Cara a cara

En el escenario como en la vida: un ganador de grandes desafíos

domingo, 1 de marzo de 2020 06:00
domingo, 1 de marzo de 2020 06:00

HOY: CARLOS TAPIA

No duda en autodefinirse como un “humorista bueno, de buena fe”, antes que “un buen humorista”. No duda en elegir el “ahí va un buen chango” antes que “ahí va un buen artista” cuando juzga la voz de la calle. Con 25 años de profesión y 47 de vida, ha logrado conformar el perfil de un verdadero showman, esas figuras que propone un show en la cual es protagonista excluyente porque hace humor, anima, conduce, es locutor y además canta. Y todo lo hace bien. Aceptó siempre el desafío a la capacidad de hacer. Contra viento y marea. Es un optimista de la vida, aferrado a su enorme fe y a la enseñanza que le dejó leer la Biblia. Está casado con María Noelia Villagra y tienen tres hijos: Virginia, Valentina (“¡tiene una voz!”, presume) y Matías (“a los 12 años es el locutor en los actos de la escuela”, vuelve a presumir). Confía en que sus hijos serán grandes artistas. Su humorista preferido es Hugo Varela y está plenamente convencido de que el humor cura y es necesario en todo momento. Su barrio querido es La Chacarita, “donde vivió un grande como Luis Oscar Aísa”. El Cara a Cara de este domingo propone conocer el pensamiento del artista Carlos Alberto Tapia, más conocido con el diminutivo de “Carlitos”, diminutivo que se ganó en la vida por portar el documento de buena gente y de los que se hacen querer. Un ganador de aplausos abajo y arriba del escenario.

  -Por dedicarte al arte de hacer humor y cantar, ¿has perdido la oportunidad de tener otra profesión?

  -(De manera categórica) No. Tengo otras profesiones que me gustan: el periodismo, la locución, la conducción, pero le elección es hacer humor… y además, canto un poquito. El humor me tira más porque  es necesario, es terapéutico y (sonríe) porque no hay muchos humoristas. 

  -En medio de tanta crisis, ¿hoy cuesta mucho hacer reír?

  -La gente necesita reírse, divertirse, para eso paga. La gente no paga para ir a llorar en un espectáculo. Está ávida de pasarla bien. ¿Qué está difícil para hacer humor? Respondería que mitad y mitad: sí y no. Te doy un ejemplo: cuando hice al Papa Francisco en la Televisión Pública de Catamarca, donde estoy hace cinco años, una señora me dijo “La Virgen lo va a retar, eso no se hace”. Depende de cómo lo tome cada uno, y el humor es eso precisamente, porque el Obispo (monseñor Luis Urbanc), vino, me dio un abrazo y me felicitó. Entendió que yo le estaba rindiendo un homenaje a la figura del Papa.

  -A propósito: ¿las nuevas reglas de juego que tienen que ver con el feminismo, violencia de género y otras cuestiones, han condicionado en algo tu rutina artística?

  -No. Porque la esencia de todo humorista es no hacer daño, porque bien se puede hacer un humor sano. Yo tengo un hijo que a los 8 años me pregunta: ¿papá, porqué te disfrazas de mujer? Le respondo que estoy haciendo una parodia de un ama de casa catamarqueña, que en síntesis es un homenaje a la mujer catamarqueña; ese es el verdadero espíritu de la imitación. El personaje se llama “Choly Berreta”. En pocas palabras: me gustan los desafíos y por eso me gusta el humor. Hay otras actividades artísticas menos comprometedoras, pero seguramente no tienen la emoción de sentir y vivir la reacción de la gente. Vos cantás un tema musical y sabes que al final hay un aplauso; vos contás un chiste y no sabes si la respuesta es una risa o una expresión de alegría, o nada. Por eso digo que me gustan los desafíos. El humor te permite precisamente eso: asumir los desafíos.

  -Estamos en presencia de alguien que hace humor, canta, hace locución, es animador de espectáculos. ¿Todo va de la mano o por ahí te dedicas al canto?

  -Es que todo eso va conmigo, forma parte de mí ser. Sin caer en una expresión de egocentrismo porque vivo con los pies sobre la tierra, creo que me siento artista desde chiquito, desde cuando relataba fútbol en la canchita del barrio; en los boy scout era el que entretenía a la tropa cuando me disfrazaba y contaba chistes, alentando siempre a los demás. Siempre fui así. No perdí la risa ni cuando estuve muy enfermo; la gente que me conoce no lo podía creer. Cuando estaba internado en el Allende (Córdoba), a los demás pacientes siempre les transmití alegría, ganas de salir adelante. Estoy convencido que el humor te cura y logré contagiar a otra gente que necesitaba una muestra de fe y ganas de curarse.

  -¿Sos tan divertido en la vida como en los espectáculos que te tienen como protagonista?

  -La gran mayoría de los humoristas somos demasiados serios y responsables. La responsabilidad y la seriedad pasan por trabajar tus ofrecimientos artísticos. Yo no me pongo a escuchar chistes de otros para después hacerlos en un escenario o una fiesta. Lo mío nace de las cosas cotidianas de la vida misma. Hay algo que siempre lo tuve claro: el humor tiene que ser sano. Alguna vez me quisieron comprometer en cuestiones que no se ajustaron a la verdad. Pero el tiempo puso las cosas en su lugar y no les voy a dar de comer a los que juegan con malas intenciones y salieron a decir mentiras.

  -Hay una particularidad en tu profesión de humorista: muchos  identifican tu humor por tu labor radial. ¿Cuántos años de radio haciendo humor?

  -Y ya son dieciséis. En Radio Unión estuve once años y el resto en Radio Provincia. En Radio Unión hicimos “Tardes de Gloria” con la locutora Gloria Gutiérrez. Logramos hacer una dupla espectacular. Además, llegamos a tener una audiencia extraordinaria, alcancé a hacer 25 personajes. A algunos personajes catamarqueños dejé de hacerlos porque me enteré que no estaban de acuerdo con las imitaciones. Una tontera que no pienso darle más valor que eso: una tontera. 

  -En un tramo de tu carrera artística te acompañaron algunos músicos en tus espectáculos.

  -Sí, y músicos muy buenos. Te puedo nombrar a Raúl Nieva, Cachito Quiroga y Popy Arréguez. Recuerdo que cuando comenzamos con Los Chiripas estaban Dany Tapia, mi hermano Mario que falleció, Cachito Quiroga y luego se sumó Popy.

  - Después, Los Chiripas tenían como protagonistas a Carlos Tapia y Oscar “El Bomba” Contrera.

 -La cosa se dio por casualidad: ambos trabajábamos en esto de las AFJP y en una de esas nos mandan a trabajar en la zona de Anillaco, en La Rioja. En un cumpleaños de Carlos Menem se hizo lo que se dio en llamar la fiesta del pueblo, en una carpa instalada en una cancha de fútbol. Ahí actuamos juntos con “El Bomba” y tuvo una gran repercusión: estaba el país en esa fiesta en la década del `90. Y ahí arrancamos y fuimos de los pocos catamarqueños que llenamos dos veces la sala mayor del Cine Teatro Catamarca.

  -¿Cuánto influyó tu padre en tu veta humorística, un hombre muy divertido en la vida?

  -Sí, totalmente. Mi viejo me llevaba a fiestas familiares que empezaban al mediodía y terminaban por la noche. Cuando me cansaba me iba a esperarlo en la camioneta. Y te estoy hablando de la época que mi padre era verdulero, cuando traía zapallos y calabazas de Singuil cruzando la cuesta en aquellos años. Marito Tapia es muy recordado por sus valsecitos peruanos acompañado en guitarra y por la “chispa” que tenía para hacer reír con sus ocurrencias.

  -¿Recuerdas un hecho que te haya marcado en tu vida para tomar la decisión de dedicarte al humor, o se fue dando con los correr de los años?

  -Todo se fue dando de manera espontánea. Con el nombre de Los Chiripas nos pasó lo mismo. Otra de las actuaciones más recordadas con el dúo fue en el Hotel Sheraton, en Buenos Aires. Nos llevó el Colegio de Abogados de Catamarca a un encuentro nacional y yo todavía era veinteañero.

  -¿Cómo llegaste al Showmatch de Marcelo Tinelli?

  -Como te conté anteriormente, trabajaba para una AFJP. Un día me llaman a Buenos Aires y me dicen que tenían una doble indemnización para arreglar mi salida de la empresa. Ahí nomás agarré viaje y me dieron la plata.  Fue entonces cuando un compañero me comentó que estaban haciendo un casting en el Parque Sarmiento para el programa de Tinelli. Me fui al Parque Sarmiento y luego me enteré por TELEFE que era uno de los seleccionados y que Enrique Pinti era uno de los que seleccionaban. Me informan un domingo que al otro día tenía que estar en Buenos Aires. Recuerdo que entré a las dos de la tarde y salí a las doce de la noche. A la rutina que tenía ensayada me la pidieron cuatro veces distintos colaboradores de Tinelli.

  -¿Qué es lo que propone Carlos Tapia cuando contratan tus servicios?
  -Todo: imitaciones de numerosos personajes, canto, animación, conducción, música de variados géneros. Y algo muy importante: tener un buen sonido. La parte técnica es fundamental. Es más: cobro lo que yo hago, y no cobro el sonido.
 
  -Has pasado por momentos difíciles de salud. ¿Tu espíritu de fe y lucha, más tu forma de vivir la vida te ha servido de algo?

  -Me sirvió no solamente en los momentos difíciles de salud, sino también en la vida misma. Insisto: el humor me facilitó salir adelante en lo laboral, en lo personal, en lo espiritual, en lo profesional. Te digo más: soy muy creyente, me aferro mucho a la fe. Te cuento lo que me pasó cuando estaba en la sala de aislamiento en el Hospital Allende de Córdoba. La vi llorar a la enfermera y me largué a llorar. Estuve 45 días en una especie de cápsula en la que nadie podía entrar. Estaba en una sala blindada por vidrios.  Un día, la enfermera me dijo: “mirá la ventana”. Era la imagen del Espíritu Santo con una luz impresionante. La enfermera dijo que era un milagro y que yo iba a salir bien de mi enfermedad. El trasplante de médula es blanco o negro, no hay otra. 

  -¿Sos muy creyente de la Virgen del Valle?

  -Muy, pero muy creyente. 

  -¿Se te cruzó por la cabeza alguna vez el “hasta acá llegué”?

  -Cuando caí en aislamiento y vi a mi señora que estaba a cuatro metros. Tenía una aplasia medular. Pero he tenido más fe que miedo, realmente. Leí un librito sobre los riesgos de muerte y estaba el riesgo de que algo pudiera fallar. Y aquí estoy, con la fe intacta.

  -Hablando de “puede fallar”. ¿Recuerdas alguna actuación en la cual las cosas no te salieron bien?

  -Me pasaron dos cosas: una en la cual no tuve respuesta al show y otra que no me quisieron pagar. Una vez, actuando en el cumpleaños de un conocido locutor. Estaban sus amigos y familiares, y los chistes no tenían ninguna respuesta, salvo para un grupo de jóvenes que reían y aplaudían. Ahí uno se pregunta: ¿qué estoy haciendo mal? Decidí cantar y me fue mejor. La otra, cuando no me quisieron pagar, mejor olvidarlo. Le dije: “está bien, no me debes nada”. Después, me mandó la plata al trabajo. Parece que se arrepintió. Hace poco, en una fiesta de la Universidad, una señora me dijo: “hizo un chiste `machirulo`”. La entendí, le pedí disculpas y pasó. Ella había mal interpretado el chiste.

  -¿Qué pasó con Carlos Tapia en los festivales folclóricos, ausente de unos años a esta parte?

  -Con los años, comprobé el mal trato al humorista. Te tratan como un relleno de la cartelera. No hay respeto. Pero no me voy a poner en papel de víctima, jamás. Así se dieron las cosas y ya está. Me siento muy bien trabajando en fiestas privadas. Una anécdota: Estuve en Córdoba charlando con Cacho Buenaventura y tuvo palabras de elogios para Julito Quiroga, al que considera “uno de los mejores humoristas que tuvo el país”. Tenemos que luchar para que respeten nuestra profesión. Porque hay algo fundamental: uno trabaja y se prepara para hacer un show y, al menos yo, le pongo alma y vida a cada actuación. Entonces, lo menos que podes exigir del otro lado es respeto.

  -En la Fiesta Nacional del Poncho te borraron de las últimas carteleras: ¿Qué pasó?

  -Hace unos años, estaba programado en determinado horario un cantante de temas latinos muy famoso. De pronto, el animador casi nos empujó al escenario –yo estaba acompañado por Popy Arréguez- y ni siquiera teníamos retorno. Había que rellenar ese tiempo para preparar el escenario para el número fuerte. Esos nos hacen a nosotros. Ya en el camarín me volvieron a llamar para que suba solo porque el animador discutía con el artista internacional. Me negué, por supuesto. Ahí dije: “basta de maltrato”. Eso pasó. Quiero que la gente me entienda.
 

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Satisfacción
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Tristeza
0%
Incertidumbre
33%
Indiferencia

Comentarios

1/3/2020 | 16:30
#149006
Carlos Tapia es el mejor

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