Desde su cuenta de Twiiter, el Papa apoyó a los miles de manifestantes convocados en Washington a 40 años del primer fallo judicial que legalizó el aborto en Estados Unidos. “Me uno a todos los que se manifiestan por la vida y ruego para que los políticos protejan al no nacido y promuevan la cultura de la vida”, sostuvo el papa Benedicto XVI en @Pontifex_es.
Miles de jóvenes y adultos colmaron el National Mall de Washington, en Estados Unidos, para protestar por la vigencia del aborto en el país y pedir, a través de decenas de expositores que tomaron el micrófono, la derogación de la decisión que hace 40 años permitió, de hecho, la despenalización de esta práctica.

Por las redes sociales

Los convocados, movidos por las redes sociales o bien por grupos parroquiales, llegaron en multitud a la capital del país a pesar de las temperaturas bajo cero que se registraron y la nieve que cubría las veredas.
“Estamos creciendo en gente joven. Lo veo delante de mí cada día”, expresó Jeanne Monahan, presidenta de fundación Marcha por la Vida.
Como uno de los más fervientes políticos propulsores de la causa, el congresista Chris Smith, miembro de la Cámara de Representantes por el Estado de New Jersey, ganó los aplausos de la multitud luego de pasar por el escenario central. “Cuarenta años atrás, la Suprema Corte de Justicia marcaba un infame, imprudente e inhumano abandono a la mujer y a los bebés en manos de los abortistas”, dijo Smith. “Sabe el señor Presidente –continuó el congresista- que jamás renunciaremos”. Tras sus palabras los manifestantes tomaron la avenida Constitution en dirección a las oficinas del Máximo Tribunal de Justicia del país, ubicado en el Capitol Hill, paseo que une los principales edificios públicos.

Misa por la vida

Antes de encaminarse hacia el palacio de la Corte Suprema, miles de católicos estadounidenses participaron de una misa en el Verizon Center de la ciudad de Washington. Allí, la arquidiócesis de Washington preparó una celebración eucarística, en la que confluyeron seminaristas, sacerdotes, religiosas y fieles laicos.
La Eucaristía fue presidida por monseñor Kevin Farrel, obispo de Dallas, acompañado por los cardenales Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Sean O’Malley, de Boston; Donald Wuerl, de Washington; Francis George, de Chicago y Daniel DiNardo, de Galveston-Houston. Como concelebrante estuvo también el nuncio apostólico en los Estados Unidos, monseñor Carlo María Vigano. En la homilía, el cardenal O’Malley adelantó que un nuevo ataque contra el valor de la vida humana se está generando con las propuestas de legislación sobre la eutanasia y el suicidio asistido, y relató que días atrás dos mellizos belgas de 45 años murieron tras recibir inyecciones letales, a las que acudieron luego de conocer que estaban desarrollando un glaucoma.
O’Malley se refirió también a los “signos de esperanza y bondad” que miles realizan a diario a través del país con la colaboración desinteresada en centros para el embarazo.

Jóvenes concientes

“Hemos vagado en el desierto durante 40 años, pero nos hacemos más cercanos a la Tierra Prometida –dijo O’Malley-. "Los estadounidenses más jóvenes están cada vez más contra el aborto que en otros tiempos, y mientras la sociedad se ha hecho más liberal en muchos aspectos, ellos han conservado su posición respecto del aborto”.
“Pero el gobierno no parece querer escuchar”, deslizó el purpurado, quien lamentó que mucha gente aún vea al aborto como “un mal necesario”. Además, interpretó que la situación actual requiere más educación acerca de los impactos del aborto en la mujer, cambiar las actitudes frente a la adopción y preocuparse por las mujeres en crisis.

Cambiar el corazón

“Debemos trabajar duro para abolir el fallo Roe vs. Wade, pero más duro debemos trabajar por cambiar el corazón de la gente y ayudar a los ciudadanos a comprender que el aborto es malo e innecesario”, manifestó el prelado, quien fue ovacionado por la multitud.