El repudio contra las drogas, el reclamo de más fuentes de trabajo que dignifiquen especialmente al pobre, el respeto por las leyes, el derecho a una educación de calidad, la defensa a la educación religiosa, el bien común y la fraternidad social fueron los ejes de la homilía del arzobispo de Salta, Mario Cargnello, en la celebración de la Fiesta del Milagro.

"En nombre del dolor de tu tata, del sufrimiento de tu madre luchá para salir", pidió con énfasis Cargnello a aquellos que están perdidos en las adicciones. "Al que vende: No podés comer sobre el cadáver de jóvenes que se nos mueren. A los que trafican paren la mano. No podemos construir un mundo de gente que se arrastra por un vicio maldito", señaló.

Monseñor Cargnello también aseveró que "desde el compromiso cristiano no podemos utilizar a los pobres al servicio de intereses personales o políticos (aplausos). Buscamos recrear el espíritu de laboriosidad basado en una fuerte conciencia de la dignidad del trabajo". En otra parte del sermón, la cabeza de la Iglesia Católica de Salta, haciendo hincapié en el compromiso de los que gobiernan, señaló: "Que la sociedad reconozca y premie al que trabaja y no al que especula, engaña o roba. Esta nuestra tierra bendita reclama el trabajo". Sobre el reclamo de una educación de calidad, el arzobispo salteño dijo: Es una tarea que sostiene el presente y asegura el futuro de nuestros niños y jóvenes".

Miles de fieles en la procesión

Un río de hombres, mujeres y niños caminaban por las calles del centro de la ciudad movidos por una fe que los iguala. Algunos más devotos de la Virgen, otros del Señor del Milagro, caminaban pidiendo o agradeciendo los favores recibidos.
La procesión comenzó pasadas las 15.30.

La multitud agitaba banderas y pañuelos para recibir primero a la Cruz Primitiva, que marcaba el camino de la procesión. Según informaron desde la Policía de la Provincia, asistieron unos 850 mil fieles.


Detrás de la Cruz, iba la Virgen de las Lágrimas.

Alrededor de las 16, la sirena de El Tribuno anunció la salida de la Virgen del Milagro, coronada con cinco mil claveles blancos. Y a las 16.30, el Señor del Milagro salió a saludar a su pueblo, con una corona de cuatro mil claveles rojos.

Miles de familias, con rosarios en las manos caminaban por la avenida Belgrano y luego por Sarmiento rumbo al monumento 20 de Febrero.
Muchos feligreses llevaban las imágenes de los patronos de Salta, más grandes o más chicas, las réplicas tenían sus altares con coronas de flores.

Todos rezaban uno a uno los avemarías del rosario que se repetía por los altavoces.
En las casas por donde pasaba la procesión había banderas papales y en algunas, colgaban de las ventanas fotografías de los patronos. La gente se asomaba a los balcones y arrojaba flores. Luego de la homilía de monseñor Mario Cargnello, en el monumento 20 de Febrero, se emprendió el regreso.

En la Plaza

Un grupo de personas esperó en la plaza el regreso de las imágenes, mirando lo que sucedía por las pantallas gigantes ubicadas a los costados de la Catedral. Era el momento de despedirse de los patronos de Salta hasta el próximo año. A las 19.50 la sirena de El Tribuno volvió a sonar, esta vez para despedir a la Virgen del Milagro. Cinco minutos después la sirena anunciaba la despedida del Señor del Milagro.

Pétalos de flores caían mientras feligreses cargaban sobre sus hombros los más de mil kilos que pesa cada imagen. Pasó así, un año más en el que los salteños renovaron su Pacto de Fe.

La seguridad

Más de cuatro mil efectivos de la Policía de la Provincia custodiaron la seguridad. El Ejército e Infantería también estuvieron presentes. El Samec tenía 6 puestos fijos en distintos puntos del centro y 22 ambulancias. Un total de 456 personas trabajaron cuidando la salud de los fieles. Atendieron en la jornada de ayer unas 1.135 personas. “La principal causa de consulta fue la hipertensión, hipotensión y lipotimia. La mayoría fue producto de emociones fuertes y no por enfermedades preexistentes”, dijo Mario Palacios, director del Samec.