En el Camarín de la Catedral

Mons. Cargnello celebró 25 años como obispo

Familiares, amigos y fieles católicos acompañaron al catamarqueño que es arzobispo de Salta.
viernes, 28 de junio de 2019 00:02
viernes, 28 de junio de 2019 00:02

El miércoles 26 de junio, el arzobispo de Salta, Mons. Mario Cargnello, celebró los 25 años de su consagración episcopal a los pies de la Madre del Valle. En horas del mediodía presidió la Misa de acción de gracias en el Camarín de la Virgen, que fue concelebrada por el Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, y sacerdotes del clero catamarqueño.


Fue una emotiva ceremonia, que  contó con la participación de familiares, amigos y fieles en general, quienes se dieron cita en el Santuario Mariano para acompañarlo “en este momento especial de su vida de consagrado, que decidió vivir en esta Iglesia particular a la que sirvió durante varios años desde su ministerio sacerdotal”, señalaron desde el Obispado.


Durante su mensaje, Mons. Cargnello  reflexionó acerca de la amistad y valoró la posibilidad de estar “con mi familia, con los amigos de siempre, con los que se han ido incorporando, eso es lo que queda. No por nada Cristo se hizo amigo nuestro, y el Concilio va a decir que Dios busca al hombre como un amigo busca a un amigo, hablando de la revelación, y Pablo VI quiso mostrar eso de la amistad para plantear a la Iglesia como comunidad del diálogo. Por eso le agradezco a Dios todo esto”.


Luego se refirió a la figura de Abraham, quien supo “mirar lejos”, porque creyó y se apoyó en el Señor; “y en ese mirar lejos, un signo de que Dios nos acompaña son los amigos. Jesús dice: ‘Ya no los llamo siervos sino amigos’. Confiar en el Señor, mirar lejos, ponerse en movimiento, es lo que nos da la certeza de que no podemos hacer otra cosa que dar gracias a Dios que nos ha dado mucho, aún el dolor; entonces no seamos mezquinos de confiar en Dios aun cuando nos toquen desiertos, y en el seguir caminando, en el levantarnos, en el apostar a la comunión y a la amistad”, afirmó.


Al dirigirse a sus hermanos en el sacerdocio manifestó que “hay una experiencia que estoy viviendo en estos días y es el vínculo profundo que existe entre nosotros sacerdotes -vale para todo cristiano- y la Eucaristía. La Eucaristía vivida como presencia del Señor, como sacrificio que se renueva, como mandato de una entrega, que te sostiene cada día. Eso no lo dejemos, lo necesita, lo pide la gente, y es lo que a nosotros nos llena el alma”.

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