La manzana franciscana en tiempos de Esquiú

A través de una nueva página sobre la vida y obra del Venerable Fray Mamerto Esquiú, el profesor Mario Daniel Vera nos cuenta cómo era la manzana franciscana en la época del fraile.
domingo, 11 de noviembre de 2018 00:08
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En el acto de fundación de la ciudad de San Fernando del Valle, el 5 de julio de 1683, estaba presente Fray Jacinto de Valladares y el fundador, Fernando de Mendoza, le asigna a la Orden Franciscana una manzana completa en la nueva ciudad. Además de este solar, les dio derecho permanente de agua del río del Tala. Esto nos demuestra el enorme respeto que el rey español y el fundador de la ciudad tenían por los franciscanos y también la gran presencia e importancia que tuvieron los frailes en toda América, en nuestro país y en nuestra provincia. Serán los franciscanos los que formarán moral e intelectualmente a varias generaciones de catamarqueños.
¿El Padre Esquiú conoció al actual templo franciscano de Catamarca? ¿Cuál fue el plan de estudios que siguió el niño Mamerto Esquiú en el colegio franciscano? ¿Cómo era el convento mientras él estuvo cursando sus estudios y cuando fue su fraile más destacado? ¿Quiénes fueron sus docentes y sus compañeros desde 1834, año en que llega desde su Piedra Blanca natal, hasta 1862, año en que decide trasladarse al país boliviano?

Convento franciscano de Catamarca 
La obra de construcción del convento parece haber comenzado en 1683, el mismo año de la fundación, y en 1689 el convento de Catamarca fue elevado a la categoría de Guardianía. Fray Gaspar Flores fue uno de los fundadores del convento de Catamarca (Pablo Reartes. Memoria de los Hermanos que nos precedieron. Necrología Franciscana. Castañeda, Buenos Aires, 2016, pág. 359). Con fecha 25 de setiembre de 1745, el Ministro Provincial de la Orden, Fray Pedro Colmenero transformó el convento de observante en recoleta. La recoleta significa que se implanta la vida común, hay mayor clausura, mayor disciplina y obediencia. Cambiada la orientación del convento franciscano, fue designado como primer Guardián de la Recoleta de Catamarca Fray Félix de Insaurralde, quien vino de Buenos Aires acompañado de cuatro padres recoletos. Desde este momento el progreso del convento se acentúa visiblemente: se funda el noviciado y la obra del templo avanza rápidamente (Félix Avellaneda. Actuación de la Orden Franciscana. Catamarca, 1910, págs. 172).

El templo franciscano
El primer templo fue levantado en 1695 y luego abandonado por sus grandes deterioros. El segundo templo se comenzó a construir en 1885 bajo la supervisión de Luís Giorgi, un fraile escultor, ebanista y arquitecto que llegó a Catamarca en 1877 con el propósito de diseñar y supervisar la obra. El templo franciscano, siempre bajo el patrocinio de San Pedro de Alcántara, se inauguró oficialmente el 4 de octubre de 1891 celebrándose una misa oficiada por monseñor Rafael D’Amico, vicario foráneo de Catamarca. Recién en 1895 se terminó la construcción de la torre. (Félix Avellaneda, pág. 187). 

Colegio de San Francisco 
Un 25 de mayo de 1740 se creó el Colegio Franciscano que se inició como escuela de primeras letras, con talleres de herrería, carpintería, zapatería y albañilería.  Esta escuela fue por muchos años el único establecimiento de enseñanza gratuito existente en la ciudad de San Fernando del Valle. Posteriormente, se abre el nivel superior de gramática y retórica, lo cual convierte a la Escuela Franciscana en un importante centro de estudios para los jóvenes de las provincias del norte. 

Plan de Estudios
De los apuntes de don Severo Soria, que concurriera como alumno a la Escuela del Convento, en la segunda  década  del siglo XIX, se extrae el plan de estudios que imperaba en la época: Primer paso: cartillas, palotes, oraciones más comunes a Dios y a la Virgen. Segundo paso: catón cristiano, iniciación en las operaciones elementales en la aritmética, confección de planes de escritura y arte de ayudar a misa. Tercer paso: lectura corriente en libros, operaciones fundamentales de la aritmética, lectura de manuscritos (cartas de familias que llevaban los alumnos), Catecismo de Doctrina Cristiana y Gramática Latina (Félix Avellaneda, pág. 196). 
Los estudios secundarios estaban reducidos a profundizar la Gramática Latina, traducción de los clásicos, Filosofía Escolástica y Teología Dogmática. El curso de Filosofía  comprendía  tres años  y se  enseñaba  Filosofía  - Lógica, Metafísica, Ética y Física- Geografía, Historia Universal, Matemáticas y Retórica. En el curso de Teología, que comprendía tres años, se enseñaba Teología Dogmática, Teología Moral, Derecho Canónico e Historia de la Iglesia. En ambos cursos se tenía lo que se llamaba “mensuales”, “sabatinas” y ejercicios de Oratoria Sagrada y Profana.
Descripción del convento
Félix Avellaneda en su libro denominado “Actuación de la Orden Franciscana en la Civilización del Antiguo Tucumán y especialmente en Catamarca”, nos dice: 
“El convento de San Francisco ocupa una cuadrada en la segunda al norte de la plaza. Sus edificios son de material. Tiene hoy catorce celdas con sus pequeños patios en el cuadro principal circuido de galerías, un jardín de naranjos, moreras y duraznos en el centro. Las celdas del lado norte tienen sus pequeños patios cubiertos de vid encatrada sobre una acequia de agua corriente. El costado sud lo ocupa hoy la iglesia…en ese mismo lado se ha colocado la biblioteca del convento que puede llamarse pública: es franqueada a todos bajo la inspección del bibliotecario, posee como setecientos libros, varios de ellos manuscritos. 
Al lado norte del cuadro principal continúa el noviciado… contiene una capilla, un jardín de flores y árboles en el centro y un parral de vid en el fondo o patio interior… Desde la esquina de este rumbo hacia el oeste están las espaciosas y cómodas aulas de Latinidad, Filosofía, Teología y escuela de primeras letras. Los departamentos interiores de refectorio, cocina y despensa con dos celdas para legos, depósito de mieses y caballeriza ocupando media cuadra todo lo edificado y la otra media cuadra el huerto, hortaliza, estanque de baño y una pileta para la cocina” (Félix Avellaneda, págs. 45 y 46). 

Maestros y compañeros

Desde su Piedra Blanca natal, llegó a fines de 1834 y permaneció en el convento franciscano de Catamarca hasta el mes de marzo de 1862, cuando emprende su viaje a Tarija. A continuación, mencionaremos los nombres de los frailes que fueron docentes y compañeros del Padre Esquiú en el Colegio de San Francisco y en el Convento de San Francisco de Catamarca. 

José Salvador María de la Reta, Abraham Argañaraz, Arcángel Barrionuevo, Elías del Carmen Romero, Gregorio Argonioza, Wenceslao Achával, Eulogio Pesado, Elías Díaz, Julián Díaz, Buenaventura Ponce, Juan José de Archeverroa, Cristóbal P. García, Natalio Alejandro Córdoba, Rizerio Hidalgo, Miguel Ferreyra, Gerardo Molina, Pedro Gómez, Crisanto Barrionuevo, Antonio Araoz, Lucas Barrionuevo, Juan Ignacio Aragón, Crisanto Nereo Barrionuevo, Silvestre Ordaz, Juan Fernández, Cristóbal Gavica, Ramón de Quintana, León Pajón de la Zarza, Ramón Rosa Vera, Victoriano Toloza, Inocencio Castillo, Andrónico Salado, Amancio Villagrán, Bernardino Orellana, José Inocencio Pucheta, Juan Bautista Fernández, Romualdo Moreno, Francisco Javier Machado, Benjamín Achával, José de los Dolores Tula, Juan Bautista Reinoso, Juan Bautista Muro, Buenaventura Rizo Patrón, Roque Pereyra, Francisco Barrionuevo, Nicanor Cano, Ángel Díaz y Miguel Enrique Marcó. 
 

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Comentarios

11/11/2018 | 12:08
#149006
en ese patio, jugábamos en el recreo del colegio quintana. no se en que año se dejo de usar como aulas primarias

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