El grito de furia en Brasil: "Un profesor vale más que Neymar"

Es una de las manifestaciones de las protestas que estallaron en todas las regiones durante la Copa Confederaciones.
martes, 18 de junio de 2013 00:00
martes, 18 de junio de 2013 00:00

Las manifestaciones que comenzaron la semana pasada en San Pablo contra el reajuste de las tarifas de transporte público se extendieron a todo Brasil. Pero el punto más fuerte es que el mensaje se hizo mucho más abarcativo. "Un profesor vale más que Neymar", fue uno de los gritos de furia del pueblo, que reclama por mayor inversión en servicios públicos y menor al Mundial de Brasil y la Copa Confederaciones, torneo que sirve como antecedente de la gran cita y que se juega en estas semanas. Hoy, las protestas llegaron al sexto día y parecen lejos de calmarse.

"La voz de la calle debe escucharse", dijo Dilma Rousseff, luego de que el movimiento alcanzara su punto culminante anoche, cuando las manifestaciones convocadas a través de las redes sociales movilizaron a al menos 250.000 personas de norte a sur del país, e incluyeron invasiones del Congreso Nacional, en Brasilia, y de la Asamblea Legislativa de Río.

Rousseff elogió en un discurso las manifestaciones: "Brasil amaneció hoy más fuerte. La grandeza de las manifestaciones de ayer comprueban la energía de nuestra democracia, la fuerza de la voz de la calle y el civismo de nuestra población". Fueron las primeras reacciones "orgánicas" a un movimiento que empezó en la semana anterior al inicio del torneo, con protestas en Sao Paulo contra un aumento en los precios de los pasajes de autobús.

Se imaginó que se trataba de un incidente aislado y local. Luego, en la víspera de la apertura de la Copa Confederaciones, se iniciaron en Brasilia protestas en contra de los millonarios gastos de dinero público para organizar la cita y el Mundial de 2014. "Es una minoría", aseveraron las autoridades.

Pero los abucheos a la presidenta, Dilma Rousseff, por parte los 60.000 hinchas que asistieron al debut de la selección brasileña en Brasilia, el sábado, dejaron en claro que algo andaba mal.Hoy, la furia de la gente parece incontenible.

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