Los habitantes de La Rioja concurren masivamente en Semana Santa al Señor de la Peña donde se espera que visiten el predio ubicado en el departamento Arauco alrededor de 50 mil personas.

En el sitio hay una enorme piedra con la forma del rostro de Cristo que es venerada por la feligresía católica, ubicada en el Paraje El Barreal a 90 kilómetros de la capital provincial.

Los antiguos habitantes del lugar, los diaguitas, fueron los primeros en encontrar esta roca, tomándola como punto de referencia para sus cacerías de animales salvajes.

El lugar además les servía de resguardo, sombra y protección de la seca y árida extensión de tierra arauqueña. Lo llamaron primitivamente el “Dios Llastay”, que era el protector de la montaña y la caza. 

La cara de Cristo que reconoce la feligresía católica riojana mide aproximadamente 12 metros de altura y tiene una tonalidad suavemente rojiza.

La Iglesia católica no aceptaba en un principio la veneración de esta roca y hasta se enviaban custodios para evitar su adoración, sin embargo los lugareños se escondían hasta que la custodia abandonaba el lugar y luego demostraban su devoción. 
La roca con forma de rostro, desprendida de las estribaciones de la Sierra del Velasco se remontaría a unos dos mil años de antigüedad.

Al paso del tiempo, y con la llegada de los primeros españoles a la región, trayendo consigo la misión de cristianizar, aprovechan esa antigua devoción indígena para inculcar de que se trataba del rostro de Cristo.

La devoción fue creciendo sorpresivamente con el paso del tiempo, hasta sobrepasar fronteras riojanas e internacionales.
La asunción de monseñor Enrique Angelelli a la Diócesis riojana en el año 1968 guiado por la orientación Pastoral del Concilio Vaticano Segundo, significó un gran paso para la aceptación “definitiva” de este lugar, como espacio de verdadero regocijo cristiano.