En su mensaje, el obispo Luis Urbanc destacó la misión de los jóvenes
Al concluir la procesión y llegar a la explanada del Paseo de la Fe, el Obispo Diocesano, monseñor Luis Urbanc, emitió su mensaje para toda los fieles que se encontraban junto a la Morena del Valle y también a quienes por distintas vías de comunicación y en diferentes partes del país y el mundo seguían la transmisión del encuentro más importante de nuestra provincia.
En su mensaje, el obispo manifestó: “Queridos devotos y peregrinos: Me toca nuevamente la hermosa tarea de agradecerles de corazón el que hayan venido a celebrar su fe con nosotros, pero a la vez es el momento de la despedida, que aporta su cuota de tristeza, que la Virgen sabrá suavizar, preparándonos para un futuro encuentro.
Hemos rezado la novena en su honor, con el lema ‘Feliz de Ti porque has creído’, el que nos ayudó a profundizar nuestra fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cada día, iluminados por los textos bíblicos de la Misa, pudimos descubrir alguna veta del tesoro de nuestra fe cristiana y católica. ¡Gracias, Madre, por habernos acompañado a rezar!
En este momento damos por concluido el año que dedicamos a meditar, rezar y fortalecer nuestras familias. Estoy seguro de que muchos frutos irán apareciendo con el tiempo, máxime que todo lo pusimos en el corazón de nuestra Madre bendita.
También ponemos bajo el cuidado de Ella el ya iniciado Año de la Fe para que, desde los niños hasta los ancianos, todos, sin excepción, reavivemos la fe recibida por medio de la oración, la vida sacramental, la meditación de la Palabra de Dios, el estudio y una activa caridad”.
Luego, Monseñor Urbanc continuó con su mensaje, destacando a los jóvenes e instándolos a continuar con su misión; a ellos les dijo: “Especialmente, pongo bajo el manto de la Virgen del Valle a nuestros jóvenes, para que ellos encuentren en los adultos verdaderos padres, maestros y amigos que los acompañen con generosidad y excelencia a lo largo de este año y hasta la edad adulta. ¡Hacia Ti me vuelvo, Madre querida, y te suplico para que así sea!
Quiero agradecer en particular a la Pastoral Juvenil Diocesana, que ha preparado con el significativo gesto de una cruz policromada este solemne inicio del año dedicado a esta franja etaria de nuestra sociedad. En ella podrán observar muchas escenas que hacen a nuestra fe, pero hay una muy sugerente en la que María ayuda al joven discípulo a no decaer ante el dolor, la injusticia, la incomprensión y la oscuridad propia del vivir. También los jóvenes se encargarán de dar a conocer la carta pastoral que les he escrito para alentarlos a tomar en serio esta gracia que el Señor les concede. En ella va también el texto del decreto episcopal y la fórmula del credo niceno-constantinonapolitano que recitaremos este año.
A ustedes, queridos jóvenes, les confío la misión de evangelizar con esta cruz, que los signará de por vida, en todas las parroquias de nuestra diócesis… Lleguen con ella a los lugares más deshumanizados, para que se derrame la misericordia divina liberando, promoviendo y sanando a tantos que gimen bajo el peso de sus pecados, ignorancia, desesperación, falta de amor y marginación. Introduzcan en los ámbitos educativos esta llave que abre todas las puertas que llevan a la libertad, la verdad, la justicia, la fraternidad, la unidad, el amor, la fidelidad, la honestidad, la vida plena, la capacidad de renuncia, la laboriosidad, la ciudadanía, la cordialidad, la reconciliación, el perdón y la paz.
Como les digo en la carta, ayuden a tantos papás y mamás para que encuentren el modo cómo tratar con los hijos adolescentes y jóvenes; explíquenles, con paciencia y cordialidad, los modos de vivir, divertirse, compartir, vestir y comunicarse que tienen los chicos y chicas de hoy, a fin de que la transmisión de valores arraigue en lo profundo de las personas.
Por último, deposito en el corazón de cada uno de ustedes, en especial de los que viven en esta ciudad de San Fernando, la realización del ‘Congreso Misionero Nacional’ que se llevará a cabo aquí entre el 17 y el 19 de agosto de 2013. Seremos los anfitriones de este importantísimo evento que nos ayudará a poner más entusiasmo en la ‘Misión diocesana permanente’. Tendremos que abrir no sólo nuestros corazones, sino nuestras casas para albergar a unos mil congresistas, en quienes debemos ver al mismo Jesús que viene trayéndonos un mensaje de salvación, fruto de la acogida cordial. Desde ya pueden ir comunicando en sus respectivas parroquias cuántas personas podrían recibir en sus hogares, así se va organizando con tiempo.
Ahora los invito a que fijemos nuestra mirada en María y le digamos ‘Madre nuestra, infunde en cada uno de nosotros aquel amor que ardía en tu corazón por tu amado Hijo… Si bien estamos cubiertos de miserias, admiramos en ti el misterio de tu pura y limpia concepción.
Por eso, deseamos ardientemente que, por este misterio, purifiques nuestro corazón para amar a Dios con todo nuestro ser; nuestras mentes para elevarnos hasta Él, contemplarlo, adorarlo y servirlo en espíritu y en verdad; nuestros cuerpos para que sean sagrarios menos indignos de recibirlo cuando se digne venir a nosotros en la Santa Comunión’”, finalizó el obispo diocesano.