La ciudad de Caravati

Informe: Adriana Romero.
domingo, 23 de septiembre de 2018 00:00

A casi dos siglos de su llegada a estas tierras, el genio del arquitecto italiano Luis Caravati sigue vivo en las obras que plasmó con maestría, dejando su impronta indeleble en la ciudad de San Fernando del Valle. No pocos estudiosos dedicaron su afán a realzar el valor patrimonial de este hombre de fuerte espíritu emprendedor, quien diseñó los  principales edificios y espacios públicos, que le dan identidad a la principal ciudad de los catamarqueños.

Siempre hay un motivo, una ocasión para valorar y compartir la herencia de Caravati. La coyuntura significada en la presentación de los videos impulsados con buen tino por el arquitecto Basilio Bomczuk, nos permite discurrir en el legado de este hombre visionario.

Su admiración por este arquitecto del 1800 y su interés para que su obra y su figura lleguen a las nuevas generaciones, lo motivaron a participar de la convocatoria del Fondo Nacional de las Artes para las Becas del Bicentenario 2016, a la que logró acceder El propósito es claro, “que la gente joven tome contacto con este arquitecto que construye la ciudad de Catamarca, y reconozca su labor a mediados del siglo XIX, para hacer de la misma una ciudad sustentable hasta nuestros días”.

De esta perspectiva, se logró confeccionar “seis micros audiovisuales, con una duración de tres minutos cada uno, para ser subidos en la web presentando al arquitecto Luis Caravati, con sus edificios relevantes, diseñados y construidos por él, que aportaron a la imagen urbana de la ciudad de Catamarca una identidad de alto valor patrimonial”, cuenta. 

Y describe que “son videos cortos, donde hay un guión e imágenes de antes y actuales para que la gente joven la reconozca y al caminar por la ciudad tome contacto con esta obra y reflexione sobre la importancia de contar con ese patrimonio”.

Han pasado siglos y su vigencia es indiscutible. “La presencia de Caravati es muy fuerte en Catamarca, porque él hizo la ciudad”, asevera nuestro entrevistado, y enfatiza que “Catamarca tiene la característica de ser una ciudad de autor, o sea Caravati hace la ciudad a partir de la serie de edificios que él fue proyectando y construyendo. Casi sin darse cuenta hizo un plan urbano ambiental con muchas características de sustentabilidad, que hoy la retomamos producto de los problemas que tenemos por el calentamiento global”.

Y amplía este concepto, indicando que “su arquitectura era netamente sustentable, cuando uno la ve, la analiza, observa esos patios que trabajaba, ese respeto por los corazones de manzana”, y se detiene en el detalle de “este espacio público tan importante como La Alameda, donde toma en cuenta el agua y hace ese estanque para que las acequias puedan trasladar el agua desde ese lugar”. 

Para Bomczuk, “Caravati está presente, especialmente en estos momentos de crisis de la humanidad en que vemos que se está produciendo una destrucción sistemática, por suerte tenemos a este hombre que ha hecho algo, una construcción simbólica que por suerte la tenemos y que ante situaciones complejas, complicadas, lo retomamos siempre”.

El arquitecto describe que “la imagen de la ciudad de Catamarca en los primeros años del siglo XX fue más armoniosa de lo que es hoy. Dicho esto, por la forma en que juzgan los vecinos las fotografías de aquella época, comparándolas con las de los primeros años del siglo XXI. Pero, aun así, en la actualidad, percibimos que nuestra ciudad tiene identidad”.

“Cuando el arquitecto italiano Luis Caravati llega a Catamarca, a mediados del siglo XIX, interpreta la cuadricula fundacional y a los originarios que vivieron en esta tierra. Descifra el sistema natural en el que la ciudad está inserta. Sin darse cuenta, pero con excelente criterio intuitivo, ‘hará que sus obras jueguen en el espacio’. Con su aporte, Catamarca llega a ser un modelo de ciudad, por la coherencia de su paisaje urbano en el contexto cultural de la época”, plantea.

Siguiendo su reseña, define que “Catamarca era la nada, era un páramo. La gente primero no vivía en Catamarca, vivía en Valle Viejo, hubo una orden real que obligó a  la gente a trasladarse a la ciudad. Pero cuando viene Octaviano Navarro con esta gente interesante de la política promueven situaciones de progreso. Caravati  llega a Catamarca, se vincula con la sociedad, se casa con una catamarqueña, arma su familia, entiende el medio natural y el medio cultural en el que estaba inserto, y comienza a construir. Él venía con una formación de Milán, se llama arquitectura italianizante, es un estilo neoclásico, pero eso pasa a un segundo plano, porque podría haber construido en cualquier estilo, pero siempre Caravati iba a dejar la huella de su mirada de entender el medio natural y cultural donde  tenía que construir esta arquitectura sustentable”.

A su llegada, “Caravati se encuentra con construcciones muy rudimentarias, muy básicas, heredadas de la colonia; se construían de esa forma, bajas y de techo a dos aguas. Entonces cuando empieza a hacer los edificios, la gente comienza a construir a la manera de Caravati. Era como estar a la moda o entender el espíritu de los tiempos que se estaban viviendo, que la arquitectura debía tener una fachada con las características de la obra que planteaba este arquitecto con otros que llegaron de Italia”. 

Desde su visión, “un signo de ‘modernidad’ de la época era trabajar este estilo, y por eso se ven muchas construcciones, fachadas neoclásicas italianizantes, detrás se ve la construcción colonial; como también había edificios que se los construía  de cero con este estilo neoclásico”.

Bomczuk considera que el arquitecto Luis Caravati fue el ejecutor de las obras arquitectónicas de más alto relieve del siglo XIX en Catamarca. Su reconocida idoneidad le permitió crear una verdadera escuela de alarifes y dar una fisonomía nueva a nuestra provincia con la influencia de los estilos Italianos.

“Él llega, comienza  a trabajar en La Alameda, ven el trabajo, le encargan la Casa de Gobierno, luego la Catedral Basílica, y se fue haciendo un hombre  respetado, porque aparte era una persona que construía  lo que proyectaba. Él crea una escuela, que yo llamo la Escuela de Caravati. Llegado de Italia a Catamarca en 1857, fue el verdadero responsable de la evolución edilicia de la ciudad. La impronta italianizante de Caravati se halla distribuida en distintos puntos de la ciudad”.

 

Tipología de su arquitectura

Edificios religiosos

La Iglesia Catedral es una obra de gran impacto. Cuando diseña el atrio, está expresando, con su materialización constructiva, que ningún edificio ubicado en el entorno puede competir con las alturas del edificio religioso más emblemático de la ciudad.
También se destacan el Seminario Diocesano, de azulejadas torres y amplios claustros; la Iglesia del Carmen, junto con el colegio homónimo, y la Iglesia de San Roque, en las afueras del casco histórico.

Edificios institucionales

La Casa de Gobierno, el Hospital San Juan Bautista y el Cementerio Municipal, se constituyen en edificios a escala institucional de carácter simbólico y que hoy en día poseen un gran valor patrimonial en la ciudad.
Edificios residenciales

Las viviendas proyectadas por Caravati van ocupando el tejido urbano. Sus patios recrean la tranquila vida de Las Chacras con sus largas siestas. La vida introspectiva está en los corazones de manzana. Allí hay vida privada. Son representativas la Casa de Octaviano Navarro (Casa de la Cultura), gobernador que impulsó varias de las obras de Caravati, y la vivienda diseñada por y para el mismo arquitecto, con particular ordenamiento (Museo de la Ciudad).
Edificios educativos

Los edificios educativos son construidos, considerando, específicamente en cada caso, su sistema pedagógico. Además, los realiza en un momento de la vida política de Catamarca en el que se apuesta a la educación pública comunal. Así tenemos el Colegio Nacional, la Escuela Galíndez (hoy biblioteca Julio Herrera), a pocos metros de la plaza principal; la Escuela Normal de Niñas, institución de gran relevancia en la educación catamarqueña.
Espacios públicos abiertos

El Paseo de la Alameda era el lugar de encuentro de la sociedad catamarqueña. El lago planteado sirve para proveer racionalmente el agua a las fincas que se encuentran en los corazones de manzana de la cuadrícula urbana.  Interpreta que las calles son para circular, por lo tanto, no hay árboles. Se percibe un paisaje urbano homogéneo, dado por la altura, la escala y la proporción de las fachadas. Circulando por las calles, se llega a los espacios públicos abiertos. En las plazas y paseos si hay árboles. Son los lugares donde hay vida pública.


“Valoro su espíritu emprendedor”

“Caravati fue un genio. Valoro su espíritu emprendedor, especialmente hoy cuando todo esperamos que se nos dé, o no tenemos esa mentalidad de salir a buscar las cosas, el desarrollo; eso me encanta de él. Vino siendo inmigrante, con una situación económica muy difícil, se instaló acá y construyó algo de un valor simbólico muy grande, que es una ciudad, una construcción cultural impresionante para un hombre”.

“Vino con ideas muy claras, era un hombre joven, pero maduro, seguramente con muchos problemas que le templaron el carácter, la personalidad que le permitió ver la vida desde otro lugar. Lo interesante de él es cómo se construyó en la adversidad. Me siento identificado porque mi padre y mi abuelo eran inmigrantes, me gusta esa faceta de él”.

 

Casa de Gobierno

Bomczuk comenta que “se desconoce que la Casa de Gobierno se construyó como en tres etapas. Primero se hizo la planta baja que da hacia la plaza, después se construyó la planta alta y luego dos ampliaciones. Si uno se ubica en calle República y Sarmiento y la ve de escorzo, hay distintos tratamientos en estas tres etapas de construcción, pero se preserva sobre todo la línea de fachada y la altura, el coronamiento del edificio, el basamento, esas cuestiones las va poniendo sobre la mesa de juego  a medida que va construyendo, y la gente lo va interpretando. Por eso es un plan urbano tácito, no lo escribió pero sí se lo puede leer en su obra”.

“Caravati muere en Catamarca 1903, prácticamente está terminando el Seminario. Hoy, por suerte, su arquitectura se está poniendo en valor y hay edificios que han cambiado las funciones y esto ha permitido que reconozcamos su obra  y la tengamos presente”, destaca.
 

 

El corazón de manzana y la vida doméstica

Basilio define el corazón de manzana como “el espacio abierto que se encuentra en el medio de las manzanas, por eso se llama el corazón. Esto se arma en función de los patios de todas las viviendas que dan a este lugar. Por los corazones de manzana pasaba una acequia, o sea que no pasaba por las calles para proveer agua a las fincas como sucedía en Mendoza, sino por el medio o por el corazón de manzana. Esto permitía que en estos espacios hubiera una intensa vida doméstica; al haber agua había animales domésticos, huertas, frutales, sombra, había un microclima, una convivencia de los vecinos; en ese espacio se sembraba, se cultivaba”.

Para el estudioso y admirador de Caravati, “estos corazones de manzana recuperaban la idea de cómo se vivía en Las Chacras, donde en torno a las acequias, se cultivaba, se criaba los animales, etc. Eso es lo importante, lo que nunca debemos olvidar de estos corazones de manzana increíbles que tuvimos y que hoy, lamentablemente, están venidos a menos. Hoy los patios en el área central de las casas que dan a estos corazones de manzana están totalmente abandonados y llenos de escombros, de basura, porque al no tener agua, al construirse y aparecer los edificios y aumentar la densidad, la gente desconoce esto”. 

 

En la década del ‘70

Sin embargo, rescata que “en los años ‘70, cuando vinieron los urbanistas Eduardo Sarrahil y Ruben Gazzoli, quienes trabajaron en el  Plan de Ordenamiento Territorial para el Gran Catamarca, tomando esta idea de Caravati de entender que el corazón de manzana era muy importante en la vida de los catamarqueños. Plantean estos corazones de manzana en los años ‘70, con la vida cambiada cuando la ciudad iba creciendo, tenían que ser lugares de convivencia de la vida pública, vos entrabas a algunas de estas casas, había un comercio o una oficina pública y llegabas al corazón de manzana, y allí adentro ellos planteaban una vida comercial o apareciendo un pequeño teatro o lugares para que la gente pueda compartir. Ellos recuperan esa idea en el uso del corazón de manzana que plantea Caravati, pero ya en estos tiempos contemporáneos”.

 

Lo natural y lo cultural 

“En cualquiera de las obras de Caravati está presente la naturaleza, los corazones de manzana, las acequias que formaban parte de este patrimonio natural. Y dentro del patrimonio cultural, lo más importante es la cuestión religiosa, la Virgen del Valle, toda la religiosidad, que forma parte de nuestro ser catamarqueño”.
 

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