En domicilios particulares e instituciones

A pesar de la inseguridad, este verano se contrata menos vigilancia privada

La demanda comenzó a disminuir desde diciembre. Las empresas no necesitan personal y muchos se quedaron sin empleo.
sábado, 12 de enero de 2013 00:00
sábado, 12 de enero de 2013 00:00

La situación económica es la principal causa por la que empleados de seguridad privada se encuentran sin tarea, ante la escasa demanda de vigilancia en domicilios particulares. A diferencia del verano pasado, los particulares e instituciones adoptan otros métodos por los costos que significa tener un guardia apostado en cada domicilio. Esto lleva a la quiebra a empresas de vigilancia locales que se conformaron ante los incontables requerimientos que hoy están desapareciendo.
Mediante un relevamiento en cinco empresas de seguridad privada, se pudo conocer que la demanda por vigilancia disminuyó desde diciembre, y marcadamente el mes en curso. Lo preocupante es que más de 150 personas que cumplen funciones de vigilador en diversas empresas quedaron sin funciones y por ende sin empleo, hasta tanto surja demanda.
De este modo, desde la empresa de seguridad Del Valle informaron que a la fecha la demanda de particulares que solían contratar a vigiladores para el mes de enero es nula. “No tenemos demanda de particulares como el año pasado, todo se basa en consultas, lo único que tenemos son algunas escuelas, desde donde nos contrataron ante las vacaciones de los empleados de cooperativa que tienen, pero de ahí en más no hemos tenido pedido”, indicaron.
Fermín Bulacios, a cargo de la empresa Segunor explicó que, “se ha disminuido la demanda y no tenemos objetivos particulares como el año pasado, esto sucede por el aumento del valor hora, tanto del vigilador como la hora de vigilancia, esto está encarecido, muchos consultan pero muy pocos contratan”.
Ante la situación, detalló que en su caso 40 personas están sin trabajar ante la falta de objetivos. “Los únicos vigiladores que trabajan son aquellos que se les paga muy poco dinero y sin estar en blanco, pero quienes estamos en regla, no ganamos contrataciones”, remarcó.
Mediante el relevamiento en las empresas se supo que los precios para contar con un vigilador se incrementaron, a tal punto que por hora de vigilancia se debe abonar 45 pesos. Mientras un sueldo de un vigilador, de acuerdo a la nueva escala salarial 2013, asciende a $5.200, según el Sindicato de Seguridad Privada de la República Argentina.
En este orden, desde la empresa Colts S.R.L, Juan Ortega aseguró que tuvo un leve incremento gracias a la confianza de clientes desde hace siete años, pero lamentó que este verano los objetivos disminuyeron, además de perder varios objetivos luego de concursos de precios.
En este sentido, los conocedores en la temática informaron que actualmente la práctica de muchos, ante lo caro que es contar con una empresa que brinda seguridad, es tomar personas sin capacitación ni experiencia, pagándoles a éstos la suma de 50 a 80 pesos la noche por cumplir el servicio de seguridad particular.
Esta práctica es cada vez más recurrente en quienes se ausentan de sus domicilios y carecen de sistema de seguridad electrónica como de recursos necesarios para contratar a un empleado registrado en una empresa privada.

Tendencia

Tal como lo publicó El Esquiú.com, la tendencia en el país ante la constante inseguridad con la que convivimos, es la instalación de “cercos eléctricos” alrededor de las viviendas, y también modernos sistemas de alarmas electrónicas.
En cuanto al cerco eléctrico, es considerado el mejor sistema de seguridad perimetral que existe actualmente en el mercado y el más promocionado en internet. Aseguran que es totalmente efectivo a la hora de persuadir a un delincuente, ya que actúa como una barrera psicológica al momento de un ilícito. Los cercos eléctricos son sistemas “no letales” de seguridad, porque la corriente que pasa por sus alambrados no es continua, pero sí de bajo amperaje.
De igual modo un reciente informe a nivel nacional da cuenta que los sistemas de monitoreo de alarmas están penetrando a ritmo constante en los hogares argentinos. Y sólo en cuatro años se duplicó la cantidad de estos dispositivos, según datos de la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación (CAESI). La tendencia está a la vista: los carteles en los frentes que anuncian que el lugar está protegido, son ya moneda corriente en todo el país.

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