Día Mundial de Lucha contra el Sida

Destacan reducción en la transmisión vertical del VIH en la Argentina

sábado, 1 de diciembre de 2012 00:00
sábado, 1 de diciembre de 2012 00:00

La reducción en la transmisión vertical del VIH -que implica el paso del virus de madre a hija/o durante el embarazo, parto o puerperio- fue destacada por especialistas como “la estrategia de prevención más efectiva” aunque “todavía es superior al 4 por ciento”.
“Argentina tiene una transmisión vertical de entre el 4 y el 5 por ciento, lo cual es una cifra baja pero debería ser menor del 2, ya que contamos con estrategias como el ofrecimiento obligatorio del testeo, el tratamiento gratuito, la sustitución de la lactancia y la cesárea programada”, explicó Adriana Durán, consultora del área de Salud en UNICEF.
Al historiar la temática, Durán recordó que en 1994 se realizaron los primeros estudios que arrojaron que las mujeres tratadas entonces con AZT no habían transmitido el virus a sus hijos y tres años después se elaboró un marco regulatorio para ofrecer el testeo a todas las mujeres embarazadas.
“A partir de 2002 se sanciona una ley que obliga a todos los equipos de salud a ofrecer a la embarazada a realizarse el test, lo que produjo una reducción notable en la transmisión que en la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, llegó a menos del 2 por ciento durante ese año”, dijo.
La especialista informó que “el diagnóstico tardío y las infecciones que se producen durante el embarazo y la lactancia son las causas centrales de que el porcentaje de la transmisión vertical no sea cero”.
“A su vez, también necesitamos que no sólo se estudien las mujeres, sino también sus parejas, porque si no se toman las medidas preventivas en las parejas `discordantes`, las mujeres se infectan durante el embarazo”, explicó Rosa Bologna, jefa de infectología del Hospital de Pediatría Garrahan.
Bologna destacó que “el otro avance es que si por algún motivo no se pudo prevenir en un niño la infección, el tratamiento antirretroviral es muy efectivo, especialmente si se empieza antes de los 3 meses de vida”.
En este aspecto, Durán señaló que en el país “existe un retardo en el diagnóstico pediátrico, lo que hace que alrededor del 50 por ciento de los niños comience el tratamiento en la etapa sintomática de la enfermedad”.
“Esta demora se debe en parte a que el diagnóstico infantil requiere particularidades técnicas que no están disponibles en todas las jurisdicciones”, explicó y recordó que el test debería ofrecerse a todos los chicos expuestos y a aquellos a cuyas madres no se les realizó la serología.
Según las especialistas, otra deuda pendiente, no ya en Argentina sino en todo el mundo, es la formulación pediátrica de los tratamientos, esto es que los remedios se presenten en formatos más amigables para los niños.
Además, Bologna advirtió que “también se necesita un apoyo psicosocial más concreto para que las familias puedan cumplir con los controles y tratamiento”.
Sobre los problemas propios y comunes que atraviesan las niñas, niños y adolescentes que viven con VIH, Durán mencionó el “develamiento” que es el momento en el que se le cuenta la situación.
“Aquí los padres, o las personas que están a cargo de los chicos, ya que muchos de ellos son huérfanos, atraviesan por esta situación que es `cómo se lo digo` o `cuándo` y, en general, hay equipos interdisciplinarios que acompañan este momento porque es un proceso complejo”, explicó.
Y añadió que “también la escuela se convierte a veces en un ámbito donde se estigmatiza y discrimina a los chicos que viven con VIH y eso tiene que ver con que no todos los docentes están capacitados en la temática”.
En referencia a los adolescentes, la asesora de UNESCO destacó que “un chico no pasa a ser adulto por tener VIH y no hay en general servicios especiales para adolescentes; incluso en aquellos que vienen siendo tratados desde el nacimiento esa transición es compleja”.
Escapando a la generalidad que plantea Durán, el Garrahan cuenta con un programa especial para los adolescentes que pasan a la adultez y hacen la “transición” a hospitales generales y servicios de adultos por el que ya pasaron cien jóvenes.
“A partir de los 16 años concurren al consultorio de transición, donde se hace especial hincapié en que manejen su enfermedad en forma autónoma y se trabaja en prevención. Es un trabajo conjunto con los infectólogos que los recibirán a partir de los 18 años”, describió Bologna.
Para poder erradicar el VIH, agregó la médica, “todos tenemos que estar informados acerca de la prevención, de la eficacia de los tratamientos y, especialmente, avanzar para que no sólo sea cero infecciones, cero muertes, sino y especialmente cero discriminación”.

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