Un presunto milagro pone a Esquiú a un paso de ser beato

Un tribunal eclesiástico estudiará una curación inexplicable para la ciencia ocurrida en Tucumán. Para ser santo se necesita otro milagro.
jueves, 7 de diciembre de 2017 08:28
jueves, 7 de diciembre de 2017 08:28

Tucumán vuelve a ser cuna de un presunto milagro. Es el tercero, después del intercedido por la venerable Madre Camila Rolón, fundadora de las Hermanas Josefinas, el año pasado; y del que beatificó a la Madre Catalina de María Rodríguez, fundadora de las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús. Esta vez el intercesor es un fraile catamarqueño que ya goza de la veneración popular en Argentina, fray Mamerto Esquiú. El milagro que se le atribuye es la curación de una persona de manera extraordinaria, es decir, sin explicación científica. De ser aprobado por el Papa, Esquiú será declarado beato. Luego tendrá que aparecer otro milagro para ser considerado santo.

El hecho sucedió hace más de dos años en Tucumán, pero se mantuvo en secreto para no despertar expectativas. Se recabaron las pruebas médicas y se determinó que podía ser incorporado a la causa de beatificación iniciada en 1946. Ayer la Iglesia de Tucumán nombró y tomó juramento a un tribunal que estudiará el caso y determinará si se trató de un milagro. Forman parte del tribunal el arzobispo, monseñor Carlos Sánchez, el padre Marcelo Lorca Albornoz, rector del Seminario Mayor y delegado episcopal, fray Oreste Mateo Krupsky OFM, promotor de Justicia; el doctor Guillermo Recúpero, profesor de Infectología de la Facultad de Medicina de la UNT, como perito médico; y el padre Julio Javier Suárez y Aldo Fabián Sánchez, notarios. El vicepostulador de la causa es el franciscano fray Marcelo Méndez.

La ceremonia se inició con una oración de invocación al Espíritu Santo, a la que accedió LA GACETA aunque sólo en parte, porque hubo un momento en que tuvo carácter privado. Se rezó el Credo completo y luego el padre canciller, Darío Monteros, leyó el decreto de conformación del tribunal. A continuación el arzobispo tomó juramento a las personas que integrarán ese grupo y él también puso su mano sobre la Biblia, prometiendo actuar siempre con la verdad, con prudencia y silencio mientras dure la investigación.

Fuente: La Gaceta

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