Mons. Urbanc celebró los seis años de su llegada la Diócesis de Catamarca

lunes, 25 de marzo de 2013 00:00
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El 24 de marzo, coincidentemente con el Domingo de Ramos, el Obispo Diocesano de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, celebró los seis años de su llegada a Catamarca como Obispo Coadjutor, acompañando en el pastoreo de la diócesis al entonces Obispo Titular, Mons. Elmer Miani. Lo hizo durante la Santa Misa, que presidió a las 21.00, a los pies de la Virgen del Valle, en el Altar Mayor del Santuario y Catedral Basílica.

Al recordar este feliz acontecimiento en su vida de consagrado, Mons. Urbanc pidió a los fieles que “recen por su Obispo, ya que el 24 de marzo de 2007 llegué como Obispo Coadjutor a esta querida tierra de la Virgen del Valle, es decir, que ya han pasado seis años de nuestro caminar juntos, anunciando y celebrando la fe, robusteciendo la esperanza, viviendo en la caridad y pidiendo perdón al Señor por nuestras infidelidades, faltas de compromiso, tibiezas y mezquindades”.

Al referirse al Domingo de Ramos, dijo: “Hoy celebramos la inédita entrada de Jesús en Jerusalén, pero no para recibir los privilegios de los reyes de la tierra sino para ser azotado, ultrajado, agraviado y condenado a ignominiosa muerte. Los textos bíblicos nos han presentado con realismo el crimen más abominable que cometió la humanidad contra su Creador. Jamás se ha obrado con mayor arbitrariedad contra alguien que en el caso de Jesús de Nazaret, encarnación del Hijo del Dios Vivo. Jesucristo cargó con amor el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, y lo lavó con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios”.

“El Papa Francisco decía esta mañana: ‘Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la Humanidad! Guerras, violencia, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, de poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación… las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda la creación... Jesús en la cruz siente todo el peso del mal y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección, con Cristo todos podemos vencer el mal que hay en nosotros y en el mundo’”, expresó, enfatizando que “los cristianos no nos podemos permitir el desánimo o dejarnos abatir por la tristeza en las circunstancias más desesperantes o difíciles, cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables”.

A los jóvenes

Teniendo en cuenta que en Catamarca transitamos el Año Diocesano de la Juventud, el Obispo estimó oportuno apuntar las consideraciones del Santo Padre sobre los jóvenes, comentando que “desde hace 28 años, el Domingo de Ramos es también una Jornada de la Juventud en Roma. Por eso, el tercer punto de la homilía del Papa fue para los jóvenes a quienes les dijo: ‘Queridos amigos, también yo me pongo en camino con ustedes, sobre las huellas del beato Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora estamos ya cerca de la próxima etapa de esta gran peregrinación de la cruz de Cristo. La llevan para decir a todos que, en la cruz, Jesús ha derribado el muro de la enemistad, que separa a los hombres y a los pueblos, y ha traído la reconciliación y la paz. Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro. Les doy cita en aquella gran ciudad de Brasil. Prepárense bien, sobre todo espiritualmente en sus comunidades, para que este encuentro sea un signo de fe para el mundo entero... Los jóvenes deben decir al mundo entero que es bueno seguir a Jesús, que es bueno caminar junto Jesús, que es bueno el mensaje de Jesús, que es bueno salir de uno mismo e ir a los confines del mundo y de la existencia para llevar a Jesús. Tres palabras: alegría, cruz y juventud”.

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