El comienzo de un nuevo año fue celebrado con pirotecnia sonora, en mayor cantidad que en Navidad aunque, en tiempos de crisis y ajuste en los bolsillos, en menor medida que otros años. 
Desde minutos antes de la medianoche en el Valle Central,  departamentos en los que hay ordenanzas que prohíben el uso de pirotecnia sonora, la utilización de los fuegos artificiales se comenzaron a sentir. 
El inicio del primer día del 2019 fue celebrado por muchas personas con la pirotecnia que afecta a personas que padecen Trastornos del Espectro Autista (TEA).
La vigencia de las ordenanzas municipales que prohíben la comercialización y uso de la pirotecnia, ya que declaran a las comunas libre de pirotecnia sonora, ha logrado concientizar a muchas personas pero lamentablemente aún resta alcanzar a una gran parte de la sociedad. 
La importante disminución de comercios destinados a la venta de fuegos artificiales, y los que se han autorizado solamente comercializan pirotecnia lumínica, también colaboró en la disminución del uso ya que adquirirla no es tan sencillo como lo era antes de la aplicación de la ordenanza. 
Las campañas de concientización que han llevado adelante diferentes asociaciones, organismos del Estado y ONG´s sin lugar a dudas ayudó a que se conozcan los daños que genera en los pacientes con trastorno autista que son particularmente sensibles a los ruidos fuertes y producen momentos difíciles de atravesar a la familia. Al parecer, más allá de la normativa queda mucho trabajo de concientización sobre el uso de la pirotecnia y los daños que genera.