.
Además es fundamental el inicio de una vida más activa, con actividades deportivas y recreativas al aire libre y limitar la TV a menos de 2 horas diarias. Programar actividades para el fin de semana es una buena oportunidad para el encuentro familiar: una caminata, ir a andar en bicicleta, salir a remar o simplemente jugar a la pelota.
La obesidad infantil está relacionada con el estilo de vida, por ende, cambiar las costumbres permitirá combatir esta problemática. Y lo más importante, los adultos son responsables de que sus hijos modifiquen el estilo de vida: armar un ambiente seguro y ser el ejemplo para que los chicos imiten acciones que favorezcan un hábito de vida saludable y de esta manera reducir los riesgos asociados al sobrepeso.
Con pequeños cambios, se pueden lograr grandes beneficios.