El Papa Francisco dio una catequesis a los periodistas

Y les dijo que eligió el nombre del santo de Asís por sus tres grandes opciones.
sábado, 16 de marzo de 2013 00:00
sábado, 16 de marzo de 2013 00:00

El Santo Padre Francisco ayer recibió en audiencia, en el Aula Pablo VI del Vaticano, a los representantes de los medios de comunicación que cubrieron el cónclave y su elección como Papa.
Inicialmente habló el arzobispo Claudio María Celli, presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales y luego el Papa habló así a los periodistas.

Queridos amigos:

Soy feliz porque me encuentro en este inicio de mi ministerio en la Sede de Pedro con todos ustedes que han trabajado aquí en este momento tan intenso, que comenzó con el sorprendente anuncio de mi venerado predecesor, el Papa Benedicto XVI el 11 de febrero. Saludo muy cordialmente a cada uno de ustedes.
El papel de los medios de comunicación ha ido creciendo en los últimos tiempos, tanto es así que se han convertido en esenciales para contar al mundo los acontecimientos de la historia contemporánea. Y por eso quiero darles las gracias por su calificado servicio y además han trabajado mucho, mucho! en los últimos días en los que los ojos del mundo católico y no sólo católico estaban puestos en la Ciudad Eterna, que era el punto central, la tumba de San Pedro. En las últimas semanas, han tenido ocasiones de hablar de la Santa Sede, la Iglesia, sus ritos y tradiciones, de su fe y, en particular, del papel del Papa y su ministerio.

Perspectiva justa

Un agradecimiento especialmente sentido va a aquellos que han sido capaces de observar y presentar estos acontecimientos de la historia de la Iglesia, teniendo en cuenta la perspectiva justa con la que deben ser leídos, que es la perspectiva de la fe. Los acontecimientos de la historia casi siempre requieren una lectura compleja, que también pueden incluir la dimensión de la fe. Los acontecimientos eclesiales son ciertamente más complicado que los políticos o económicos! Ellos tienen una característica en particular: responden a una lógica que no es principalmente, por así decirlo, la mundanidad, y por esta razón no es fácil de interpretar y comunicar a un público amplio y variado. La Iglesia, de hecho, aunque sin duda es también una institución humana, histórica, con todo lo que conlleva, no tiene un carácter político, sino esencialmente espiritual: es el Pueblo de Dios, el pueblo santo de Dios, que camina al encuentro con Jesucristo. Sólo poniéndose en esta perspectiva se puede comprender bien lo que la Iglesia Católica hace.
Cristo es el Pastor de la Iglesia, pero su Presencia en la historia pasa a través de la libertad de los hombres: uno de ellos es elegido para servir como su Vicario, el Sucesor del apóstol Pedro, pero Cristo es el centro, no el Sucesor de Pedro. Cristo es el centro. Cristo es la referencia clave, el corazón de la Iglesia. Sin Él, Pedro y la Iglesia no existirían ni tendrían razón de ser. Como ha dicho en varias ocasiones Benedicto XVI, Cristo está presente y conduce a su Iglesia. En todo lo que pasó el protagonista es, en último análisis, el Espíritu Santo. Él ha inspirado la decisión de Benedicto XVI de renunciar por el bien de la Iglesia en oración y Él ha inspirado a los cardenales en la elección.
(...)
Por lo tanto, les renuevo el agradecimiento sincero a los esfuerzos de estos días particularmente difíciles, pero también quiero invitarlos a conocer más y más la verdadera naturaleza de la Iglesia y también su camino en el mundo, con sus virtudes y sus pecados, y a conocer las motivaciones espirituales que la guían, que es como hay que comprenderla.
Tengan la seguridad de que la Iglesia, por su parte, reserva una gran atención al precioso trabajo de ustedes; tienen la capacidad de reunir y expresar las expectativas y necesidades de nuestro tiempo y proporcionar los elementos para una lectura de la realidad. (...)

Elección del nombre

Algunos no sabían por qué el Obispo de Roma quiso llamarse Francisco. Algunos pensaban que por Francisco Javier, Francisco de Sales, hasta Francisco de Asís. Les contaré la historia. En la elección, yo estaba junto al arzobispo emérito de São Paulo, también prefecto emérito de la Congregación para el Clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran amigo! Cuando la cosa se estaba poniendo un poco ‘peligrosa’, él me alentaba. Y cuando los votos fueron hasta dos tercios y habían empezado a aplaudir porque ya había sido elegido el Papa y él me abrazó, me besó y me dijo: “No te olvides de los pobres”. Y esa palabra me entró aquí (señalándose): los pobres, los pobres. Luego, inmediatamente, en relación con los pobres pensé en Francisco de Asís. Y así nació el nombre en mi corazón: Francisco de Asís, el hombre de la pobreza, el hombre de la paz. Es para mí el hombre de la pobreza, el hombre de paz, un hombre que ama y cuida lo Creado, y en este tiempo en el que tenemos una relación no tan buena con lo Creado ¿verdad? Y esto nos da un espíritu de paz. ¡Oh, cómo me gustaría una Iglesia de los pobres y para los pobres! Después de eso, algunos han hecho varias bromas. ‘Pero, te deberías llamar Adrián, porque Adriano VI fue el reformador y debes hacer reformas...”. Y otro dijo: “No, no, tu nombre debe ser Clemente.’ ‘Pero ¿por qué?’. ‘Clemente XV: así tomas represalias en contra de Clemente XIV que suprimió la Compañía de Jesús’. Son bromas...
Los amo tanto. Gracias por todo lo que han hecho. Y pienso en el trabajo de ustedes: deseo que trabajen con calma y con fruto, y que aprendan más sobre el Evangelio de Jesucristo y la realidad de la Iglesia. Los encomiendo a la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Estrella de la Evangelización. Y les deseo lo mejor a ustedes y a sus familias, a cada una de sus familias. Y les imparto de corazón a todos ustedes la bendición. Gracias.

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