La televisión bengalí conmocionó al mundo con la noticia del rescate con vida de Reshma, una de las obreras de los talleres textiles que funcionaban en el edificio que se derrumbó el 24 de abril en Dacca, Bangladesh.

En medio del dolor continuo que provoca entre los parientes de los desaparecidos la búsqueda del cuerpo de sus seres queridos a medida que los cadáveres son rescatados entre los escombros, ocurrió el milagro.

Los obreros estaban a punto de quebrar, con sus grúas, la última losa para llegar a la que era la planta baja del edificio cuando hicieron un momento de silencio. Fue entonces que un leve quejido los puso en alerta. Eran las 15:15.

Enseguida confirmaron que había alguien con vida y comenzaron a trabajar a toda prisa con la esperanza renovada de salvar una vida 17 días después de producida la tragedia.

Demoraron una hora y diez minutos en llegar hasta el lugar donde había quedado la mujer, consiguieron darle de beber un poco de agua y darle de comer unas galletas. Le preguntaron su nombre. Un hilo de voz les respondió: "Reshma".

Poco después, en medio de la conmoción general, la camilla la llevó a la superficie y fue trasladada, a través de miles de manos de rescatistas tan curiosos como emocionados, hasta la ambulancia en la que fue trasladada a un hospital.

Autoridades aseguraron que, considerando las cirscunstancias, su salud es buena y apenas si tiene heridas visibles. Aún no se sabe si pudo sobrevivir sin agua o si tuvo la posibilidad de alimentarse de alguna manera. En todo caso, acaba de comenzar su segunda vida.