Si le dan a elegir, no tiene duda: luciría un traje de gaucho ante cualquier otra ropa. Define con la palabra amor el sentimiento que tiene por la Virgen del Valle y Catamarca. Siente nostalgias de aquellos viernes de guitarreadas con el “Gordo” Mitaritonna, el vino amigo y los changos. Hoy, respetando la cuarentena junto a su esposa Martha, recuerda a los personajes que inspiraron su chacarera, que pasaron a ser los personajes de todos por la notable repercusión alcanzada por el tema.

Es miembro de una reconocida familia catamarqueña, identificada con uno de los bellos lugares que tiene la geografía provincial: Las Juntas, donde creó además el Festival del Membrillo. Jubilado vial luego de 44 años de servicio. El Cara a cara de este domingo tiene como protagonista a Guillermo Alberto Zavaleta, el querido “Chivo” del Trío Zamba y de los mostachos prominentes, que manifiesta en cada acto de su vida que ser catamarqueño es un honor. 

  -Sos un reconocido folclorista y defensor de nuestras tradiciones. ¿Desde cuándo te aferraste a esas convicciones?

  -Eso viene de cuna. En casa se escuchaba mucha radio, la recordada LW7; el “Glostora tango club” a nivel nacional. Mi hermano Armando, junto al profesor “Chato” Maldonado (vivía por la calle Salta entre Mota Botello y Chacabuco) –creo que era el único guitarrista concertista que había entre nosotros, creo- tocaba el bombo. Ahí empezó todo. Además, mi viejo, que era salteño, era muy amigo de (Eduardo) Falú, de (Jaime) Dávalos, Castilla y el “Cuchi” Leguizamón. Una anécdota: Eduardo Falú se hizo conocido con ese nombre por iniciativa de mi padre. Era la época de la Tropilla de Huachi Pampa y el salteño se hacía llamar Yamandú Tilcara, hasta que un día mi viejo le dijo “déjate de joder, usa tu nombre y apellido”, y de esa manera comenzó a identificarse como Eduardo Falú.

  -Tu hermano Armando es el autor de un clásico de nuestro folclore: Zamba de Las Juntas y otros temas.

  -Un hermanazo. Sí, efectivamente es también autor de otras composiciones. Existe la posibilidad de grabar un disco en el cual se incluyan varios temas de su autoría. Tengo en mi repertorio varias canciones de Catamarca. Armando salía a guitarrear y siempre me invitaba.

  -Cuando decimos Las Juntas, ¿qué significa para vos?

  -¡Ay, hermano! Es lo más grande. Algunos se enojan cuando digo que es lo más lindo del mundo. Amo estar allí, compartir con los amigos, con los parientes, con la gente del lugar; ver y recordar las corridas.

  -La historia cuenta que sos uno de los creadores del Festival del Membrillo, que identifica a Las Juntas.

  -Te digo la verdad: yo soy el autor de la idea de que se haga el Festival del Membrillo.

  -¿Cómo es la real historia?

  -En una oración, como a esta hora (la nota se hizo cerca de las 19), estábamos con unos amigos en Las Juntas. Ahí dije: “Voy a hacer un festival”. En un principio quería que se llame “El verano en Las Juntas”, porque antes los membrillos se utilizaban para dividir terrenos, lotes o potreros. Recuerdo que cuando tiré la idea, mi mamá me apoyó con un “yo te voy a hacer las empanadas”. Ahí nomás me fui a decirle a los otros changos que estaban en el boliche de “Caco” y la iniciativa les pareció hermosa. La verdad también es que el que le pone el nombre al festival  es el Dr. “Negrucho” Clavero. Después de algunas reuniones con chicas y changos, comenzó la publicidad y de esa manera nació el Membrillo. Fui presidente de la primera comisión, Raúl Vera el tesorero y  (Antonio) el “Gordo” Mitaritonna era secretario. Te estoy hablando del verano del año 1975. Yo quería que toda la gente de Las Juntas trabaje y venda sus cosas en el festival. Te cuento: lo único que le debo al Membrillo son dos empanadas. (Sonríe abiertamente) Fue así: las pedí, las comí y me olvidé de pagar (vuelve a reír).

  -Hay otro personaje que tuvo mucho protagonismo en el festival y en Las Juntas: el escribano “Chucho” Salman.

  -“Chucho” nos prestó el corral para que lo usáramos como predio para el festival. Te digo más: tengo la donación del corral para que se haga el Membrillo. Para el segundo año del festival vino (Jorge) Cafrune y lo trajo “Chucho”. Aquello fue todo muy lindo. Recuerdo que cuando se largaban esas lluvias de veranos, los changos artistas andaban de aquí para allá acarreando sillas y armando el escenario en otro lugar. Después, por algunas cuestiones que no vienen al caso mencionar, nos fuimos con el festival a La Salvia. No quedan dudas que “Chucho” era un personaje muy querido y muy respetado.

  -En aquella época, en coincidencia con el nacimiento del Festival del Membrillo, nacía una formación muy cara a tus afectos: el Trío Zamba.

  -Claro. El nombre del trío respondía a las primeras letras de nuestros apellidos: Zabaleta, Mitaritonna y Barrionuevo en el bandoneón. Pero quiero aprovechar esta oportunidad para recordar que también creamos otros festivales en la provincia: el del Pimiento en La Merced, el del Zapallo en Balcosna y junto a la familia Martínez el del Queso en Humaya (Ambato). Esto me recuerda que teníamos una organización que se llamaba Catamarca Producciones.

  -Eran otros tiempos, en muchos aspectos.

  -¡Era todo muy lindo! Había mucha armonía entre la changada folclorista. No digo que no lo merezcan, pero no había tantas exigencias económicas a la hora de actuar. Ahora recuerdo que en Las Juntas, durante algunos años, no se hacía el festival porque no se reunían o no tenían fondos para pagar a los artistas. Con otros changos lo armábamos en un día al festival. Lo que se recaudaba era para la escuela y las maestras hacían y vendían las empanadas. Por esos tiempos, teníamos la publicidad en un programa radial muy escuchado, “Catamarca crece”, que conducía Luis Oscar Aísa. Todo lo que necesitábamos para Las Juntas, lo pedíamos a través de Aísa. Quiero hacer una mención especial a gente que apoyaba toda iniciativa en favor de Las Juntas: José María Rivarola, las hijas de Gaspar Guzmán, Sara María, Rosa María, María Florencia, las chicas Pingitore, el “Chivo” Raúl Salas, Raúl y Luis Vera y tantas mujeres y hombres que ponían hasta el corazón. Pido las disculpas del caso si me olvido de algunos nombres.

  -El “Gordo” Mitaritonna era algo más que un amigo tuyo…
  -(Enfáticamente) ¡Sí, era como un hermano, un azote! (Lanza una carcajada) Era como (Alberto) Olmedo, te hacía reír en todo momento. No te podías aburrir con el “Gordo”. Fue alguien muy querido para mí.

  -Hay un antes y un después en el Trío Zamba cuando muere Mitaritonna.

  -Es así. Al trío le faltaba yo y  a mí me faltaba el “Gordo” Mitaritonna. Esto no le quita méritos a los que siguieron con la formación, changos con muchas condiciones. Pero bueno, todo fue distinto. ¡Las anécdotas que hay!

  -¿Sientes que te ha llegado el unánime reconocimiento a la chacarera “Personajes de mi pago”?

  -Sí, absolutamente. Recuerdo que teníamos un conjunto con Carlos de la Barrera, el “Negro” Giménez, el “Gringo” Giménez y yo, se llamaba Las Voces del Ambato. Fuimos a actuar en Santiago del Estero porque éramos muy amigos de los changos que formaban Las Sombras Azules. Y ahí escucho una chacarera que iba nombrando a distintos personajes santiagueños, entre los que había poetas, músicos, bailarines. Se me ocurrió hacer algo con gente de Catamarca, y te digo que me faltaron nombrar a varios: el “Bicicleta”, el “Velorio”, Mamani, la “Payana”. Soy de esos changos que siempre me gustó compartir con esa gente humilde pero muy querida.

  -¿Llegaste a conocer a todos los personajes que nombras en la chacarera?

  -¡Sí, por supuesto!

  -Nos contaron que se viene la segunda parte de “Personajes de mi pago”. ¿Es así?

  -Sí, ya tengo algunos personajes, pero voy a seguir escarbando; algo va a salir. Si no es chacarera, puede ser un aire de gato.

  -La vida te ha dado muchos amigos de la vida misma, y también otros del ambiente folclórico.

  -Sí, sí…es algo muy lindo. Así somos todos los Zavaleta: querendones y queridos. Eso viene de familia.

  -Somos conocedores además que tienes una profunda devoción por nuestra Morena del Valle.

  -¡Lo más grande y hermoso que hay! Siempre voy a visitarla a la Catedral y le rezo de noche, antes de acostarme.

  -Son muchos los que sostienen que si Catamarca no tiene casos de coronavirus es por la protección de la Virgencita del Valle. ¿Cuál es tu opinión?

  -(De manera categórica) ¡No hay duda! Sí, es así. Estamos amparados por el manto de la Virgen.

  -¿Alguna vez le pediste un milagro a la Virgen?

  -No. Creo que no lo merezco. Pensaría en algo para Catamarca, porque amo Catamarca.

  -¿Recuerdas algunos lugares de guitarreadas que hoy se extrañan?

  -Algunas peñas son inolvidables: Flor de Tusca, El Achalay (por Rivadavia al 800) y un lindo reducto en Las Chacras, que tenía don Miguel Moreta.

Los personajes de la chacarera

A pedido nuestro, Guillermo recordó a los personajes que forman parte de la celebrada creación en ritmo de chacarera:

  -Al “Puri” (En una tintorería, con su bolsita arpillera, siempre veía entrar leña al “Puri cogote i` guinea”) un día se le voló el sombrero y quedó enganchado en los cables de la luz. Recuerdo que saltaba para alcanzarlo; era imposible, pero él lo intentaba.
  -“Pancho e` la Catedral” (Siempre lo veía pasa a “Pancho e` la Catedral”, lo mismo pero machada, a doña Julia Brandan) era mudo, alguien muy querido.

  -“Rosita” (“La Rosita”, por ejemplo, con sus pies descalzos, no importaba el sol ni el agua, taconeaba el asfalto) siempre andaba descalza. Cuando el gobierno de Alderete Salas le puso asfalto a las calles, ella con su ignorancia, pobrecita, cruzó la calle y se quemó los pies.

  -El “Cuchi freído” (“Cuchi freído”, dónde estás, dónde estás que no te veo? Seguro que estarás lustrando allá en las puertas del cielo), esto contado por gente mayor, fue criado por un señor que vivía en la esquina de Mota Botello y Junín. Es dueño de una historia increíble: tocaba el piano y escribía. Después se le dio por tomar. Había un tipo muy conocido que lo hacía tomar, lo hacía firmar papeles y se quedó con todo.
 

Personal

-Nombres y apellido: Guillermo Alberto Zavaleta.
-Padres: Armando Felipe Zavaleta (fue presidente del IPPS-Instituto Provincial de Previsión Social) y Elsa Olmos de Zavaleta (en la década del `80 fue doble página de La Unión por su extraordinaria colección de mates de plata).
-Esposa: Martha Raiden Lascano.
-Hijo: Diego Zavaleta.
-Nieta: Paula.
  -Hermanos: “Éramos siete: cuatro changos y tres chinitas”. Fallecieron Armando, Carlos y Sergio. Las restantes hermanas son: Elsa Esther de Morcos, escribana Lilla de Ponferrada y Martha de Guzmán Rodríguez.
  -¿Por qué el apodo de “Chivo”? “En realidad, el apodo se lo pusieron a mi hermano Carlos y de ahí somos `chivos` todos. Le decían así por la forma que saltaba cando jugaba al básquetbol. Y quedó así…como los Moraga, que son todos “palillo” o los Díaz Martínez, que son todos “repollo”.
  -Festivales folclóricos: “Todo pueblo merece tener un festival folclórico. Al Poncho, por ejemplo, lo haría con gente nuestra y delegaciones de otras provincias del país. Que se dejen de macanear con los consagrados que vienen y se llevan toda la guita. Parece que estás viendo la televisión, siempre aparecen los mismos”.
  -Un amigo: “Te digo como decía (Atahualpa) Yupanqui: es uno mismo con otro cuero. Valoro mucho la amistad, y gracias a Dios tengo muchos buenos amigos.”
  -Un equipo de fútbol: ¡Racing Club! Grandes como Perón, Gardel o Yupanqui eran de La Academia.
  -Un equipo de fútbol local: “`Vialonce`, de Vialidad Nacional. Era un equipazo, prácticamente un seleccionado catamarqueño. Lo tuvimos de técnico al “Tucumano” Juárez, jugaban Lucho Brizuela, “Chichì” Carrión, Edgardo Perea, “El loco” Pintos, “El Flaco” Herrera, atajaban el “Lungo” Ortiz y Humberto Valdez. Podría nombrarte a tantos. Algunos ya no están entre nosotros, pero los recuerdo con mucho afecto.