Salud

Revelan que la comida chatarra es tan adictiva como la cocaína

El azúcar, la grasa y la sal en grandes cantidades generan en el cerebro las mismas reacciones químicas que las más potentes drogas.
domingo, 26 de septiembre de 2010 00:00
domingo, 26 de septiembre de 2010 00:00

La adicción por la comida, sobre todo aquella considerada “chatarra”, dejó de ser un mito: decenas de estudios señalan que consumir productos a base de azúcar, grasa y sal producen en el cerebro las mismas reacciones químicas que drogas como la cocaína o la heroína.

Las primeras investigaciones fueron realizadas en 2001 en ratas. Fueron llevadas adelante por Nicole Avena, de la Universidad de Florida, y Bartley Hoebel, de la Universidad de Princeton, alentados por la posibilidad de que el gusto por estos alimentos tuviese un sustento biológico.

En el laboratorio, comenzaron a alimentar a ratas 12 horas diarias con jarabe de azúcar, en una cantidad similar a la que contienen las gaseosas, junto con el alimento habitual para ratas y agua. Pasado un mes, los científicos descubrieron que los animales desarrollaron cambios cerebrales (sobre todo en los neurotransmisores del núcleo accumbens, región asociada con la sensación de recompensa) y comportamientos químicamente idénticos a los observados en ratas adictas a la morfina (inquietud y ansiedad frente a la abstinencia).

También observaron que el cerebro de las ratas liberaba dopamina cada vez que comían azúcar, neurotransmisor relacionado con la búsqueda de placer, la toma de decisiones y el circuito satisfacción-recompensa. Como con las drogas, esto se produce no sólo cuando se consume algún producto nuevo sino también con los ya conocidos que agradan.

Este fue el primer hallazgo. Ese mismo año, Gene-Jack Wangs, del Laboratorio Nacional Brookhaven del Departamento de Energía de los Estados Unidos, comenzó a hacer pruebas similares en humanos, y descubrió que existía una deficiencia de dopamina en los estriados cerebrales de los obesos que era casi idéntica a la que se observaba en los drogadictos. En un estudio posterior comprobó que las personas delgadas experimentabas un aumento de este neurotransmisor en la parte del cerebro relacionada con la toma de decisiones al encontrarse frente a su comida favorita, la misma reacción que se produce en los cocainómanos.

El tercer estudio clave en este tema fue el de Eric Stice, neurocientífico del Instituto de Investigaciones de Oregon. Reveló que tanto en personas delgadas como obesas se producía la misma reacción química cerebral al comer una cucharada de helado de crema y chocolate. Y que la descarga de dopamina era mayor en los adolescentes flacos hijos de padres obesos que en los descendientes de delgados.

Tanto este estudio como el de Paul Kenny, del Instituto de Investigaciones Scripps, señalan que el exceso de azúcar, grasa y sal en las comidas atrofia el sistema de recompensa cerebral, que lleva a que se produzca un acostumbramiento y se responda cada vez menos al placer buscado, lo que deviene en comer cada vez más para compensar. Justamente, lo mismo que sucede con los drogadictos y los alcohólicos.

 

 

Fuente: La Nación.

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