Centro de Integración e Identidad Ciudadana

Con fuerte acento en lo social

domingo, 24 de marzo de 2019 00:30
domingo, 24 de marzo de 2019 00:30

Desde hace poco más de cuatro años, niños y abuelos, algunos provenientes de los rincones más alejados del territorio provincial, llegan con sus bolsos cargados de ilusiones para vivir una semana diferente, en el Centro de Integración e Identidad Ciudadana (CIIC) Juan Domingo Perón. Allí anida un universo de muchas historias hilvanadas a partir de la experiencia compartida, que nutre el alma.


A escasos 5 kilómetros del casco céntrico, sobre ruta nacional Nº 38, en el acceso sur de San Fernando del Valle, se encuentra ubicado el predio del antiguo hotel Sussex, otrora atractivo turístico, abandonado en 2002 y recuperado diez años después, para convertirlo en un espacio de fuerte impacto social con el sello de la actual gestión provincial.


El pasado lunes comenzó una nueva temporada del programa destinado a los adultos mayores, luego de finalizar el orientado a los chicos. La ocasión fue propicia para introducirnos en esta propuesta impregnada de emociones y sueños cumplidos.


Silvia Sarapura es la administradora del Centro de Integración e Identidad Ciudadana (CIIC) Juan Domingo Perón desde que comenzó a funcionar, aquel 3 de noviembre de 2014. Es profesora en Ciencias Políticas, oriunda de Belén, aunque se fue muy pequeña a Buenos Aires, regresando a la provincia después de 40 años. 


Con entusiasmo y profesionalismo encaró este proyecto cuya génesis la encontramos en la elección de su nombre, ya que “trabajamos con conceptos como integración, inclusión y equidad, es un lugar que se identifica a través de lo social con las distintas poblaciones que componen la provincia de Catamarca. Esa fue la idea cuando se pensó en esto. Trabajamos también en los derechos, buscando que la gente sienta que la institución le pertenece, y lo hemos logrado, porque se apropiaron del lugar, lo tienen muy internalizado”, manifiesta.


Destaca que el centro “cumple una función social muy importante, teniendo en cuenta las franjas etáreas que abarcamos, que son los chicos que realizan la terminalidad del sexto grado y los abuelos. Vienen de toda la provincia, particularmente del interior y del interior profundo, lo que es la Puna catamarqueña”. 


Nuestra entrevistada resalta que “el 90 % de los chicos no conoce la Capital, por eso tener la posibilidad de venir y conocer el centro, la Catedral y otros lugares representativos, es muy importante, y despierta en ellos un montón de emociones. Siempre les digo que estar en el cerro, en algún paraje, nunca tiene que condicionar su desarrollo ni su crecimiento. Cuando vienen aquí se les abre una puerta para que tengan otra visión del mundo, de la realidad”.


A través de los programas “Jugamos, aprendemos y compartimos nuestras cosas”, para los niños; y “Rejuvenecer activamente”, para los adultos mayores, acceden a esta propuesta, cuya consigna es “disfrutar de actividades recreativas, deportivas, culturales, artísticas y de capacitación. En el caso de los chicos, por lo general, tenemos 300 por semana. Los contingentes se componen de niños del Este, Oeste, Valle Central y Puna catamarqueña, para que puedan compartir e interactuar a través de sus tradiciones y costumbres”, dice.


La salud es uno de los aspectos salientes de la iniciativa pergeñada por Lucía Corpacci, quien en sus viajes tierra adentro recogió el deseo de muchos padres: “Queremos que nuestros hijos puedan ir a hacerse un estudio a la Capital”. Esa promesa se hizo realidad, después de siete días, los chicos se van con un informe integral de salud. 


Sobre este operativo, Sarapura cuenta que “como lo primero es conocer el estado sanitario de los chicos, cuando ingresan se les hace una biometría a cada uno”.


Se pone énfasis en “el calendario de vacunas, una de las actividades más fuertes es controlar y colocar las que falten. Después hay que ver su crecimiento, en esto es clave el control nutricional, tenemos chicos con obesidad, obesidad mórbida por la mala alimentación ya que comen comida chatarra o a deshora. Si se detecta alguna patología enseguida articulamos con los especialistas del Hospital de Niños, donde se les hacen los estudios y controles para que puedan regresar a su lugar de origen, después vuelven a continuar el tratamiento. Si bien el ministerio de Salud hace un gran esfuerzo, a veces no puede llegar a todos los lugares y acá podemos tenerlos durante toda la semana. Están todos los médicos evaluándolos durante cinco días”, explica. 
Y agrega que cuentan con la base de datos de todos los que ingresan, con las historias clínicas digitalizadas. Tenemos un sistema muy completo de las franjas etáreas que atendemos en el Centro. Los informes de salud los compartimos con la base nacional”.
La rutina sigue “el martes y el miércoles, a la mañana, se extraen las muestras para el laboratorio completo, y durante el día se les realiza el electrocardiograma y la evaluación nutricional, además del control médico, odontológico y oftalmológico”. 


El examen médico se va intercalando con actividades “como natación, eco aventura, salen a recorrer la zona, andan en bicicleta, juegan a la pelota, disfrutan. Hay talleres de música, canto, baile, que les gustan a los chicos; y también tienen juegos de mesa y competencias”, detalla la funcionaria.


Y continúa: “El jueves tienen el fogón, traen alguna representación de la región de donde provienen y la comparten con los otros chicos; cierran con el baile. El viernes es la clausura de la semana con la presentación de una canción, que armaron durante estos días, o una coreografía; luego les proyectamos un video de las jornadas, que se llevan, al igual que una foto para cada uno como recuerdo”.


En el caso de los abuelos, afirma que “a ellos les atraen los juegos de mesa, el sapo, las bochas, les gusta bailar y cantar, tenemos un patio matero y un taller de alimentación saludable con un chef y un nutricionista que les enseña cómo preparar las dietas para los celíacos y los diabéticos, y también a preparar alguna comida rápida para compartir, por ejemplo una pasta frola para la merienda”. 
Fuera del predio “hacen la eco aventura y si tenemos la posibilidad de conseguir un transporte hacen la recorrida, muchos abuelos tienen promesas que cumplir y para ellos es muy significativo poder ir a la Gruta, dan una vuelta por El Jumeal, la Catedral, el centro. A veces son grupos grandes difíciles de manejar, entonces los paseos son muy cortos. Pero dentro del predio tienen mucha actividad todo el día así que no se aburren”, señala.


Llevar adelante esta labor integral exige el diseño de un circuito ensamblado con otras áreas. En orden a ello indica que “esta institución se caracteriza por la articulación con otros organismos, como los ministerios de Desarrollo Social, de Salud y de Educación, y la Secretaría de Deportes. En el caso de los abuelos articulamos con el Hospital San Juan Bautista, ellos envían el móvil del Mamisan, y encontramos abuelitas de 70 años que nunca se hicieron un control ginecológico”.
 

          

El interior profundo

Para Sarapura, “es maravilloso que los chicos y los abuelos que pasan por este lugar sean los voceros de este sueño cumplido. Es gratificante que los chicos del interior profundo hayan comido un helado por primera vez en su vida, algo tan simple, o disfrutado de la pileta. Se quedan maravillados cuando bajan de las combis y se encuentran con ese edificio inmenso, y quieren recorrer todos los lugares. La posibilidad de compartir hermana y trata de acortar las distancias”. 


Asimismo, relata que “los chiquitos de El Tolar tuvieron que bajar 8 horas a lomo de mula, después continuar hasta la ciudad de Belén y de allí hasta acá. Es maravilloso poderles brindar esta oportunidad de compartir sus costumbres con los chicos de otros lugares de la provincia. Son experiencias inolvidables y cuando llega el viernes lloran porque no se quieren ir, es fuerte”.

“Es una experiencia gratificante para el alma”

Con relación a la experiencia vivida hasta ahora, la responsable de llevar adelante la propuesta afirma que “esta gran idea de la Gobernadora de refuncionalizar este lugar que estaba abandonado, oscuro, y llenarlo de luz, porque los chicos y los abuelos tienen una enorme alegría, ha sido muy acertada”. 


Asimismo, puntualizó que “este tipo de obras necesita de un equipo de gente que sostenga cada una de las actividades en cantidad y calidad; y por otro lado, una decisión política para destinar los fondos para ese tipo de inversión. Nosotros no hablamos de gasto sino de inversión, porque estamos invirtiendo a futuro en los chicos, elevando su calidad de vida con los controles médicos y posiblilitando que conozcan otro lugar. Con los abuelos también buscamos mejorar su calidad de vida, porque trabajamos sobre sus derechos, ellos están en un momento de disfrutar”. 


En cuanto al personal comenta que “somos 50 divididos en tres turnos, porque las actividades inician a las 7.00 y terminan a la 00.00; en salud queda una guardia durante toda la noche. También contamos con el servicio del Same, que desde hace cuatro años nos asiste, ante cualquier problemita, en unos pocos minutos está”. 


“Poder liderar este grupo y ver cómo han crecido y se han apropiado del lugar, como empleados, es muy valioso, porque no es un trabajo fácil; es un grupo dispuesto a prestar el oído, a ponerse en el lugar del otro. Es una experiencia gratificante para el alma”. 

Por año pasan más de 5 mil egresados 

Haciendo una estimación de la cantidad de niños y abuelos que pasaron por el CIIC desde su habilitación, la administradora afirma que “desde que fue inaugurado hasta que terminamos la temporada a mediados de febrero, ingresaron del programa ‘Jugamos, aprendemos y compartimos nuestras cosas’ unos 20.000 chicos. Cada año se va incrementando la demanda porque esa franja etárea es la que realiza la terminalidad de sexto grado; tenemos que responder a todos los egresados que son unos 6.000 por año en toda la provincia, de ese número está viniendo entre el 90 y el 95 por ciento.” 
A raíz de la demanda “iniciamos a mediados de septiembre y terminamos a mediados de febrero, para que todos puedan pasar esa semana de vacaciones, y aprovecharla para hacer los controles médicos, el viernes se llevan su carpeta con el informe médico completo para presentarlo al ingreso al secundario”, dice.
Sobre los abuelos estima que “deben haber pasado alrededor de 8.000, porque un año no tuvimos temporada con ellos. Además, no pueden subir las escaleras, de manera que no se puede ocupar todas las plazas de la planta alta”.

Juegos Evita
“También alojamos durante dos meses a los chicos del interior que vienen a participar de los Juegos Evita. Reciben las cuatro comidas, descansan, van a competir, vuelven, se dan un baño y a veces se quedan hasta el otro día. Ese mismo día ingresan otros chicos que compiten en otra disciplina. Son entre 3.000 y 3.500 en esa temporada”, detalla Sarapura.

Eventos
La amplia infraestructura sirve para eventos importantes. Cuenta con “un salón para 400 personas y otro para 100; en cuanto a los SUM, hay uno para 60 y otro para 80. Una infraestructura grande que hay que mantenerla”, señala.
 

Del abandono de ayer al esplendor de hoy

                

Ayer. Inaugurado en la década del ’70, el antiguo hotel Sussex formaba parte de la cadena de hoteles del empresario Tomás Álvarez Saavedra, dueño del diario El Sol.  Construido en la periferia sur de la ciudad capital, se convirtió en un verdadero atractivo turístico y centro de eventos sociales. Por tres décadas brindó los servicios de un hotel de cinco estrellas, con un casino incluido, hasta que cerró definitivamente sus puertas en 2002. 


En las instalaciones funcionó por un tiempo un geriátrico, hasta que quedaron en el abandono total. 
En 2008, la Justicia ordenó la subasta del predio y cuatro años después, la gobernadora Lucía Corpacci tomó la decisión de adquirirlo para convertirlo en una obra con un claro fin social.


Hoy. El predio fue remozado y habilitado en 2014. La administradora describe que “tiene 14 hectáreas, nosotros ocupamos un poco más de la mitad. Cienta con 80 habitaciones y una capacidad para 300 personas. Las salas de abajo pueden alojar a 180, y son usadas por los abuelos que no pueden subir al 1º piso. La pileta es la vedette. Contamos con consultorios médicos, en el subsuelo está instalado el laboratorio donde se analizan las muestras de sangre y orina. También están los depósitos de mantenimiento, el sector de administración y recepción, dos Salones de Usos Múltiples (SUM), donde se hacen los talleres. Todas las habitaciones tienen aire acondicionado, baño privado y ropa de cama. También se les entrega los kits higiénicos, toallas, toallones; y el servicio de limpieza es tercerizado”.

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