En horas del mediodía de ayer, se vivieron momentos de extrema tensión en un barrio del norte de la ciudad, cuando personal de la Policía Judicial se hizo presente en el lugar para notificar a los usurpadores del plazo de veinticuatro horas para abandonar el lugar. La situación se volvió tensa cuando las familias que se encuentran ocupando las casas advirtieron la presencia de personal de Infantería y creyeron que serían desalojadas del lugar.
La gente se organizó y se acercó a dialogar con la policía con la intención de tomar conocimiento de los motivos a los que se debía su presencia en el lugar, a lo que éstos respondieron que se encontraban allí para acompañar al personal que realizaría la toma de conocimiento y la recopilación de los datos de quienes se encuentran en cada una de las viviendas.
Algunos integrantes de las familias que hace diecinueve días se encuentran viviendo en el lugar reaccionaron ante la presencia de los efectivos de control y decidieron subir junto a sus hijos a uno de los techos de las viviendas para evitar el accionar de la policía.
Allí estuvieron por un largo tiempo hasta que se les comunicó que no se procedería efectivamente al desalojo en el momento, sino que solamente llevaban a cabo las notificaciones, que ninguno de las personas rubricó.
Entre quienes manifestaron su indignación e impotencia ante la inminente exclusión del lugar, algunas mujeres se angustiaron por la decisión de la Justicia y expresaron: “Sabemos que esto no es nuestro, pero hace siete años que no hacen nada con los terrenos ni con las viviendas; cómo será que ni se molestaron en terminar lo poco que les falta. Ahora que nosotros venimos a vivir, quieren quitarnos, como si fueran a hacer algo”.
Mientras se realizaban las notificaciones, algunas mujeres demostraron su impotencia ante la situación con llanto y reproches por la medida impulsada desde la Justicia.
El pasado viernes, un grupo de personas en representación de la totalidad de las familias que tomaron las viviendas del barrio se movilizó frente a Casa de Gobierno solicitando ser atendidas por la gobernadora o algún funcionario que pudiera escuchar su pedido. Permanecieron durante varias horas interrumpiendo el tránsito vehicular sin lograr ser recibidas.
Luego del aviso de desalojo, los ocupantes se reunieron y analizaron la manera en que llevarían adelante su reclamo, ya que buscan que “alguien del gobierno nos diga algo”. “Nadie nos escucha. Por eso es que vamos a buscar que de alguna manera alguien nos diga algo, tenemos pensado algunas cosas para conseguirlo”, subrayaron.

Testimonios

En diálogo con El Esquiú.com, las mujeres que realizan la toma de las viviendas hicieron mención a las medidas que planifican efectuar para ser escuchados por las autoridades gubernamentales con el objetivo de ser escuchados y que se arribe a una solución a su requerimiento.
Al respecto, María, una de las voceras de las familias, señaló: “Esto es muy injusto porque nosotros no le estamos haciendo mal a nadie. Al contrario, estamos buscando de manera tranquila estar en lugar con un techo para nuestros hijos. No sé cómo pero voy a ir hasta las últimas consecuencias con esto”.
Por su parte, Daiana aseguró que su presencia en el lugar se debe a que “no tenemos una casa para vivir; yo ya estuve en la casa de mi mamá, después en lo de mi suegra, pero somos muchos y no entramos. Tampoco tenemos trabajo ni dinero para comprar un terreno y construir, está todo muy difícil”.
En el mismo sentido, las mujeres mencionaron: “La mayoría de las que estamos acá tenemos la Asignación Universal por Hijo, pero nuestros maridos trabajan haciendo changas. Pero más allá de eso, estamos dispuestos a pagar por estas casas y también terminarlas para poder vivir en un lugar como la gente”.
Asimismo, Soledad dijo: “No nos vamos a ir de acá, si nos llegan a sacar, nos vamos a ir a instalar en la plaza con colchones y con nuestros hijos porque realmente no tenemos un lugar donde ir a estar con ellos. Es por eso que ocupamos las viviendas”.