Al servicio de la Madre y los peregrinos

domingo, 9 de diciembre de 2018 00:07
domingo, 9 de diciembre de 2018 00:07

Informe: Adriana Romero

La profunda devoción a la Virgen Morenita, hallada hace cuatro centurias en la gruta de Choya, moviliza no sólo a miles de peregrinos que confluyen en su santuario, sino también los corazones de cientos de voluntarios que ofrecen su tiempo, sus capacidades y lo que tienen para servir. Son muchas las manos que se entrelazan para cubrir las múltiples tareas durante las festividades.

En este espacio conoceremos, a través del testimonio de referentes, a dos de estos grupos: los Servidores Marianos, con una tradición de 30 años; y los Comunicadores de María, de reciente formación, con seis años de labor y en progresivo crecimiento. Ellos están en contacto directo con los peregrinos, acercando un vaso con agua, curando las heridas de sus pies, dándoles la bienvenida con gestos que son una caricia para el alma. 

Vilma Arévalo coordina el área de Sanidad de los Servidores Marianos. Es Licenciada en Enfermería y capacita a los chicos en primeros auxilios. Nos cuenta acerca del grupo, que integra desde hace 14 años, y cómo influyó en su vocación profesional.
Sobre los orígenes del Movimiento, relata que “se forma hace 30 años, aproximadamente, en una reunión de jóvenes del NOA, donde vieron la necesidad de ayudar a la gente que venía desde lejos dándoles comida, agua y lo que necesitaran. Era un grupo grande, se hicieron varias reuniones hasta que el grupo quedó estable y pasó a llamarse Servidores Marianos de Catamarca. Después la Iglesia nos asume y nos da un lugar dentro del Santuario donde tenemos nuestra sede. Al principio era un solo grupo y después se fue dividiendo en áreas”.

Y continúa: “Son cinco grandes áreas donde las principales fueron Sanidad, encargada de dar agua y brindar primeros auxilios; Guías, destinada a guiar a los peregrinos y a la gente que transita el templo durante todo el año; otra es Actos Masivos, la cual se dedica a la ornamentación, la preparación de las calles y a la vuelta de la plaza con gallardetes, banderas, carteles, durante las festividades marianas; el área de Espiritualidad, constituida por el sacerdote y un grupo de jóvenes, encargados de armar los encuentros y la preparación del espíritu mariano; y los Juniors, que son los más pequeños, van trabajando con nosotros, acompañados de un mayor, pero se los va introduciendo en el camino, ellos eligen el área donde quieren participar cuando sean más grandes”.

Actualmente, estables, son más de 50 chicos, número que se triplica durante las festividades de abril y diciembre. “Vienen todos aquellos que alguna vez pasaron por el movimiento a colaborar. Llegamos a sobrepasar los 150, el día de la procesión, se suman los jóvenes de otros movimientos”, señala la responsable de Sanidad.

Asimismo, comenta que “nos reunimos durante todo el año, preparándonos para las festividades, pero tenemos distintos eventos en la Catedral, aparte se organizan misiones pequeñas en el interior, festejamos el Día del Niño en distintos lugares. Siempre con el espíritu de servicio, y lo fuerte es abril y diciembre, empezamos a hacer difusión para conseguir jóvenes que se sumen a colaborarnos; la tarea es gratis y por ahí se hace medio complicada, ya que los jóvenes tienen sus horarios de estudio, de trabajo”.

Sobre la espiritualidad mariana que los caracteriza, cuenta que “con el sacerdote o nosotros mismos organizamos encuentros, convivencias combinando lo espiritual con lo recreativo”.

La joven describe la labor de las áreas indicando que “a partir de la Bajada de la Virgen tenemos un trabajo arduo, comenzamos a cubrir las misas que se celebran por la mañana y por la tarde, en las cuales el área de Sanidad se encarga de dar agua y estar alerta por si pasa algún evento, contamos con una ambulancia del SAME en el Paseo de la Fe, que no es estable, sino que circula muchas veces”. Esto hace que “tengamos que preparar a los chicos en primeros auxilios para asistir hasta que llega la emergencia, si alguien se desmaya, se corta o sufre algún evento”.

Además, “tenemos una base de primeros auxilios que está ubicada a lado de los baños de la Catedral, que es nuestra sala de primeros auxilios. Los primeros días nos abocamos a las misas nada más, pero a partir del día 6, cuando llega la mayor cantidad de gente, empezamos a ver a los peregrinos lastimados”. 

También la acción de los Servidores Marianos se extiende a “las escuelas que se abren en el centro destinadas al hospedaje de los peregrinos, con turnos rotativos las 24 horas, donde quedamos fijos, uno de Sanidad y otro de Guías, cubriendo en conjunto con un policía y la gente del Movimiento Familiar Cristiano, que son los mayores que ayudan en la limpieza y otras tareas en las escuelas, para cuidar las instalaciones”.

Además de cubrir el templo y las escuelas, la responsable de Sanidad señala que “estos últimos años hemos estado yendo a la ruta a colaborar con agua, algo que no lo hacíamos antes, porque era difícil conseguir quien te lleve, quien te ayude a trasladar las cosas”. 

“Los Guías son los que se encargan de los carteles indicadores en las misas, de ayudar a los sacerdotes y laicos que van a dar la Comunión, y colaboramos con las ofrendas acomodando los elementos porque en esta época siempre llevan muchas cosas para atender a los peregrinos”, manifiesta.

“En la procesión estamos todos. Guías se encarga de hacer el cordón en conjunto con la Policía y demás fuerzas de seguridad de la Virgen, y Sanidad circula con camillas dentro de la procesión por algún evento que pueda suceder y estamos estratégicamente organizados con el SAME para saber hacia dónde derivamos”.

La joven dice que “me gustaría generar interés en los jóvenes por conocer el Movimiento, que se acerquen a  vivir esa experiencia. También los adultos, porque hoy tenemos un área de Adultos, porque llega un momento en que no damos abasto”. 
“Los más chicos van algunas horitas por la mañana y otros por la tarde; los que coordinamos, los últimos tres días nos instalamos prácticamente ahí, estamos cubriendo las escuelas y no te podés alejar mucho, si sucede algo te están llamando”, comenta.

La provisión de los elementos de primeros auxilios se hace a través de donaciones. “Generalmente son cosas del botiquín, vendas, pervinox, agua oxigenada, algodón, alcohol, las que más se usan. Ahora nos hacen falta tensiómetros y termómetros”, apunta Vilma, agregando que “nos manejamos con la plata que generamos nosotros mismos”. 

“Tenemos la misión de comunicar y acoger a los hermanos que llegan a honrar a la Virgen”

María Rosa Carrizo es la iniciadora y coordinadora general del grupo Comunicadores de María,  nacido hace 6 años, como un servicio dentro de la Acción Católica. Es docente jubilada, oriunda de Belén, desde donde partió hacia Chubut en busca de mejores horizontes laborales. De regreso a Catamarca hace siete años asumió este compromiso ante la Virgen Morenita para servir a los hermanos peregrinos. Ella nos cuenta algo de su historia y del trabajo de jóvenes y adultos que integran este espacio.

“Tenemos la misión de comunicar y acoger a quienes llegan a honrar a la Virgen. Sabemos que la comunicación es todo, porque comunicamos a través de la expresión, de los gestos, simplemente entregando un recordatorio ya estamos comunicando”, afirma. 

Respecto de la organización, explica que “estamos distribuidos por coordinaciones porque el grupo es muy amplio, cuando vienen de las parroquias y los colegios se amplía más. Nos separamos por servicios, que se van agregando, como el agua bendita. Veíamos que los peregrinos hacían grandes colas tomando mucho sol y estamos haciendo campañas de botellitas que etiquetamos”.

“En la parte de la comunicación tenemos una radio abierta, que se llama Radio Morenita, el nombre lo eligieron los chicos en honor a Nuestra Madre. Antes trabajaban los chicos y ahora queremos incluir a los profesionales que nos ayuden y enseñen”, cuenta.

En este punto, María Rosa entrelaza relatos de su profesión docente, que hoy le ayuda a llevar adelante esta tarea junto a jóvenes y adultos. “Soy nacida acá, pero el transcurso de mi carrera y mi vida fue en Chubut. Me inicié como docente en el interior de esta provincia y después, ante la falta de estabilidad laboral, decidí irme a Chubut donde estuve cinco años como docente, luego pude ascender a la dirección por un concurso. Me jubilé como directora en la escuela Nº 202, donde dejé un taller muy grande de Inclusión Educativa, al que asistían chicos con adicciones. También teníamos un taller de comunicación”.
“Desde hace siete años estoy jubilada. Volví a mis tierras por mi familia, mis padres aún viven. En Chubut hice muchas amistades, porque estuve varios años”. dice.

Con relación a qué la movilizó para impulsar este grupo, cuenta que “vine con muchas expectativas porque el Señor me dio ese don de la creatividad. Llegué un día a la Catedral donde el padre dijo que hacía falta algo dinámico, comunicativo, y levanté la mano. Yo trabajé con los chicos y los maestros en la radio, tenía esa alma, pero mis padres me pudieron ofrecer ser docente. Recuerdo que cuando iba a visitar las aulas llevaba la filmadora, filmaba los trabajos que hacían los chicos y cuando hacíamos la evaluación les mostraba a los docentes lo positivo”.

 

Devota de la Virgen

“Siempre fui devota de la Virgen y ahora más, cuando tuve mis últimas dos operaciones, el amor a María creció más en mi corazón”, confiesa María Rosa, muy emocionada. Y continúa su relato: “Estuve varios días en terapia intensiva y le decía a Ella que si era su proyecto intercediera ante Dios, porque eran dos operaciones muy delicadas, más las ocho que tenía, en total diez operaciones, y no sabían si mi corazón iba a resistir porque está operado también”. 

“En el sanatorio me encontré con un doctor muy devoto de María, y me preguntó de dónde venía. Le dije que era catamarqueña. ‘Ah, de las tierras de la Virgen del Valle’, me dijo y me pidió que le cante la copla de la Virgen del Valle, intenté cantarle un poquito y él siguió cantando, porque me emocioné mucho. Cuando me iba a visitar en terapia me decía: ‘Catamarqueña, vamos que la Virgen del Valle ya te levanta’. Los doctores le dijeron a mi familia que fue un milagro que no tocó la pleura del pulmón. Era justo para las fiestas marianas y yo recordaba en terapia a los chicos, ellos me mandaban saludos y eso me dio muchas fuerzas para superar esos 20 días de internación”.

La docente retirada confía que su experiencia en estos seis años “es muy positiva, me encanta esta  tarea, siento que la Madre me ha premiado y me ha elegido para esto, por ahí me quiero bajonear un poquito por mi salud, pero pienso en la Madre y doy un paso más adelante. La Madre hizo grandes cosas conmigo al devolverme la vida, y mi gratitud es para Ella”. 

“Influyó mucho en mi vocación”

Para Vilma, servir al peregrino “es algo que te motiva muchísimo”. A tal punto lo vivió ella, que definió su profesión de enfermera: “Influyó mucho en mi vocación de servicio, que hoy en día desempeño. Cuando inicié era una actividad que hacía aparte del colegio y de todas las cosas que uno hace cuando es joven, pero siempre me gustó ayudar a alguien y no esperar nada a cambio. Veo al peregrino como a mi propio hermano, mi propia familia. Empecé mis capacitaciones en primeros auxilios, me fue gustando y eso es lo que me llevó después a estudiar enfermería”.
“Llevo 14 años con este servicio y más allá del trabajo, siempre te das el tiempo para estar, algo que lo seguís haciendo porque te gusta, porque lo sentís. A veces la gente no comprende y dice que vamos a perder el tiempo, y no es así. En mi trabajo organizo los días, me recargo antes para poder estar a pleno porque hay que dedicarle tiempo”.

 

“El servicio debe ser responsable y alegre”

Cristian Quinteros trabaja en una cooperativa a la mañana y a la tarde estudia música en el ISAC.  Se integró a los Comunicadores de María, como integrante de la Acción Católica.
“Como grupo nuevo fuimos encontrando el camino. A medida que van pasando los años se van aumentando los servicios de los Comunicadores. Cuando recién empezamos no teníamos mapas impresos para orientar a los peregrinos, era todo verbal, ahora ya contamos con un mapita para indicarles dónde pueden acampar y otros servicios”. 
El joven afirma que vive el servicio a la Virgen “con responsabilidad y sobre todo con alegría, si no tenés alegría en el servicio que prestás no tiene sentido. Digo alegría en el sentido del buen trato, del compañerismo hacia los demás”. Y resalta que “este año vinieron muchos chicos de la universidad, eso está bueno porque vamos creciendo, no queda sólo en las escuelas sino que ampliamos un poco más”.
La relación con los peregrinos “es linda, nos acercamos más a ellos. A veces te cuentan experiencias que son fuertes. Una vez un santiagueño me comentó que venía a darle gracias a la Virgen porque se accidentó en una carrera de motos y según los médicos no iba a caminar más porque tenía varias fracturas en la cadera. Le pidió a la Virgen y volvió a caminar. Ves la fuerte devoción que tienen los peregrinos hacia la Nuestra Madre, por algo vienen caminando, en sillas de ruedas, de distintas formas se acercan a darle gracias a la Virgen y a pedirle también”.

Encuestas y algo más

Como parte de la tarea, los Comunicadores de María “hacemos encuestas, en diciembre del año pasado llegamos a cerca de 600, que tienen que ser tabuladas. Es lo que más les gusta a los chicos porque tienen la posibilidad de conversar con los peregrinos, quienes cuentan sus historias. Hay muchos chicos que vienen emocionados, algunos graban testimonios”.

Un lindo gesto para los visitantes es la entrega de “certificados a los que tienen de 25 años para arriba peregrinando. No se imaginan la alegría que sienten, los hacemos subir, les sacamos fotos y les damos un regalito. El año pasado hicimos toallitas, ahora estamos confeccionando pañuelitos, bolsitos, sombreritos, es lo hacen los adultos. Nos tocó una señora que hacía 50 años que venía, lloraba cuando le entregamos el recuerdo relacionado con Nuestra Madre. Se van muy contentos”.
En la atención al peregrino se suman a tantos otros voluntarios, brindando gelatina y arroz con leche a la siesta y a la noche. Esa actividad integró a los adultos.

“Este año no trabajamos sólo en las fiestas marianas, había proyectado que trabajáramos también en la misión, salimos, hicimos una barrileteada en Banda de Varela; otra vez reunimos Rosarios para chicos que hacían la Primera Comunión en Fray Mamerto Esquiú, son actividades fuera de las fiestas marianas que convocan”, expresa.

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