Cara a cara

Recordando a Don Pepe Zalazar: el ilustre vecino de Rivadavia al 800

domingo, 24 de mayo de 2020 06:00
domingo, 24 de mayo de 2020 06:00

HOY: RICARDO ZALAZAR (para que no nos gane el olvido)

Don Pepe Zalazar fue un distinguido vecino de la Rivadavia, céntrica arteria de San Fernando del Valle. Además, un prestigioso hombre de la actividad comercial, que tuvo la virtud de crear una empresa que tiene un poco más de 60 años: Casa Pepe. Apellido también estrechamente ligado a una gloriosa institución deportiva como es el Atlético Sarmiento de la avenida Acosta Villafañe. Estuvimos dialogando con el mayor de sus cuatro hijos para recordar a un querido personaje al que todos recuerdan con respeto y admiración. El mismo de la imprenta que funcionaba en la esquina de 25 de Mayo y San Martín; el mismo que transitaba la Rivadavia con la frente en alto; el mismo Pepe amigo de los amigos. El de la palabra franca y leal. El que fundó una fuente de trabajo que se sostiene en el tiempo. El Cara a cara de este domingo tiene como protagonista a José Ricardo Zalazar, parte de una de las tres generaciones de la familia que sigue prendiendo el cartel de Casa Pepe, que quiere seguir brillando con luz propia en Rivadavia al 800. En nuestra galería de “Para que no nos gane el olvido”, no podía faltar Casa Pepe y la memoria de su inolvidable fundador.

  -¿La historia comercial de la familia comenzó con una panadería y Casa Pepe (artículos deportivos), de manera simultánea?

  -No. Cada una tiene su historia. A la panadería la manejaba un tío, su único hermano: Vicente Gil. Por otro lado, mi papá comenzó con el negocio de artículos de deportes en el año 1959.

  -¿Qué nombre tenía la panadería?

  -“La Moderna” se llamaba. La inició un abuelo mío, el padre de mi mamá, Don Enrique Gil, allá por el año 1926. Mi abuelito y mi abuelita tenían la misma edad, eran del año 1898.

  -¿Hasta cuándo duró la panadería?

  -Cuando falleció mi abuelo, mi tío y mi mamá quedaron al frente de la panadería. Después, mi tío puso un bazar en la esquina de Zurita y Rivadavia, en diagonal de la escuela. Mi madre quedó sola al frente del local de la venta de pan, hasta que se jubilaron dos empleados y tuvo que cerrar. Estamos hablando del año 1975.

  -La historia de Casa Pepe tiene el sello de las grandes obras.

  -Fue una creación de mi papá, José Vicente Zalazar, como te decía, en el año 1959. El primer local estaba en Rivadavia 863, es decir en la vereda de enfrente de donde estamos ahora. El número de teléfono era 667, de solamente tres cifras.

  -¿Cómo era una niñez en calle Rivadavia, principal arteria comercial de la Ciudad? Por supuesto, diferente a cualquier calle de barrio, con calles de tierra y partidos de fútbol con pelota de trapo. ¿Dónde jugaban los cuatro hermanos Zalazar?

  -Te cuento: en Rivadavia al 700, a mitad de cuadra, había una feria municipal, algo de lo que nadie habla, será porque no se acuerdan. Yo habré tenido seis o siete años cuando a esa feria la trasladaron a la “Plaza de la estación” (Plaza 25 de Agosto). Esa feria estaba instalada donde hoy están las oficinas de Telecom, a la par del Ateneo Musical; entre las casas de Raiden y Di Giacomo. Y la trasladaron en el `58 o `59. Tenía un portón de madera, por donde pasaban las jardineras. Vos pasabas a las 6 de la mañana por esa cuadra y estaba llena de jardineras con la gente que traía verduras para vender. Volviendo a tu pregunta: cuando se fue la feria, ahí quedó una plazoleta y en el fondo hicimos una canchita en todo el ancho del terreno para los partidos de fútbol. A veces le pedíamos permiso a papá para ir a jugar un rato en el club Sarmiento, donde le pedíamos autorización a Don Leiva, un hombre que ya falleció.

  -El padre de Julino…

  -Sí…que también murió.

  -Resulta una obviedad preguntar en qué escuela hicieron la primaria los hermanos Zalazar. Vivían a menos de 50 metros de la Escuela Belgrano.

 -Por ejemplo, yo estaba en casa, escuchaba la campana y recién salía para la escuela. Y llegaba justo a horario (Sonríe).

  -¿El primer trabajo fue la panadería o Casa Pepe?

  -La panadería, en Rivadavia 868, donde hoy está la casa deportiva (al que se le agregó la denominación actual, Record). Esa propiedad era de mi mamá y mi tío Vicente; después se la dividió.

  -¡Cuántos recuerdos, cuántos comerciantes, cuántos amigos! 
  -Un gran negocio era el que tenía don Wallih Nazareno en la esquina de Mota Botello y Rivadavia; antes habían estado en una galería, también por calle Rivadavia. Enfrente, en la misma esquina, había una gran ferretería que la manejaba Eduardo Campos. Algo inolvidable: la pizzería Los Andes (también Rivadavia al 800). Era de juntar unos pesos para ir los fines de semana a comer esa pizza que, creo, no volveremos a comer nunca más algo tan rico… ¡cómo las hacían de ricas! La clásica atención del querido “Poroto”, padre del reconocido músico Nito Vera, al que le dicen “El Guateada”, que fue compañero mío en la escuela Normal.

  -Párrafo aparte para el Cine Ideal. La época del “matinée” a la siesta con el ingrediente del intercambio de revistas de aventuras, especialmente de “cowboy” (Red Rider, El Llanero solitario) y otras como  Tarzán, El Zorro, Superman o Batman.

  -¡Oh, el Cine Ideal! Sí, las revistas marcas “Sea”. Es un recuerdo muy gracioso: al principal actor de la película le decíamos “el joven” y cuando éste recuperaba a la principal actriz de los indios, la changada pegaba una zapateada terrible, a modo de festejo. ¡Se levantaba una polvareda en la sala que no se veía la película! Cada intervención feliz del “joven” eran unas verdaderas  exclamaciones de júbilo y zapateo. Se vivían momentos increíbles.

  -Grandes Tiendas Galver es otro negocio distintivo de esa cuadra.

  -Claro. Antes, ahí funcionaba un hotel. El Hotel Victoria. Tenía una entrada larga: para el sur, un negocio que vendía artículos para el hogar y para el norte estaba Bazar Victoria, de Don Toribio Moreno, que supo ser presidente del Club Tesorieri. Luego, Bazar Victoria se instaló en Sarmiento y Mota Botello.

  -¿Cuáles eran las marcas destacadas que tenía Casa Pepe en sus comienzos?

  -En esa época, dos hermanos alemanes, Adolf y Rudolf Dassler, crearon por separado las marcas Adidas y Puma. Eran las principales. Había marcas argentinas como Cañonazo o Sportlandia; Flecha era de la fábrica Alpargatas. ¡Lo que era tener una zapatilla Flecha en esa época! Después lanzaron Pampero.

  -¿Casa Pepe tenía una competencia directa en el rubro deportivo?

  -Sí. Por ejemplo, estaba Casa Borello, que estaba en la Rivadavia a metros de calle República. Cuando cerró Borello, Don Federico Raiden, que era representante de Alpargatas, puso una casa de deportes que se llamaba Centro Deportivo. Para esa época, ya los hijos estábamos frente a Casa Pepe, que fue cuando conseguimos la marca Topper, que fue el boom del momento, a finales de la década del ’70.

  -¿Cuáles eran las características de la competencia por esos años?

  -Leal, absolutamente leal. A mi padre lo querían mucho. Debo decir que primero estaba la amistad y después estaba el negocio.

  -¿Recuerdas algún precio de un artículo deportivo de aquellos años?

  -Teníamos en vidriera, en el `82, cuando se hizo el Mundial de Vóleibol, unos botines “Fulvence”, que costaban un millón cuatrocientos mil pesos. Era la novedad del momento.
  -¿Soportaron muchas crisis económicas a través de los años? ¿Fueron tan duras como la que estamos viviendo ahora?

  -¡Seguro! Dicen que las comparaciones son odiosas, pero pasamos crisis que fueron bastantes duras. En una de las últimas crisis, por ejemplo, Adidas llegó a aumentar determinado artículo ¡ocho veces en el día! Lo que tenía un precio en determinado momento a la media hora ya tenía otro. Era increíble. 

  -¿Algún deportista famoso visitó el local?

  -Muchos. Por ejemplo, Ubaldo Matildo Fillol. También Daniel “El Cata” Díaz.

  -Alguna vez, producto de esas crisis, ¿Casa Pepe estuvo a punto de cerrar?

  -No. Eran momentos muy difíciles, pero nos mantuvimos firmes.

  -¿Se llegó a la tercera generación del apellido Zalazar ligada a Casa Pepe?

  -Ya estamos en eso. Tengo un hijo, Javier, que trabaja en Casa Pepe. El negocio tiene 61 años de vida y vamos a seguir.

  -Eso de “vamos a seguir” ¿es un desafío?

  -Si bien yo ya estoy jubilado de la empresa, me gustaría que siga a través de nuestros hijos.

  -Llegamos a una historia especial: el apellido Zalazar y el Club Sarmiento. Tu padre fue presidente de la institución “decana”.

  -¡Varias veces! No recuerdo cuántas, pero fue presidente en numerosas ocasiones. También fue presidente de la subcomisión de Bochas.

  -En tu caso particular al nacer ya fuiste socio del club.

  -Yo nací el 16 de febrero de 1952. A la semana, mi papá le contó a mamá: “Mirá, el chango ya es socio de Sarmiento” y le mostró el carnet que me acreditaba como tal.

  -¿Alguna vez conocieron cómo se dio tamaña ligazón entre el apellido Zalazar y el club Sarmiento?

  -Papá sabía contar que había un grupo de gente que lo quería mucho, y que lo fueron acercando a la institución. Siendo muy jovencito, iba en bicicleta al club a buscar las camisetas para llevarlas que las lave una señora. Tenía 18 años y ya era “sarmientista”.

  -¿Cuánto los afectó esta pandemia y la cuarentena obligatoria?

  -Fue muy duro. El negocio estuvo cerrado mucho tiempo y se hizo difícil pagar los sueldos.
 

Personal

-Nombres y apellido: José Ricardo Zalazar (“Con doble Z”, aclara).
  -Padres: José Vicente Zalazar y Enriqueta Gil. 
  -Esposa: Mirtha Veliz.
  -Hijos: Ricardo Javier y Erika Lorena. 
  -Nietos: Bautista, Bianca y Atilio.
  -Hermanos: Carlos Enrique, Luis Alberto y René Oscar.
  -Escuela: La primaria en la Escuela Belgrano. La secundaria, una parte en el Colegio Nacional y se recibió de maestro en la Escuela Normal Fray Mamerto Esquiú, Promoción 1969.
  -La mejor herencia: “Fue la que recibimos de nuestro padre: el prestigio de una empresa y el respaldo de un buen nombre y un buen apellido. Fue un hombre íntegramente honesto. Es grande la responsabilidad de sostener una firma basada en los valores de nuestro padre”.
  -Un personaje: “Por un amigo, alguna vez estuve en un partido político. Y me gustaba escucharlo a Jorge Abelardo Ramos. Tenía una claridad extraordinaria para hacerse escuchar”.
  -Un deseo para Catamarca: “Que haya siempre paz y mayor equidad en la vida de los catamarqueños. Que uno pueda salir tranquilo a la calle y que no se viva con el temor que se vive en otras provincias más grandes. Que haya orden todos los días y se respeten las instituciones republicanas”.
 

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Comentarios

26/5/2020 | 14:35
#149006
QUE BUENA NOTA A LOS ZALAZAR, BUENISIMA,,,,

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