Las primeras psicólogas que arribaron a Catamarca lo hicieron en la época de los años ’70. La pionera fue Nelly Urquiza, oriunda de la provincia. Luego empezaron a sumarse otras profesionales de la salud mental que vinieron desde Córdoba y Santa Fe. Pero también hubo más catamarqueñas que retornaron tras haber finalizado sus estudios en universidades de diferentes puntos del país.

Por aquellos años, las iniciadoras se encontraron con tres prejuicios en la sociedad catamarqueña: el mote de la locura, la religión y la política. La psicóloga María Scaglia (72), quien provino desde Córdoba, explicó a El Esquiú Play que “la locura ha sido estigmatizada siempre y nos asociaban a esto, la representación de que hay otros factores que requieren de la intervención de un psicólogo, no estaba incluido. Entonces, ir al psicólogo podía significar estar loco, con todo lo que eso podía implicar. El otro, podía tener que ver con lo religioso, en el sentido de que el psicólogo podía ser visto como alguien que contradecía los rituales religiosos y demás. Y el tercer gran prejuicio que también tuvo que ver con una cuestión política, creo que tuvo que ver con asociarnos a los psicólogos a la izquierda. Eso lo vimos muy dolorosamente durante la época del proceso militar, es decir del ’76 al ’83. Hubo psicólogos, psiquiatras presos. Entonces, fueron los tres grandes prejuicios”. 

Scaglia también comentó que la apertura de la sociedad para con el trabajo que realizan los psicólogos se fue dando de manera “gradual” y con el paso de los años. Además, consideró que al haberse insertado en instituciones como la Universidad y los hospitales pudieron contactarse directamente con la comunidad, algo que hizo perder terreno a los prejuicios.

De boca en boca

Carmen Inés Martínez (71), quien llegó desde Santa Fe, contó cómo hacían los catamarqueños para localizar a las psicólogas que brindaban servicio. “Había algunos profesionales que publicaban en los diarios sus domicilios y los servicios que cumplían. Y había otros que no, pero a medida que se iban atendiendo pacientes, ellos mismos se encargaban de transmitir el nombre del psicólogo que lo atendía y de esa manera se fue haciendo una cierta publicidad acerca de la tarea del psicólogo”, recordó. Por otra parte, Martínez valoró a la ley de Ejercicio Profesional sancionada y promulgada en 1985 porque “se logró fundamentalmente convertirse la psicología en una ciencia independiente, autónoma de la medicina”. Antes de que eso ocurriera, “la psicología era una rama de la medicina, donde toda atención psicológica dependía de la derivación de un médico, de un psiquiatra”, según remarcó Martínez.