Artículo especial para El Esquiú.com por el Año Jubilar Mariano 2020
La casa de María: las pinturas de la Catedral (VI)
Por el Pbro. Mario
Gustavo Molas
La consagración de la Catedral
Observemos ahora la pintura del enorme cuarto de esfera sobre el altar de San José. Debido a la concentración de temas, contemporáneos entre sí, el pintor recurre a la “alegoría”.
Se trata de la Consagración de la Catedral, la Coronación de la Virgen y la Bendición del Seminario.
Concluida la construcción de la enorme Basílica a finales de 1800, es “Consagrada” a María Santísima, cuya imagen aparece en el “cielo”, rodeada de ángeles, sobre el edificio sagrado.
La pintura de María en el empíreo cielo la muestra como Reina y Señora de todo lo creado, bendiciendo y aceptando el templo obsequio de su pueblo que aparece dirigiéndose a él.
En un primer plano, ante una balaustrada a modo de balcón, un grupo de personas, con la atención en un “centro” virtual. A la derecha, la figura del padre franciscano Bernardino Orellana, quién gestionó todo el proceso jurídico y económico de la corona y la Coronación de la Virgen ante las autoridades de Roma y los joyeros de Paris. También la contratación de la Congregación de Lourdistas para regentear el Seminario. A su lado el Vicario José Facundo Segura, el persistente autor de la Catedral, la Coronación y el Seminario. Junto a ellos, un laico vestido de criollo que bien podría representar a Caravati, el genial arquitecto o al Dr. Segundo Molas, presidente de la Comisión de la Coronación Pontificia. Con ellos, el Obispo que coronó a la Imagen Mons. Pablo Padilla y Bárcena, o bien Mons. Aneiros, que consagró la Catedral.
A la izquierda el padre Esquiú, un dominico y tres laicos “criollos”. A ambos lados las grandes figuras femeninas que representan la Filosofía y la Teología, que son la síntesis de la formación de los sacerdotes que el Seminario deberá educar para el servicio de María y su Sacramentado Hijo en el Santuario.
La hermosa composición pictórica enmarcada por el Ambato sintetiza la rica herencia religiosa que el Siglo XX recibió del precedente XIX, que impulsó la devoción a María de una manera exponencial.