“Hace una semana que estamos acá, ya sentimos que estas casas son nuestras”

martes, 8 de enero de 2013 00:00
martes, 8 de enero de 2013 00:00

A una semana de haber usurpado las viviendas del barrio ubicado en la avenida Choya frente al barrio Los periodistas, las familias de a poco se han ido acomodando en las instalaciones que arbitrariamente han decidido que serán sus espacios, ante la necesidad de contar con las comodidades básicas y de poseer el sentido de pertenencia de una casa, pero el futuro próximo es incierto y eso los intriga.
Que hasta el momento no se haya realizado una acción concreta ante la decisión de ocupar los espacios, lleva a que los ocupantes por un lado reconozcan que “cada vez lo sentimos como más nuestra, como que de a poco nos vamos acomodando” y por el otro sepan que “en cualquier momento pueden venir a sacarnos como sea”.
Desde el primer día que arribaron al barrio hasta ayer, hay marcadas diferencias de la posición del lugar, los integrantes de las familias han limpiado la zona para estar más seguros, ya que aseguran que “hay muchos bichos de todo tipo y había una suciedad de la que te imagines”.
Las mujeres de los grupos familiares, que son quienes se encuentran al frente de la toma, y mantienen firme la decisión de quedarse en el lugar y resistir a “lo que sea” para permanecer, han llevado al lugar mobiliario para que sus hijos puedan descansar, en las viviendas ya hay camas y colchones, garrafas, sillas y utensilios para poder efectuar prácticas diarias necesarias para lograr satisfacer las necesidades básicas de los niños sobretodo, quienes tienen la prioridad.

La primera semana

Las mujeres reconocen que los primeros días algunas de ellas se iban a dormir al lugar donde permanecen por el momento, y eran los hombres quienes realizaban las “guardias”, pero desde el fin de semana han decidido en conjunto, las cincuenta familias que se han apostado en las construcciones sin finalizar, que iban a continuar la “lucha” y afrontar las situaciones que posiblemente puedan suceder.
En relación a la experiencia vivida en el transcurso de esos siete días, María comenta que “estamos esperando que alguien nos diga algo, que nos digan que nos podemos quedar o que nos adjudiquen una vivienda en otro lado, ya que nosotros no nos vamos a ir hasta que nos aseguren que tenemos un lugar donde ir. Estamos más fuertes y unidos con el paso de los días”.
Las mujeres se encuentran en el lugar junto a sus hijos, en varios casos son más de dos los menores por cada una de las familias, coinciden que han decidido llevar en primer lugar “las cosas que ellos necesitan, después de a poco fuimos trayendo lo que nosotros los grandes precisamos. Cada vez estamos más acomodados y con la esperanza de tener un lugar donde poder estar con los chicos, porque es una de las cosas que nos lleva a hacer esto, necesitamos darles seguridad”.
Un factor común entre las familias que llevan adelante la toma es la incertidumbre de no saber lo que pueda llegar a suceder, tampoco el momento y por parte de quien pueden llegar las decisiones. En relación a ello, Edith contó que “estamos decididos a hacer lo que sea para quedarnos y lograr lo que nos propusimos. No entiendo por qué nos quieren sacar de acá, si hace más de seis años que estas casas están sin ocupar, se ve que a nadie le interesaba, ahora que nosotros vinimos ya todos quieren hacer cosas, es totalmente injusto”.
En diálogo con El Esquiú.com, las mujeres comentaron que en el transcurso de estos días la permanencia en las viviendas no fue del todo fácil, ya que debieron pasar jornadas de calor, lluvia y viento, la falta de culminación de las obras complicó la estadía de las familias con las variaciones de temperatura. También debieron desinfectar las construcciones por la cantidad de alacranes que encontraron y el peligro que representa para los niños.
Las personas que ocupan las viviendas explicaron a este diario que ya realizaron una conexión de agua, que si bien es precaria satisface a las cincuenta familias, “solamente nos falta la luz porque a la noche se complica”, expresaron.

“La única manera”

Si bien la toma de las casas en construcción es una acción que la ley prohíbe y que las mujeres conocen, la mayoría de ellas en diálogo con este diario reconocen que “es la única manera que encontramos para que alguien nos dé una solución, ya estamos cansados de peregrinar por todos lados pidiendo, cuando estamos dispuestos a pagar una cuota por una casa que sea nuestra”.
De esta manera, las mujeres se escudan tras la “única” manera de lograr el deseo de una vivienda.
 

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