Religiosas

Esquiú y José Benjamín Gorostiaga

El profesor Mario Daniel Vera nos ofrece una nueva entrega sobre la vida y obra del Venerable Fray Mamerto Esquiú. En esta oportunidad se refiere a Esquiú y José Benjamín Gorostiaga, principal redactor de la Constitución.
lunes, 20 de mayo de 2019 01:01

Dos hombres del Noroeste Argentino, uno santiagueño, el otro catamarqueño, fueron fundamentales en la construcción del Estado nacional. Ambos aportados su tiempo, sus luces intelectuales y su patriotismo en momentos difíciles de nuestro país. En un momento dado, sus caminos se cruzaron.

Uno de los más grandes santiagueños
José Benjamín Gorostiaga nació en la ciudad de Santiago del Estero el 26 de marzo de 1823. Fueron sus padres don Pedro Pablo Gorostiaga Urrejola y doña Bernarda Frías y Araujo, quienes tuvieron nueve hijos. Por cuestiones ideológicas, en 1832, su padre fue desterrado por el caudillo Felipe Ibarra y se instala con su familia en la ciudad de Buenos Aires. José Benjamín fue un alumno destacado del colegio jesuita y en la carrera de Leyes de la Universidad de Buenos Aires donde se doctoró en Derecho el 10 de abril de 1844. Tiempo después el general Urquiza lo designa asesor de gobierno y auditor de Guerra y Marina; fue elegido diputado por Santiago del Estero al Congreso General Constituyente de 1853 donde tuvo una actuación descollante. 
“Gorostiaga fue el principal redactor de la Constitución Nacional, la misma que con leves reformas hoy nos rige; durante el verano de 1853 el diputado santiagueño se pasó encerrado en su habitación dando forma al contenido de los debates y redactando prácticamente la totalidad del texto constitucional. Podemos afirmar que el padre de nuestra Constitución es Gorostiaga y no Alberdi” (Raúl Lima. Revista La Fundación Cultural, 2017, pág. 38) 
Ya instaladas las autoridades constitucionales, el presidente Urquiza lo designó ministro de Hacienda y luego ministro del Interior de la Confederación Argentina. Será convencional constituyente en las dos reformas de nuestra Carta Magna, en 1860 y 1866. Prestigioso docente universitario, fue designado “Académico Honorario”, la máxima distinción que otorga la Facultad de Derecho. En 1865 fue designado juez de la Corte Suprema de la Nación en la que permaneció veinte años y durante diez años fue su presidente. Como integrante de la Corte Suprema le tocó interpretar la letra de la Constitución Nacional, es decir, que tuvo que interpretarse así mismo, ya que él fue su principal redactor. José Benjamín Gorostiaga murió el 3 de octubre de 1891. 

El decreto firmado por Gorostiaga 
El sermón pronunciado por Fray Mamerto Esquiú en la iglesia matriz de Catamarca el 9 de julio de 1853 y el sermón pronunciado el 28 de marzo de 184, al momento de instalarse las autoridades nacionales fueron de tanta profundidad y sabiduría que al llegar a manos del doctor Salvador María del Carril, entonces vicepresidente de la Confederación Argentina, se sintió conmovido y tomó una gran decisión. “Para que la enseñanza del respeto, de la sumisión y de la obediencia se perpetuara en la memoria de los pueblos y se encarnara en el corazón de los individuos, el Vicepresidente expidió el siguiente decreto:
Paraná, 2 de mayo de 1854. “…Considerando que importa al crédito moral y literario de las Provincias Argentinas, que las revelaciones de la doctrina del Padre Esquiú alcancen una grande circulación con el objeto de uniformar las creencias políticas y religiosas de un país, que debe tantas desgracias al error. Ha acordado y decreta: Art. 1° - Hágase con esmerada corrección y limpieza una impresión separada de los dos predichos discursos y remítanse en números suficiente al autor y a todas las autoridades civiles y eclesiásticas de la Confederación. 2°-  Pídanse al Orador Esquiú un ejemplar autógrafo de los dos discursos y deposítense en el Archivo Nacional. 3°- Solicítese igualmente del gobierno de Catamarca una noticia autobiográfica del R. P. Fray Mamerto Esquiú y felicítele por el venero de purísimo oro, descubierto en la potente inteligencia de un miembro ignorado del humilde claustro de San Francisco en aquella provincia; porque el Gobierno como la Confederación pueden decir también con este motivo: Laetamur de gloria vestra. 4° - Comuníquese, publíquese y dese al Registro nacional”. Firman este decreto el doctor Salvador María del Carril y el doctor José Benjamín Gorostiaga, Ministro del Interior (Mamerto González. Reseña biográfica de Fray M. Esquiú, 1906, pág. 131). 

Respuesta del Gobierno de Catamarca 
Desde la ciudad de San Fernando del Valle, el 14 de julio de 1854, el gobernador Sinforeano Lascano junto a su ministro Benedicto Ruzo, envían lo solicitado, adjuntando la siguiente nota. “Al Exmo. Sr. Dr. Dn. José Benjamín Gorostiaga. Le es grato al infrascrito elevar por el órgano de V. E. a manos del Ecxmo. Sr. Vicepresidente de la Confederación la noticia biográfica del R. P. Lector Fray Mamerto Esquiú, arreglado y autorizado por la Comisión de los R. P. Lectores Fray Wenceslao Achával y Fray Eugolio Pezado, al objeto de satisfacer los nobles deseos del Supremo Gobierno de la Confederación. […] Dios guarde a V. E. muchos años” (Mamerto González, pág. 146). 

Opinión de Gorostiaga sobre Esquiú
En el seno del Congreso General Constituyente de Santa en 1853 los diputados de las diversas provincias tenían posturas antagónicas sobre muchos aspectos, especialmente a la hora de debatir el artículo n° 2 de nuestra Constitución Nacional. Será el representante catamarqueño, Pbro. Pedro Alejandrino Zenteno el líder de los convencionales que abogaban para que la religión católica apostólica romana sea la religión del Estado, mientras la mayoría de ellos, influidos por el liberalismo anticatólico, proponían la eliminación de dicho artículo y querían la libertad de cultos. Ambas posturas lograron su cometido ya que en el artículo n° 14 se garantiza la libertad de cultos. 
Al respecto, y reconociendo el enorme aporte realizado por el Padre Esquiú, Gorostiaga dijo: “Fue tan dolorosa aquella declaración (se refiere a la libertad de cultos) que casi bastó por sí solo a esterilizar los esfuerzos del patriotismo de aquella Convención. La Constitución fue resistida por todos los pueblos, que no tenían otro refugio que su Religión contra la bárbara tiranía de Rosas, y a pesar del inmenso prestigio de Urquiza, la protesta armada se preparaba, cuando vino el famoso discurso del Padre Esquiú a salvar el conflicto, llamando a los espíritus a la calma y a la obediencia. Fue éste el más grande servicio que puede haberse hecho al país en aquellos momentos”  (Antonio S. C. Córdoba. ¿Quién es el Padre Esquiú?, 1925, pág. 22). 

Carta de Esquiú a Gorostiaga
Por su parte, Fray Mamerto Esquiú, desde el convento franciscano de Catamarca, le envía una carta al Ministro del Interior, Dr. José Benjamín Gorostiaga, fechada el 13 de julio de 1854, en la que le manifiesta: “El abajo firmado, hijo de la humilde y deprimida Familia Franciscana, ha sido honrado en más alta proporción que su bajeza con la nota oficial de 22 de mayo de V. E. y la transcripción legalizada del Decreto de 2 de mayo de S. E. el Sr. Vicepresidente de la Confederación Argentina. […] El infrascrito a solo comparar la magnitud inmensa de la honra con la pequeñez de su mérito, había protestado eternamente no penetrar nunca ese santuario… pero ha apartado la vista de sí, para escuchar únicamente la voz del deber y la obediencia, y por tan altos como sencillos caminos llega el que subscribe hasta la presencia del Gobierno Nacional, a quien hace el humilde obsequio de esos discursos que no tienen más mérito que el de los días y circunstancias solemnísimas en que se pronunciaron, y el de la sinceridad con que un alma ardiente en el amor de su Patria procuraba expresar un gozo inefable en las venturas de ella y emitir aquellas saludables verdades que con vista llorosa había leído en el libro inmenso de las desgracias de la República Argentina” (Mamerto González, pág. 149).
 

89%
Satisfacción
10%
Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios

Otras Noticias