El Camino Real

Las huellas de nuestro pasado

domingo, 12 de mayo de 2019 01:50
domingo, 12 de mayo de 2019 01:50

Hablar del Camino Real es sumergirnos en la memoria de nuestro pueblo, de su riqueza cultural. A siglos de su etapa de esplendor, hoy se busca recuperar esta histórica vía, a través un proyecto focalizado en el departamento Fray Mamerto Esquiú. A partir de una mirada entre lo antiguo y lo moderno, quiere convertirse en una interesante propuesta para potenciar el turismo en la zona.


Conocer las particularidades del Camino y el plan para su puesta en valor, dialogamos con el profesor Mario Daniel Vera, historiador oriundo de las tierras de Fray Mamerto, y con la arquitecta Natacha Solá Vigo, quien, junto con su equipo de la Secretaría de Obras Públicas del municipio, elaboró el plan que pondrá en marcha la Secretaría de Turismo provincial. Nuestro viaje se iniciará de la mano del profesor Vera, quien nos guiará en el conocimiento de este valioso patrimonio.


“El Camino Real fue la principal vía de comunicación, transporte y comercio de la época colonial. Fue eje de integración e intercambio regional ya que conectaba el puerto de Buenos Aires, la capital virreinal, con el rico mercado del Alto Perú. En la provincia de Catamarca atravesaba los actuales departamentos de Capayán, Valle Viejo, Fray Mamerto Esquiú y Paclín. Por el Camino Real transitaron los hombres de la cruz y los hombres del arado; a su vera se levantaron templos, se sembraron tierras y surgieron pueblos”, describe el estudioso de la historia. Dice que “a veces la gente confunde el Camino Real con el Camino del Inca, que partia de Cuzco por el Alto Perú, sabemos que los incas dominaron todo lo que es el Noroeste Argentino hasta el Puente del Inca, en la provincia de Mendoza, pero si bien tiene tramos muy parecidos al Camino Real español, el Camino Real de los Incas en Catamarca atraviesa prácticamente lo que es hoy la ruta 40. En cambio, el Camino Real Colonial, el que tenemos en el departamento Fray Mamerto Esquiú, es el que conectaba con el puerto de Buenos Aires”, y geográficamente “se extiende desde La Falda de Allpatauca hasta las Sierras del Gracián”, señala, especificando que “ingresaba a Catamarca por el departamento Capayán, pasaba por Valle Viejo, lo que antes se llamaba el Curato Rectoral, ingresaba al departamento FrayMamerto Esquiú, en ese tiempo el Curato de Piedra Blanca, y salía desde La Falda de Allpatauca hasta las Sierras del Gracián, y cruzaba el actual departamento Paclín y la Cuesta de El Totoral, entraba a la provincia de Tucumán y seguía hacia el norte, Salta, Jujuy, iba al Alto Perú, lo que hoy es Bolivia, porque ahí estaban las minas de Potosí, el principal polo económico del Alto Perú”.


Como testigo de nuestra historia, el profesor Vera afirma que “este histórico camino conoce los aspectos negativos de nuestra sociedad, entre ellos, la venta de esclavos enla plaza de Piedra Blanca y la lucha entre hermanos, aquí se derramó sangre unitaria y federal. Este camino conoce las atrocidades del siglo XIX cuando el degüello y los fusilamientos eran moneda corriente”.


En este contexto, relata que “Juan Manuel de Rosas, para castigar a los pueblos que habían formado la opositora Liga del Norte, envió un poderoso ejército al frente de Mariano Maza. Una de esas columnas, comandadas por Facundo y Benigno Segura, ingresó por el Camino Real en aquel sangriento octubre de 1841, dejando en nuestro pueblo un tendal de cadáveres de los hombres que defendieron la ciudad y al gobernador José Cubas. Años después, en este camino, nuestro líder federal Felipe Varela, el 31 de marzo de 1863, se enfrentó a las tropas unitarias en la Batalla de La Callecita”.

El historiador la define como “una vía de libertad y de progreso”, ya que “por este hermoso camino de belleza agreste también transitaron los soldados que lucharon por la independencia argentina y nos dieron la libertad; por aquí circularon las carretas transportando la enorme contribución de la provincia de Catamarca para los ejércitos patriotas consistente en pasas de higo, aguardiente, harina, pólvora, telas, dinero, mulas y caballos. Por este camino pasaron los congresales catamarqueños que en 1816 firmaron el Acta de la Independencia.

El Camino Real también sabe de cultura, de producción y de progreso”.
“A la vera del Camino Real nacieron cientos de niños que luego fueron sacerdotes, gobernadores, legisladores, poetas, artesanos y músicos, fundamentales en la organización del Estado Argentino y en la cultura nacional”, expresa este orgulloso hijo de esta tierra.

“La idea es hacer un circuito urbano de atractivo turístico”

La arquitecta Natacha Solá Vigo es la actual secretaria de Obras Públicas del municipio de Fray Mamerto Esquiú, y trabajó en la elaboración del proyecto para la puesta en valor del Camino Real, junto con su equipo integrado por los arquitectos José Luis Rodríguez y Graciela Andines, y el señor Ricardo Morales. Una labor desarrollada conjuntamente con la Secretaría de Turismo de la provincia, encargada de llevar adelante la obra.
La funcionaria considera que “un eje estructurante de la obra es la historia de Fray Mamerto Esquiú, porque por allí pasaron nuestros aborígenes, los españoles con su empresa de conquista y colonización, y los ejércitos de la Patria. Era un eje de comunicación muy importante con el norte por Tucumán y Córdoba”.
El Camino Real abarca 12 kilómetros, de los cuales, “se pondrá en valor un primer tramo de 450 metros, que va desde el Trapiche Azucarero hasta el encuentro del camino con la ruta 41, incluyendo un pasaje que hay ahí con características arquitectónicas dignas de ser rescatadas”, apunta, explicando que se eligió este tramo “porque en él se concentran tres monumentos históricos provinciales, que son el Trapiche Azucarero, el Molino Harinero y las ruinas de El Polvorín. La idea es unir estos tres componentes importantes que están como sueltos en la trama urbana, y hacer un circuito urbano que resulte un atractivo turítico y a su vez se incorpore a la vida cotidiana del departamento”.


Nuestra entrevistada asevera que “en principio, se propone un parque lineal, que va paralelo a la acequia, y la puesta en valor de estos tres edificios y, además, las fachadas de la época que tienen un alto valor patrimonial y arquitectónico.La restauración básicamente consiste en los arreglos delos revoques, completamiento de cornisas, la iluminación de esas fachadas, que se hará empotrada en el piso para no intervenir sobre las propiedades; también se busca que esa iluminación forme parte del alumbrado público y no de la vivienda”.


Asimismo, “se pretende agregar una infraestructura turística y a su vez también urbana, porque vamos a reforzar el alumbrado público, colocar cestos de basura,los carteles informativos, bancos;también en el pie del monte hay espacios que el hombre ha ido degradando, que los vamos a recuperar para crear espacios verdes en el recorrido y zonas de descanso con un equipamiento básico para estacionar bicicletas,sentarse y descansar”, sostiene.“En el Trapiche propiamente dicho haremos una infraestructura turística con un espacio para locales comerciales apuntados al turismo y un patio preparado para múltiples actividades. Son unos 730 metros cuadrados de espacio verde para distintas actividades,como ferias de artesanías, fogones, guitarreadas. A su vez, como es propiedad del municipio, la intención es que el Trapiche Azucarero sea un lugar a donde llegar o de donde salir a las distintas actividades turísticas que se van a proponer, tales como cabalgatas,bicicleteadas, caminatas, visitas guiadas”.

“Vamos a hacer una senda peatonal,que unirá los 450 metros para que haya una continuidad,una cinta que vincule a los tres monumentos”, destaca, agregando que “lo patrimonial será puesto en valor, que es simplemente dejar bien lo que está. No vamos a reconstruir las ruinas, por ejemplo en El Polvorín, un edificio que se cayó en el 2010, la estructura terminó de ceder debido a la falta de mantenimiento y a los movimientos sísmicos. El único muro que quedó es el de atrás y es el único que vamos a dejar, va a ser un trabajo riguroso, pero no vamos a reconstruir. Es poner en valor lo que está, que es distinto a reconstruir”.
En cuanto a los plazos de ejecución, manifiesta que la ejecución de la obra depende de Turismo provincial.

Amigos del Camino Real, para proteger este maravilloso patrimonio

Desde el año 2016 existe la asociación Amigos del Camino Real, que “nace con el objetivo de revalorizar, difundir y concientizar a toda la sociedad catamarqueña sobre la necesidad de proteger este maravilloso camino que refleja nuestro grandioso pasado. Todos los catamarqueños debemos cuidarlo, porque es nuestro, es de todos”, expresa el profesor Vera, uno de los socios fundadores, enfatizando que “el Camino Real tiene en su memoria la historia de la Patria. Recorrerlo es introducirnos en los tiempos fundacionales del país”.

También recuerda que “después de la primera reunión de la asociación hicimos la primera caminata, que salió desde la Cruz de La Falda, que es un Vía Crucis, bordeando la zona hasta la plaza de Piedra Blanca”.

En aquella oportunidad ofició de guía, pasando por “la casa del Padre Carranza Gómez, los estanques, la vivienda de Ignacio de Agüero donde era el Cabildo hay una casa antiquísima de Pablo Peschuita, que en uno de sus dinteles tiene grabado el año 1808; de ahí llegamos al Trapiche Azucarero, el Molino Harinero y El Polvorín”.

 


Lugares emblemáticos diseminados en su trayecto

A lo largo de esta vía, que comprende 12 kilómetros, se ubican lugares emblemáticos, como El Polvorín y el Trapiche Azucarero, entre otros, que el profesor Vera los describe brevemente.

La primera biblioteca. “En La Falda de Allpatauca, en la casa de don Manuel Estévez Cordero, allá por el año 1693 existia la primera biblioteca de nuestra provincia.Aun no existia materialmente la ciudad de San Fernando del Valle y ya en Las Chacras había una biblioteca”.


Casa de Gobierno. “Allá por 1700 desde la casa de don Ignacio de Agüero ubicada en la localidad de El Hospicio, y durante muchos años, se dirigieron los destinos de la provincia de Catamarca. Aquí se reunían los cabildantes para tomar las decisiones de gobierno”.


El Hospicio. “En 1731, los Padres Jesuitas levantaron un hospicio,donde además tenían viñedos, bodega y elaboraban vino. Desde aquí evangelizaron e influyeron decididamente en la vida espiritual y cultural del pueblo catamarqueño”.


Los estanques. “Alimentados por las tres veces centenaria acequia de Allpatauca, los cinco estanques del Camino Real almacenaban el agua con la que se regaban los cultivos. Esta zona era el principal centro productivo de la provincia y zona de engorde de los animales que llegaban luego a la ciudad capital de Catamarca”.


Trapiche Azucarero. “Aquí nació la industria azucarera argentina. En la localidad de El Hospicio se plantaron las primeras cañas de azúcar del país, traídas por Antonio Molas del Viso desde Río de Janeiro y las plantó en tierras de su suegro Antonio Segura. Ya en el año 1808 se completaba el proceso de elaboración de azúcar. Décadas después el Pbro. José Eusebio Colombres llevaría cañas de azúcar y un trapiche a la provincia de Tucumán”.


La escuela de Primeras Letras. “Frente a El Polvorín estaba ubicada la primera escuela, en la casa del ‘maestro ciego’ de apellido Pastoriza. Aquí estudió Fray Mamerto Esquiú y se formaron miles de hombres y mujeres del viejo departamento Piedra Blanca”. Molino Harinero. “Durante toda la época colonial y hasta bien entrado el siglo XX, este lugar fue pionero en la elaboración de harina ya que de todos los rincones de la provincia venían a moler el trigo y el maíz”.


Casonas y templos. “Resaltan majestuosamente, las casonas de La Tercena que reflejan de manera categórica la enorme importancia que tuvo en el pasado este pintoresco pueblo; nuestras antiguas y bellas iglesias, que fueron declaradas Monumento Histórico Nacional, y la casa donde nació  el más virtuoso de los catamarqueños y el más ilustre de los argentinos: nuestro Venerable Fray

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