Opinión

“La peste (humanizadora)”

Un mundo al cual sólo una catástrofe logra rehumanizar
domingo, 12 de abril de 2020 01:28
domingo, 12 de abril de 2020 01:28

Por CPN Germán Vittore

En esta “Columna Centenaria” (la nro. 100 publicada en este prestigioso Diario) voy a emplear los fundamentos de la novela “La Peste”, del escritor francés Albert Camus, que cuenta la historia de unos doctores que descubren el sentido de la solidaridad y de la labor humanitaria en una ciudad azotada por una plaga.


En la nro. 99 anterior, reflexionábamos ante el coronavirus con “El Rey (Mercado) está desnudo”. Y hacíamos mención de cómo la mayoría de los países del mundo -hasta los más “(neo)liberales” que hasta hace poco, en su demagogia de austeridad, se encontraban ajustando sus inversiones en seguridad social, salud pública, etc.- comenzaron a tomar fuertes y drásticas medidas para cuidar a su población y ayudar a sus paralizadas economías locales. Sorprende ver que, cuando las papas queman, se convierten sin pudor alguno casi en ortodoxos “Keynesianos”.

Capitalismo y democracias; desigualdad

En la actualidad vivimos en un mundo regido por el “capitalismo” (la guerra fría terminó hace rato y está claro quién fue el gran vencedor -en todos los sentidos-, ¿no?) y por las “democracias”, entendidas como el sistema político que defiende la soberanía de los pueblos, donde los mismos gobiernan a través de sus representantes para garantizar sus derechos y bienestar general (dejando de lado la discusión; si realmente no es el nuevo que los somete, controla y domestica al antojo de los actuales “amos y señores” del orbe, como lo fuera otrora la esclavitud o el feudalismo). 


El mundo de hoy está “gobernado” por algunas pocas potencias (principalmente por el “imperio romano actual de las 51 estrellas”) y por los grandes poderes económicos y financieros transnacionales (que representan al capitalismo rancio, casi monopólico y altamente especulativo); donde las democracias parecieran estar subyugadas a sus normas, leyes, ideologías y voluntades. 


Esto último no nos debería sorprender, ya que este “mundo capitalista y democrático” ha logrado que el 1 % más rico de la población mundial tenga más del doble de la riqueza que 6.900 millones de personas y que la pobreza extrema multidimensional azote a más de 1.300 millones de personas. Todo dentro de un marco cada vez más desigual, donde día a día germinan unos cuantos nuevos ricos y, en simultáneo, millones de nuevos pobres y postergados. 


Si tomamos cabal dimensión de esta realidad, la necesaria pregunta sería: “¿y ahora quién podrá defendernos?” (diría “el mundo de a pie” en un capítulo del Chapulín Colorado). Bajo los sistemas democráticos, el único que puede y debe hacerlo es el “Estado”.


Comprendido esto, comencemos con las reflexiones:
¿Será importante e imprescindible entonces, en el mundo actual, contar con Estados eficientes, fuertes, activos, progresivos, inclusivos, etc. que regulen y democraticen la economía en pos del bien común de sus representados? 


¿Se comprende ahora el por qué de la relevancia que han tomado los Estados ante la pandemia del COVID-19?
¿Por qué ante “la pandemia de la pobreza”, por ejemplo, dejando de lado muchas otras que genera el sistema capitalista a ultranza vigente (desregulador, privatizador, concentrador, especulador, etc.), “el mundo” y los Estados hacen nada o muy poco?
Pareciera que “la peste del Coronavirus” rehumanizó la economía y la puso al servicio de las mayorías, tratando de cuidar a los más vulnerables, ¿no? Lástima que haga falta una catástrofe sanitaria de esta magnitud para que quede expuesta y en evidencia la deshumanización de “la peste del Capitalismo salvaje” (que concentra en pocos y excluye a muchos), ¿no?


En definitiva, ¿por qué, ante esta crisis (como si no hubiera otras de igual o mayor magnitud todos los días en el mundo), la gran mayoría de los Estados que representan a los pueblos de todo el orbe gobiernan con extrema firmeza representándolos y resguardándolos a pesar de las premisas y reglas impuestas por el hoy desnudo “Rey (Mercado)”?, ¿por qué ahora y no siempre son progresistas, garantistas de derechos e igualdades para las mayorías y regulan en su justa medida a la concentrada y especulativa economía?

El día después de “el día…”, ¿se rehumanizará la economía?

Imaginemos el día después del día que concluya esta pandemia. ¿Qué opinan?, ¿el “Dios Mercado” menguará su impronta o sólo se agazapó para volver a saltarnos a la yugular ni bien entremos de nuevo en la “normalidad”?, ¿habremos aprendido todos algo de esta gran crisis sanitaria mundial?, ¿los honestos y bienintencionados gobernantes y líderes del mundo habrán aprendido la lección?, ¿el mundo habrá cambiado (para mejor) o será el mismo de antes?


Todas preguntas hoy no tienen respuestas y sólo generan los mejores anhelos y deseos. Ojalá esta histórica pandemia del coronavirus concluya pronto, no se lleve más vidas ajenas, las economías se recuperen más fortalecidas y saneadas del obsceno libertinaje de concentración, desregulación y financiarización y surja un mundo mejor, más igualitario, solidario, empático y justo. 


Anhelo que la lección de “la peste del coronavirus” rehumanice el mundo en que vivimos.

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