Línea 102

Una herramienta de escucha al niño en peligro

domingo, 5 de mayo de 2019 01:02
domingo, 5 de mayo de 2019 01:02

Desde hace dos décadas, existe en Catamarca la Línea 102, una herramienta destinada a la protección de los niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad. 

Se trata de una línea telefónica gratuita y anónima, que brinda ayuda inmediata, abierta a la escucha, desde donde se teje una red de contención con otras áreas, a las cuales deriva cada uno de los casos.

En los últimos años sentó presencia en los distintos sectores de la sociedad a través del desarrollo de talleres preventivos y promocionales, desplegados en escuelas, centros vecinales y otros espacios comunitarios.

Informe: Adriana Romero

Lic. Ana Patricia Bosio Herrera.

Para conocer acerca de este valioso instrumento en bien de nuestros chicos, requerimos el aporte de la Lic. Ana Patricia Bosio Herrera, directora provincial de Desarrollo Humano y Familia, área que depende de la Subsecretaría de la Familia, del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia.

Con una experiencia de 5 años en la función, nos cuenta acerca del  programa denominado Línea 102, describiendo que “es uno de los dispositivos del sistema de protección y derechos de niños, niñas y adolescentes, hasta los 18 años de edad, que consiste en una línea telefónica gratuita y anónima, que atiende las 24 horas, los 365 días del año”.

El marco legal son las leyes de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes 26.061, en el orden nacional, y 5357, en la órbita provincial.

El programa cuenta con un plantel de operadoras, que “recibe todo tipo de demandas referidas a la vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes; hace muchos años atrás, atendía al niño en peligro, pero la política de la Línea se amplió y no sólo se trabaja con los casos de vulneración sino también con aquellos niños que necesitan ser escuchados”.
La funcionaria explica que el estado de vulnerabilidad se da cuando se ven afectados “los derechos básicos de los chicos a ser cuidados, escuchados, atendidos, educados, alimentados, a tener una vivienda, a no ser abandonados, todas estas situaciones que a veces parecen chiquitas, pero hacen a una situación de indefensión”.

 Y especifica que “es una línea para los niños y también llaman los adultos, muchas veces son vecinos que quieren denunciar la realidad de alguna persona, docentes o directivos de las escuelas y demás. Lo positivo es que la gente tiene la posibilidad de comentar de una manera anónima cuál es la situación”.

Asimismo, manifiesta que “la atención es distinta según se trate de un menor o un adulto, la escucha, el tono de voz, las preguntas son totalmente diferentes, y siempre se trata de precisar de la mejor manera y con los mejores recursos el domicilio donde se está produciendo la situación, para poder derivar, no es lo mismo decir el barrio tal, la manzana tal, que decir cómo es la casa, cuál es el número, el apellido de la familia, son datos necesarios a la hora de llegar a constatar el caso”.

 

Operadoras

La función de las operadoras es clave para el funcionamiento de la Línea. Consultada respecto de la preparación de las mismas, la directora del área responsable comenta que “son empleadas del  ministerio de Desarrollo Social, que han recibido la formación para tal fin, están en permanente capacitación, porque hasta se recibieron amenazas de suicidio a través de la Línea; en una ocasión, mientras la operadora sostenía al adolescente al teléfono, otra, por un teléfono paralelo, estaba llamando al Same. Hasta que no llegó la ambulancia no cortábamos la conversación. Ése es un caso puntual, pero ha pasado varias veces, es una realidad muy fuerte, pero las operadoras cuentan con las herramientas necesarias”.

Además, “el programa tiene una trabajadora social y una psicopedagoga, quienes están a cargo de las capacitaciones y talleres promocionales, como profesionales que acompañan al equipo de operadoras, y una coordinadora que está a la cabeza del plantel”.

Para graficar, dice que “siempre hago un paralelo de la Línea 102 con el Same, porque es la emergencia; la operadora recepciona la demanda y la deriva automáticamente al área que corresponda, a partir de ahí la Línea ya despegó. Los organismos a los cuales se direccionan esas demandas son, en la mayoría de los casos, la subsecretaría de la Familia, órgano de aplicación de la Ley de Protección, entre otros, algunos se orientan al sector de salud, otros a educación o a la policía, bomberos, depende del caso y la realidad que se está denunciando”. 

Respecto de la articulación con esos otros organismos, asevera que “las áreas saben de nuestra existencia, articular tiene que ver con llamar telefónicamente y dar cuenta de la situación de conflicto, para que el área pertienen intervenga. Hay algunas más específicas que tienen que ver con el trabajo infantil, donde se articula con el mismo ministerio de Desarrollo Social, y otras como la Comisión Provincial para Prevenir y Erradicar el Trabajo Infantil y Protección Adolescente (Copetri), siempre de acuerdo con la situación”.

Bosio Herrera destaca que “lo importante de la Línea, de un año y medio a esta parte, es la fuerza que le hemos dado a la promoción, para que dejemos de silenciar en nuestra sociedad cuestiones de abuso, de violencia, y los chicos sepan que tienen derechos y los tienen que hacer valer, pueden ser escuchados; cuentan situaciones de un vecinito, o son ellos mismos los que están viviendo el caso de vulneración. Las actividades preventivas y promocionales hacen mucho al funcionamiento de la Línea”.
En esta acción son importantes los talleres, “el mayor porcentaje se hace en las escuelas, nos acomodamos al calendario escolar y buscamos la manera de que nos permitan el ingreso y trabajamos desde ahí. También vamos a centros vecinales, merenderos, y hacemos actividades promocionales en Osep, en una feria, una plaza, elegimos los lugares para realizar una campaña”, relata.

 

Demandas

Sobre las denuncias, la psicopedagoga afirma que “el maltrato físico va en ascenso y ha llamado la atención este último tiempo, luego siguen los casos de abandono, muchas veces uno puede leer en los diarios sobre niños a quienes los han dejado encerrados en la casa y su mamá salió, entonces son los vecinos quienes denuncian, son casos que también ingresan por la Línea”.

En cuanto a los tipos de demandas, puntualiza que “tenemos estipulado a nivel nacional un nomenclador o tabla de indicadores a tener en cuenta a la hora de clasificar las demandas que ingresan, tales como maltrato físico, abandono, cuestión alimentaria, escolar, presuntos abusos sexuales; eso nos ayuda y nos ordena a la hora de tabular el ingreso de los datos”.

Acerca de su experiencia en estos cinco años al frente de esta labor, Bosio Herrera pone de realce el trabajo en equipo y se focaliza en la importancia “de identificarnos con la realidad provincial”, apuntando que “no soy partidaria de bajar cuestiones nacionales, porque muchas veces llegan cosas enlatadas, y no nos podemos ubicar en la realidad de Catamarca, tenemos una idiosincrasia, una cultura muy diferente a lo que sucede en Buenos Aires; recibimos capacitaciones, indicaciones, que son tomadas con respeto, pero las adaptamos para  aplicarlas”.

“La Línea es un programa que va en crecimiento, nos queda mucho todavía, pero hemos logrado por lo menos salir más a la luz, hoy todo el mundo habla de este dispositivo, y hace unos años atrás prácticamente no se lo conocía”, considera.

 

La clave es la educación

La directora provincial de Desarrollo Humano y Familia pone el acento en la educación para prevenir realidades que atentan contra los niños y adolescentes. “Soy una convencida de que la clave es la educación, creo que eso nos debe atravesar a todos como funcionarios, como papás, como ciudadanos. Con educación todo se puede lograr, y también hay que educar a las familias, por eso los talleres, además de hacerlos con niños, los destinamos a los padres, sobre todo cuando los damos en los centros vecinales. Por supuesto que la dinámica del abordaje es diferente con los adultos; con un niño se puede trabajar muchísimo, pero si vuelve a su casa y tiene la misma realidad, es muy poco lo que podemos avanzar, por ello es necesario un abordaje familiar. Con educación es una manera positiva de pensar un problema, eduquemos y volvamos a educar”.

Comenta que “cuando tratamos el tema de los derechos con los niños, dejamos en claro que a la par de un derecho también hay una obligación, en particular las cuestiones que tienen que ver con la educación, el compromiso, la formación de personas y ciudadanos con responsabilidades”. 

“Hacemos mucho hincapié en evitar las situaciones laborales en los niños, no naturalizarlas. Eso se ve mucho en la periferia, fuera del casco céntrico, donde hay niños que no sólo van a la escuela sino que tienen que colaborar trabajando a la par de la familia o cuidando a sus hermanos”, describe, apuntando que “en algunas oportunidades esa función es abusiva, excesiva, son niños que de golpe ya no juegan, no comparten con sus pares por tener esa responsabilidad, como si fuesen padres o madres de sus hermanitos. Entonces tratamos de romper sutilmente, con mucha psicología y un trabajo de hormigas, estas cuestiones naturalizadas desde lo laboral y lo funcional a nivel familiar”.

 

2018: 2.650 llamadas y 386 demandas

En cuanto a los números, Mirella Pereyra Pérez afirma que en 2018, “ingresaron un total de 2.650 llamadas, 650, aproximadamente, corresponden a consultas y demandas efectivas; de las cuales 386 fueron demandas por situaciones de vulnerabilidad de los derechos. Las demás las dividimos de acuerdo con otros requerimientos de la gente que pide información sobre la tarjeta Familia, inclusive hemos recibido consultas sobre violencia de género, violencia en el noviazgo, personas que están en la calle; la Línea las recepta, pero el objetivo son los niños, niñas y adolescentes y su situación de riesgo”.

En lo que va del año ya se recibieron unas 170 demandas.

 En cuanto al tipo de demandas, manifiesta que “son variados los motivos, pero en estos últimos tiempos hemos tenido un ingreso bastante  grande de violencia intrafamiliar, el maltrato dentro del hogar, siempre por parte de algún familiar directo ya sea mamá, papá o algún tío. También nos llamó la atención la fuga del hogar y la falta de escolaridad”. 

“Además, ingresó en los últimos meses la problemática del embarazo adolescente, las chicas estaban asustadas, desorientadas, cuando llamaron, necesitaban contención y asesoramiento para enfrentar la situación. Les indicamos que hay un área en la Maternidad donde tienen psicóloga, trabajadora social, médico ginecólogo, quienes pueden orientarlas. Les decimos que deben buscar a una persona de confianza, mamá, papá, una hermana, para que se sientan acompañadas”, indica. 
También refiere que “se registraron denuncias de trabajo infantil, que abordamos con la Copreti y el programa Regreso a Casa con relación a la mendicidad infantil. La gente llama y les decimos que no se cansen de hacerlo cuando vean chicos limpiando vidrios o deambulando en la calle. Muchos ya están identificados y se está trabajando con sus familias”.

“En su mayoría las realidades son difíciles, bastante sensibles para nosotros. Hemos tratado de la mejor manera que vayan al área que corresponde, cuidando la identidad de estos niños, que se mantiene en total reserva”, acentúa.

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