Hallazgo publicado en “The Lancet”

Una mujer tetrapléjica manejó una mano robótica con el pensamiento

lunes, 17 de diciembre de 2012 00:00
lunes, 17 de diciembre de 2012 00:00

Una mujer tetrapléjica de 52 años pudo controlar y manejar una mano robótica de última generación sólo con sus pensamientos. Así lo revelaron científicos de EEUU en la revista The Lancet.
Según reprodujo el diario El Mundo, los especialistas explicaron que este logro fue posible gracias a una nueva forma de transmisión de los impulsos nerviosos que toma como referencia el control natural de los músculos.
La paciente, de nombre Jan, había perdido la capacidad para mover sus brazos y piernas hacía más de 10 años por una enfermedad denominada degeneración espinocerebral, que le originó un daño en su médula espinal similar al que produce una fractura de la columna y médula por un accidente de tráfico.
El equipo de la Universidad de Pittsburgh, EEUU, a cargo de Andrew Schwartz, trató a la mujer antes de que fuera totalmente tetrapléjica, aunque al poco tiempo de colocarle los electrodos ya no podía mover sus brazos.
Los científicos le implantaron dos microelectrodos de 4 milímetros cada uno en la corteza motora del cerebro. Éstos fueron conectados a un brazo robótico con una mano y dedos artificiales. Dos días después de la intervención, la mujer ya podía mover el brazo, de izquierda a derecha, arriba y abajo, sólo a través de sus pensamientos, indicaron los expertos.
Los autores agregaron que después de tres meses de entrenamiento, Jan fue capaz de agarrar objetos y sus movimientos se volvieron más rápidos y eficientes, sin ningún efecto secundario.
La innovadora técnica vuelve al brazo robótico “más intuitivo”, ya que en lugar de tener que pensar dónde mover el brazo, el paciente simplemente tiene que concentrarse en la meta, como se haría al intentar embocar una pelota en un aro de básquet.
“Nos quedamos impresionados por lo rápido que la paciente pudo adquirir su habilidad” dijo Schwartz. Pero antes de que Jan pudiera usar el brazo, los científicos tuvieron que registrar su actividad cerebral mientras imaginaba diversos movimientos.
Para ello, le pidieron que mirara el brazo robótico, y consiguió que se imaginara moviendo su propia extremidad de la misma forma. El dispositivo fue programado para ayudar a los movimientos de la paciente.
A pesar del avance, existen aún varios retos. Uno es que la mano robótica pueda enviar impulsos sensoriales a las personas, para que estas puedan interactuar con los objetos en función de su textura y temperatura. Otro es que se desarrollen electrodos más finos, con un espesor de unas cinco milésimas de milímetro, para evitar problemas como la generación de tejido cicatricial alrededor de los dispositivos, que interfiere con las señales que envía la computadora, problema que Jan desarrolló después de la publicación del estudio.
Otro foco importante es desarrollar un sistema inalámbrico para que el paciente no tenga que estar físicamente conectado a la computadora que controla el brazo robótico.

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