Jóvenes de Andalgalá y Belén se instruyeron en temas ambientales relacionados con la minería

Inspectores ambientales, una experiencia positiva para el control minero

La idea es implementar este mecanismo en otros departamentos de la provincia, replicando una iniciativa exitosa.
domingo, 10 de febrero de 2013 00:00
domingo, 10 de febrero de 2013 00:00

La Secretaría de Minería a través de convenios de cooperación académica y científica firmados con los IES (Institutos de Estudios Superiores) de las ciudades de Belén y Andalgalá, seleccionó los mejores promedios de la Tecnicatura en Gestión y Evaluación de Ambiente para capacitarlos como “inspectores ambientales”. Estos jóvenes, a través de becas laborales, fueron incorporados en el área de Gestión y Control Ambiental Minero, en sus respectivas localidades.
La iniciativa surgió en el marco del Programa de Supervisión Participativa que inició la Dirección de Gestión Ambiental Minera (DiPGAM), con el propósito de “comunicar a la sociedad las acciones de control y fiscalización que realiza el organismo contralor en el marco de Ley Ambiental Minera”.
Las experiencias resultaron positivas, sobre todo para los futuros técnicos que ya iniciaron su carrera profesional en los Centros de Control.
“Ingresamos con un conocimiento básico, no sabíamos bien el manejo de temas mineros y recibimos capacitación en distintos temas, que nos permitió obtener más información para poder hablar con la sociedad y contarles qué hacemos. Cumplimos la función de informar sobre todos los procesos de la minería y recibir la opinión de la gente”, comentó Aldana Galván, quien es estudiante de la tecnicatura en Gestión y Evaluación del Ambiente del IES de Andalgalá y trabaja en el Centro de Control Minero de dicha ciudad.
A su vez, los chicos desarrollan –desde el Centro- programas sociales de inserción en la comunidad, como competencias deportivas para adquirir insumos para el hospital andalgalense, como un modo de acercar la minería a la gente.
“Cuando comenzamos a trabajar en el Centro de Control no teníamos mucha concurrencia, pero a medida que fueron pasando los meses, la gente se fue interiorizando sobre qué hacíamos, para qué estamos acá y para este año creemos que lo mejor que podemos hacer son proyectos donde la sociedad participe. Me gustaría que la gente se abra a las posibilidades de las charlas, más allá de su ideología, que tenga la voluntad de aceptar información de la minería, que se sumen, porque yo cuando ingresé no sabía mucho, no tenía ninguna postura y ahora sé cosas que antes no sabía. Estaría buenísimo que participen de charlas y capacitaciones”, señaló Aldana.
Los futuros técnicos de Medio Ambiente ya tuvieron la posibilidad de participar de un control de la calidad de agua en el emprendimiento Bajo la Alumbrera, en el marco de las capacitaciones realizadas desde la Secretaría de Minería.
“El último módulo del curso de capacitación se hizo en La Toma, junto a chicos del Centro de Control de Belén. Ahí estuvimos en calidad de auditores externos y tuvimos la oportunidad de auditar todo lo que los técnicos hacían, como la toma de muestras de agua. Participamos más de 80 personas y se pudo comprobar que siguen el procedimiento indicado. Vimos que los profesionales cumplen al pie de la letra el etiquetado de los envases, la toma del caudal de la muestra de agua, y la verdad que la experiencia fue muy grata”, relató Ana Vivanco, también estudiante andalgalense.
“Tuvimos una experiencia muy interesante en la cuenca del río Vis Vis y otra en Alumbrera, donde pudimos ver que es un trabajo muy duro y sacrificado. En el Campo del Arenal hacía 46 grados y todos sacaban muestras en un pozo de 100 metros con una cuchara. Se encuentran expuestos a insolaciones, enfermedades”, aportó Martín Palacios, otro de los jóvenes becados por el organismo oficial minero.

La convivencia con sectores disidentes

Para estos jóvenes que trabajan en el Centro de Control Minero, el inicio de su vida profesional no fue fácil. Tuvieron que soportar agravios e insultos de aquellos que no están de acuerdo con la minería, pero lejos de amedrentarse continuaron capacitándose e informando sobre los alcances de la actividad.
“Desde el punto de vista social, fue una responsabilidad muy grande asumir el Centro de Control Ambiental, para divulgar todo lo que se hace desde la Secretaría”, aseguró Ángel Sebastián Almada, quien ya es técnico Superior en Gestión y Evaluación del Medio Ambiente, y es el responsable del Centro de Control Minero. “Se hizo muy difícil, muy cuesta arriba al haber una sociedad muy disgregada. Pero se puso el hombro para llevar a cabo la difusión”, agregó. Almada admitió que en un comienzo, “la relación con una parte de la sociedad no fue tan buena. Me refiero a los que no están de acuerdo con la minería, nosotros sabíamos a lo que nos enfrentábamos, pero también intuíamos que podíamos ganar el respeto capacitándonos y brindando información. Debíamos salir a la calle a divulgar este proyecto, y de esa forma fuimos ganando la confianza de la gente, más allá de los fundamentalismos y los problemas que tuvimos”.
En este sentido, el joven técnico entiende que “el mayor impacto negativo no lo genera la minería, sino gente que inculca cierta ideología a la comunidad y eso es mucho más contaminante. Pero la sociedad debe salir y exigir a los gobiernos que a través de la minería se pueda tener empleo. Hay mucha gente que quiere la actividad y que confía en tener trabajo”.

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