En su primer Vía Crucis, Francisco rezó por la paz en Medio Oriente

La puntual llegada del pontífice hizo que por primera vez en la noche el murmullo se conviritera en ovación. Video.
sábado, 30 de marzo de 2013 00:00
sábado, 30 de marzo de 2013 00:00

Miles de católicos de todos los puntos del planeta se reunieron en la explanada del Coliseo Romano para participar del tradicional Via Crucis, con la particularidad de que este fue el primero celebrado bajo el pontificado del papa Francisco.

Horas antes del comienzo, muchos fieles se acercaron al imponente Coliseo para conseguir una ubicación que les permitiera observar con mayor comodidad el estrado donde se ubicaría el Santo Padre, que fue colocado especialmente sobre el monte Palatino, una de las colinas que se levantan alrededor de ese sitio histórico (galería de imágenes).

La puntual llegada del pontifice hizo que por primera vez en la noche el murmullo se conviritera en ovación, para después dar paso a un total silencio durante la rememoración de la vía dolorosa (ver "La identidad sacerdotal está en crisis").

Al anunciarse la primera estación -en la que se recuerda el juicio de Poncio Pilato a Jesús- un grupo de 50 religiosas de la orden que fundara la Madre Teresa se arrodilló y mantuvo esa posición durante todo el relato.

Mientras tanto, en otra de las colinas adyacentes al Coliseo se desplegaba una de las tantas banderas argentinas, esta de importantes dimensiones.

"La llegada del nuevo Papa servirá para el acercamiento de muchos jóvenes a la Iglesia", dijo a Télam una pareja de rosarinos, que interrmpió por unos momentos el rezo.

Por su parte, muchos de los italianos presentes dijeron estar "entusiamados" con el perfil del nuevo sucesor de Pedro, destacando los gestos de humildad y sencillez de Francisco.

Mientras tanto, en un grupo de 100 seminaristas latinoamericanos, dos jóvenes novicios comentaron el "honor" que significa tener un Pontifice del Sur.

La celebración tuvo su clímax cuando para concluir el Vía Crucis, Francisco se dirigió a los fieles.

"La cruz de Cristo es una palabra de amor", dijo el Papa en su breve mensaje que aun así conmovió e hizo llorar a los fieles.

Finalmente el Papa dio la bendición y los aplausos y los cánticos volvieron a ganar la escena, en lo que los medios italianos y del mundo coincidieron en llamar como "el segundo baño de multitudes del Papa".

Medio Oriente. Francisco encomió la "amistad de tantos hermanos musulmanes" durante la procesión.

Este año, los pensamientos leídos en la ceremonia fueron compuestos por jóvenes feligreses del Líbano. Muchas de las oraciones mencionaron el sufrimiento de los cristianos en el Medio Oriente e incluyeron llamados a terminar con el "fundamentalismo violento", el terrorismo y las "guerras y la violencia que en nuestros días devastan países en el Medio Oriente".

El papa Francisco, quien hace apenas unas semanas comenzó su pontificado, decidió, en cambio, enfatizar las relaciones positivas de los cristianos con los musulmanes en la región.

Pasión de Cristo. Con un llamado a derribar "los residuos ceremoniales y las controversias del pasado" y volver a la "sencillez de los orígenes", el papa Francisco presidió este viernes en la Basílica de San Pedro la celebración de la Pasión del Señor y la adoración de la Cruz, actos litúrgicos centrales del Viernes Santo.

En silencio y revestido con una casulla de color rojo que representa a la sangre del martirio, el Papa realizó el gesto de la postración frente al altar central de la basílica para luego dar inicio a la celebración que incluyó la liturgia de la palabra y la adoración de la Cruz.

La homilía estuvo a cargo del Predicador de la Casa Pontificia, el franciscano Raniero Cantalamessa -como es habitual en muchas ceremonias vaticanas-, quien remarcó la necesidad de recuperar el impulso evangelizador de la Iglesia y tuvo un enérgico llamado a desterrar "las burocracias, los residuos ceremoniales y controversias del pasado".

Llamado a evangelizar. En su predicación, Cantalamessa utilizó un texto del escritor checo Franz Kafka para ilustrar los impedimentos que surgen en el seno de la iglesia a la hora de evangelizar.

"Tenemos que hacer todo lo posible para que la Iglesia nunca se parezca a aquel castillo complicado y sombrío descripto por Kafka, y el mensaje pueda salir de él tan libre y feliz como cuando comenzó su carrera", aseveró.

"Sabemos cuáles son los impedimentos que puedan retener al mensajero: los muros divisorios, como aquellas que separan a las distintas iglesias cristianas entre sí, la excesiva burocracia, los residuos ceremoniales y controversias del pasado, aunque se han convertido ya en escombros", destacó el encargado de la predicación.

También comparó a la iglesia con "alguno de esos viejos edificios", que "a través de los siglos, para adaptarse a las necesidades del momento, se les llena de divisiones", pero llega un momento en que "son un obstáculo", y por eso dijo que "se debe tener el coraje de derribarlos" y volver a la "sencillez de sus orígenes".

"Esa fue la misión que recibió un día un hombre que estaba orando ante el crucifijo de San Damián: `Ve, Francisco, y repara mi Iglesia`", concluyó Cantalamessa en referencia al Santo de Asís, inspirador del nombre que lleva el sumo pontífice y agregó: "Se abre para la iglesia un tiempo nuevo, lleno de esperanza".

Por la solemnidad de la ocasión, las oraciones, la lectura de la pasión y el salmo fueron proclamadas en latín, mientras que la primera lectura fue en italiano y la segunda se hizo en español.

Fuente: La Voz, Mundo

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