Córdoba
El que se pierda, deberá pagar el rescate
Habrá que registrarse y firmar una declaración deslindando responsabilidades al Estado.A dos años de haberse aprobado la ley que creó en Córdoba el Registro Provincial de Visitantes de Zonas de Riesgo, está a punto de aparecer la reglamentación con la que se hará finalmente aplicable en la práctica.
Básicamente, la ley establece que para acceder a un sitio turístico o recreativo natural que se considere de riesgo (por extravíos) toda persona debe registrarse en una planilla y firmar una declaración jurada con respuestas sobre su salud y deslindando responsabilidades del Estado en caso de extravío. Así, asume que se hará cargo del costo de eventuales operativos de búsqueda.
Por ahora sólo se aplicará en los tres cerros que registran más excursionistas: Champaquí, Uritorco y Los Gigantes.
La reglamentación terminó de ser redactada por las áreas provinciales de Ambiente y Turismo. Desde Fiscalía de Estado, donde es revisado el texto, confirmaron a este diario que resta su publicación en el Boletín Oficial, prevista para febrero, para que entre en vigencia. La administración provincial está en receso durante enero.
Entre las precisiones que faltan aparece el modo en que la Provincia calculará y facturará el gasto por búsquedas.
Además, la Provincia debe resolver cómo dispone de personal, durante todo el año, para hacer esos controles.
Para algunos conocedores de las sierras cordobesas, el esquema será complejo de aplicar y no asegurará que no haya extravíos ni accidentes. Para otros, es al menos un paso para que el Estado no esté ausente. Hasta ahora, la demora en aplicar la ley parecía explicarse en que requería un nuevo gasto público con la designación de personal.
Marcelo Pagano, coordinador de Turismo Alternativo de la Agencia Córdoba Turismo, anticipó que la reglamentación establece la creación de puestos de control en esos tres cerros. “Es posible que en el futuro se agreguen otros puntos, por ahora no previstos”, señaló.
“Del personal para los puestos se hace cargo el área de Ambiente”, dijo.
La idea es que en los accesos a esos tres cerros haya personal cada día, haciendo firmar la declaración jurada a cada excursionista. Los puestos de control podrán impedir además el acceso en ciertos horarios (que no garanticen el regreso antes de que anochezca) o en jornadas con neblinas o con pronósticos de tormentas.
Un punto complejo será la imposibilidad práctica de evitar que haya ingresantes que burlen los controles.
La ley no exige que para ascender cerros se deba contratar a guías. “Había un tema de legalidad, por el derecho a la libre circulación”, acotó Pagano.
Se estima que en los cerros Uritorco y Los Gigantes, donde sus dueños cobran entrada, se firmarían convenios para que sean ellos mismos los que hagan firmar esa declaración jurada (de hecho, en ambos ya llevan sus propios registros). Para el Champaquí, la Provincia debería nombrar personal.
El proyecto se aprobó en 2010, tras la muerte de una mujer de 64 años. por hipotermia, en el Champaquí. Subió en auto por Los Linderos y se extravió en medio de una tormenta.
Entre los lugareños de Los Gigantes y el Champaquí, que son los más habituales colaboradores en casos de extravíos de turistas, hay quienes se muestran a favor del registro y otros que dudan de su efectividad.
Sandra Pedernera. Vive en la base de Los Gigantes y opina que “ficharlos sirve, porque es fácil darse cuenta cada día si alguno no volvió”. Pero admitió la dificultad que se da con los que entran por sitios no controlados. Para eso apuntó que “sería bueno reforzar los senderos con cartelería”.
Nelio Escalante. Tiene albergues en Villa Alpina, para los ascensos al Champaquí. Plantea que la utilidad del registro es relativa. “Que alguien se anote no garantiza para nada que no se pierda o no se accidente”, apuntó. Sugirió como más útil que se disponga una buena señalización, que no afecte el paisaje. “Con eso, ya no se perdería casi nadie”, dijo.
Marcelo Pagano. El coordinador de Turismo Alternativo de la Agencia Córdoba Turismo, dudó de la eficacia de la cartelería en las alturas: “Con neblina, que es cuando más riesgo hay de perderse arriba, muchos carteles no se verían”, argumentó. “Como complemento podría considerarse, pero Ambiente debería evaluar su impacto visual”, dijo.
Hoy. Actualmente, ningún sendero para ascender estos cerros está señalizado, salvo precarias marcas hechas por los propios viajeros.