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miércoles, 9 de febrero de 2011 00:00
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En FIAMBALÁ, las termas son sólo el comienzo...

Fiambalá es la segunda ciudad en importancia del departamento Tinogasta. Enclavada en un escenario sin igual, ofrece al viajero una buena alternativa para hacer base y recorrer la zona deslumbrándose con sus paisajes, termalismo, aventura, contacto con las raíces tradicionales de la región.
Se encuentra ubicada en la ladera de la Cordillera de los Andes, a 1550 msnm; a 320 km de la capital catamarqueña.
Sus antiguos pobladores eran los Cacanos (población aborigen de alta montaña), que bautizaron a esta zona Pianwallá, cuyo significado es "penetración a la alta montaña". Justamente, el viaje a Fiambalá nos toma por sorpresa permanentemente, con sus increíbles formas, tamaños, colores y un cielo que sólo en esta zona se puede observar.
La ciudad de Fiambalá tiene aproximadamente 5000 habitantes y se encuentran en su mayoría en los trece kilómetros de largo que componen su ruta principal urbana.
El topónimo Fiambalá proviene de la voz cacán fiambalao, que significa "casa del viento".
Las rutas están en muy buen estado. El turista debe tener en cuenta siempre llevar auxilio, gato mecánico, linterna, un bidón con agua y un mínimo de herramientas.

TERMAS DE FIAMBALÁ

Se encuentran a escasos 15 kilómetros al este de Fiambalá, en una quebrada de 50 metros de ancho, entre paredes de granito de 100 metros de altura y bajo un monte de algarrobos. Allí el agua es hipertermal y baja de la montaña hacia piletones escalonados construidos en piedra negra.
Las aguas emergen a 1750 msnm (metros sobre el nivel del mar) y se concentran en 14 piletas de piedra cordillerana con temperaturas que varían entre los 51 y 28 grados centígrados. En el lugar, y a pocos metros del agua, existen pequeñas habitaciones, mini hostería para alojamiento y asadores.
Las Termas de Fiambalá reciben actualmente turistas de diferentes partes del mundo, que disfrutan sumergiéndose en sus aguas para renovar energías y recibir el poder curativo que aporta su riqueza mineral, utilizándose para tratamientos de salud y relajación, terapias muy recomendadas por la medicina moderna.
Entre otras cosas se recomiendan para la Artritis y Osteoporosis Reumática Progresiva, Reumatismos, Fibrosis Crónica, Soriasis, Queratosis, alergias cutáneas y afecciones respiratorias como Sinusitis, Bronquitis Crónicas, etc.
El agua está clasificada por sus componentes minerales como: sulfatada, silicatada, alcalina, bicarbonatada, clorurada muy débil, sódica e hipotónica.

Para conocer un poco más

Las artesanías que produce esta zona son realizadas en madera, piedra, barro y cuero. Las mantas y ponchos tan conocidos por su originalidad y calidad están compuestos de lana de vicuña, llama y oveja.

TEJIDOS
Artesanías que produce su gente desde hace cientos de años, que son un fiel reflejo de tradición y costumbres, representando a un pueblo que no sólo tiene contacto con la naturaleza, sino que forma parte de ella.
En esta región están otros pueblos de vital importancia para Catamarca por la producción artesanal, como ser Tatón, Palo Blanco, Medanitos, Antinaco, La Ciénaga, Chuquisaca, Saujil, Aguas Negras, Mesada de Zárate, Punta del Agua y Las Papas, que producen, entre otras cosas, duraznos, higos, membrillos, quesos, nueces y aceitunas.
Las pasas de uvas, con y sin semillas, son conocidas en todo el país por su exquisito sabor, brindando propiedades alimenticias únicas en su tipo.

VINOS

Fiambalá tiene actualmente una producción de uvas de altura de primera calidad, las cuales producen vinos de exportación premiados y reconocidos mundialmente. Es una de las regiones más altas en cuanto a la producción de vino se refiere.
Entre las variedades que se producen están Syrah, Cabernet, Malbec, Borgoña, Chardonay y Torrontés.
Las bodegas de Fiambalá completan el circuito obligado por la zona: la gran amplitud térmica (cerca de 20 grados de diferencia entre el día y la noche) produce vinos reconocidos en el mundo.

PATRIMONIO CULTURAL

Iglesia de San Pedro

Fue terminada por encargo del capitán Domingo Carrizo en el año 1770, y fue declarada Monumento Histórico Nacional en el año 1941. Es un auténtico exponente de la arquitectura colonial: está conformada por una sola nave con anchos muros de adobe; sus tiranterías y puertas son de algarrobo de cientos de años.
En su interior podemos encontrar antiguas imágenes de San Pedro, la Virgen del Rosario y una variada colección de pinturas traídas desde el Alto Perú hace 236 años.
Esta Iglesia, junto a la Comandancia de Armas (1745), es una de las construcciones más destacadas en la Ruta del Adobe en Catamarca.

Para contacto con:
Maravillas de Catamarca

Producción General
Oscar Cornejo
15577619

Guía y narración
Víctor
Ahumada
15580669

 

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