"La paz no es un sueño, no es una utopía"

sábado, 15 de diciembre de 2012 00:00
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El papa Benedicto XVI destacó que “los que trabajan por la paz son quienes aman, defienden y promueven la vida en su integridad”, advirtió sobre quienes buscan establecer "un supuesto derecho al aborto y la eutanasia", defendió el derecho al trabajo, a la libertad religiosa y el matrimonio entre hombre y mujer, y afirmó que el terrorismo, las guerras, las desigualdades sociales y los fundamentalismos religiosos también representan un peligro para la paz.
“La paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible. Nuestros ojos deben ver con mayor profundidad, bajo la superficie de las apariencias y las manifestaciones, para descubrir una realidad positiva que existe en nuestros corazones, porque todo hombre ha sido creado a imagen de Dios y llamado a crecer, contribuyendo a la construcción de un mundo nuevo”, subrayó.
El Pontífice destacó estos aspectos de la doctrina de la paz en el tradicional mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2013, que se celebrará el 1º de enero, con el lema “Bienaventurados los que trabajan por la paz”.
Tras señalar que "la familia es uno de los sujetos sociales indispensables en la realización de una cultura de la paz", porque "tiene una vocación natural por promover la vida", sostuvo que "vía de realización del bien común y de la paz es sobre todo el respeto por la vida humana, considerada en la multiplicidad de sus aspectos, comenzando desde la concepción, su desarrollo y hasta su fin natural".
"La fuga de las responsabilidades, que envilece a la persona humana, y más aún la muerte de un ser inerme e inocente, no podrá nunca producir felicidad o paz", advirtió.
El Papa sostuvo que "cada lesión a la vida, en especial en su origen, provoca inevitablemente daños irreparables en el desarrollo, en la paz, en el ambiente" y reclamó que se reconozca "el derecho al uso del principio de objeción de conciencia frente a leyes y medidas gubernamentales que atentan contra la dignidad humana, como el aborto y la eutanasia".
En otro párrafo de su mensaje, Benedicto XVI expresó alarma por “los focos de tensión y de contraposición causados por crecientes desigualdades entre ricos y pobres, por el predominio de una mentalidad egoísta e individualista expresada también por un capitalismo financiero desregulado".
"Además de las diversas formas de terrorismo y criminalidad internacional, son peligrosos para la paz esos fundamentalismos y fanatismos que alteran la verdadera naturaleza de la religión, llamada a favorecer la comunión y la reconciliación entre los hombres", alertó.
El Papa recordó que entre los derechos humanos básicos "también para la vida pacífica de los pueblos, está el de los particulares y las comunidades a la libertad religiosa".
"Nuestros tiempos, signados por la globalización, con sus aspectos positivos y negativos, así como por sangrientos conflictos aún en marcha y amenazas de guerra, reclaman un renovado y coral empeño en la búsqueda del bien común", concluyó.

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