En el marco del Año Diocesano de la Espiritualidad de los Discípulos Misioneros

Los catamarqueños expresaron públicamente su fe en Jesús presente en la Eucaristía

El Obispo pidió que “Jesús entre en lo profundo de nuestros corazones, nos renueve, fortalezca, anime, nos dé alegría y, sobre todo, nos ayude a vivir en la unidad, en la comunión”.
domingo, 23 de junio de 2019 19:31
domingo, 23 de junio de 2019 19:31

Durante la mañana de este domingo 23 de junio, una gran cantidad de fieles de las comunidades parroquiales de Capital se congregaron en el Paseo de la Fe, para celebrar la Solemnidad de Corpus Christi, en el marco del Año Diocesano de la Espiritualidad de los Discípulos Misioneros, último del trienio de preparación para vivir el Jubileo por los 400 años del hallazgo de la Imagen de la Virgen del Valle, el Año Mariano Nacional y el IV Congreso Mariano Nacional.

Un sol radiante acompañó el desarrollo de la Santa Misa, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del Decanato Capital, en el escenario levantado frente al atrio de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle.

En el comienzo los actos litúrgicos, se dio lectura al decreto de designación de los nuevos Ministros Extraordinarios de la Comunión, quienes tendrán la misión de colaborar con los sacerdotes en la distribución de la Eucaristía durante las misas, o llevándola a los enfermos y ancianos.

Al comienzo de su homilía, Mons. Urbanc agradeció la presencia de todos los fieles llegados de diferentes sectores de la ciudad capital, muchos de ellos portando carteles identificatorios, especialmente a “los abanderados y escoltas, a los niños, a los papás, abuelos, a todos los que estamos acá reunidos frente a nuestra Iglesia Catedral, para homenajear a Jesús verdaderamente presente en la Eucaristía. Es la única fiesta en el año en la que hacemos este homenaje público, como dice la canción, pasearon el Corpus por nuestras ciudades, por nuestra calles, para expresar nuestra fe viva en Cristo Jesús presente en la Eucaristía”.

Manifestó que “hoy meditamos uno de los grandes misterios que Cristo quiso dejarnos como legado, como herencia, para no dejarnos solos, nos mandó el Espíritu Santo, pero Él también se quedó verdaderamente presente en la Eucaristía, tal como lo relata el texto del apóstol San Pablo en la Carta a los Corintios, el más antiguo que relata la Eucaristía, incluso anterior al de los Evangelios. Él mismo dice: ‘Yo recibí esto de la comunidad y se lo enseñé a ustedes, como legado, que Jesucristo, el día de la Última Cena, tomó un poco de pan y pronunció estas palabras: ‘Tomen y coman, éste es mi Cuerpo’. Luego tomó un poco de vino del cáliz de las bendiciones y dijo: ‘Tomen y beban, ésta es mi Sangre, que se derrama por ustedes. Hagan esto en memoria mía’. Hoy estamos cumpliendo con este mandato”.

En otro tramo de su predicación, el Obispo se refirió a la institución de los Ministros Extraordinarios de la Comunión, que se realiza en cada Fiesta de Corpus Christi, explicando que “para que este misterio de la Eucaristía llegue a todos los fieles, la Iglesia fue posibilitando que algunos hermanos bautizados, elegidos por el sacerdote, puedan ayudarle a distribuir la Eucaristía cuando hay mucha concurrencia de fieles. Y, sobre todo, para poder llevar la Comunión a los enfermos”. En este sentido, destacó que “tantos enfermos en nuestras comunidades reciben la Eucaristía gracias a estos hermanos que brindan su tiempo para visitarlos, reunir a la familia e invitarlos a rezar al lado de los enfermos”.

Definió que el Ministro de la Comunión “es un servidor que va y lleva la Comunión al hermano enfermo”, y la distribuye en las celebraciones, de manera “extraordinaria, no habitual”, y aclaró que “los sacerdotes somos ministros ordinarios de la Eucaristía, y los laicos ministros extraordinarios de la Comunión”.

Como los ministros ejercen este servicio en su parroquia, invitó a los fieles a que “tienen que ser conocidos en sus respectivas comunidades”, y consideró que es importante su “formación litúrgica y pastoral, atrayendo a los laicos para que se formen bien en la vida cristiana para poder servir bien en la comunidad”.

También advirtió sobre algunas personas que afirman ser sacerdotes cuando en realidad no lo son, sembrando “la confusión y aprovechándose de la buena voluntad de ustedes”. Es por ello que exhortó a que “aprendan a conocer a sus sacerdotes, no somos muchos, somos unos 50 acá, en Catamarca”, afirmó.

Al concluir su mensaje, Mons. Urbanc  expresó que en “esta celebración pública de la Eucaristía, pidámosle a Jesús que entre en lo profundo de nuestros corazones, nos renueve, fortalezca, anime, nos dé alegría y, sobre todo, nos ayude a vivir en la unidad, en la comunión, que es una tarea diaria”.

Seguidamente, procedió al rito de la bendición de los nuevos Ministros Extraordinarios de la Comunión presentes en la Santa Misa.

Procesión con el Santísimo Sacramento

Al finalizar la celebración eucarística, los fieles participaron de la procesión más importante del año, acompañando a Jesús, verdaderamente presente en la Sagrada Eucaristía, alrededor de la plaza 25 de Mayo.

Tras la Cruz procesional se encolumnaron los abanderados y escoltas de instituciones educativas del medio, el Señor Obispo y los sacerdotes, quienes portaron la Custodia con el Santísimo Sacramento.

Durante el recorrido rezaron y cantaron, deteniéndose en los altares levantados en distintos puntos del principal paseo público de la ciudad capital.

Al arribar al atrio de la Catedral Basílica, el Obispo bendijo con el Santísimo Sacramento, como culminación de esta verdadera manifestación pública de fe en Jesús Eucaristía.

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