La Municipalidad de la Capital analiza la posibilidad de prohibir el ingreso de vehículos en el área del microcentro de la ciudad, medida que lejos de contemplarse como una restricción circunstancial, apunta a un cambio cultural profundo y definitivo, que resuelva el problema de la movilidad urbana.

El proyecto implica una serie de modificaciones integrales y se encuentra en una avanzada etapa de estudio, donde se evalúan costos, obras necesarias y estrategias de implementación.

El objetivo es crear un sistema de movilidad urbana sustentable, amigable con el medio ambiente, reducir los accidentes y la contaminación, embellecer la ciudad e incrementar el potencial turístico.

Los trabajos no se limitarían al microcentro, sino que cambiarían toda la ciudad, con el diseño de corredores especiales y programas de fomento del uso de vehículos no motorizados, especialmente bicicletas y también caminatas que favorezcan la salud.

Si bien no se conocen plazos, la comuna capitalina confirmó que el desarrollo de este proyecto no tiene vínculo con la pandemia ni la emergencia sanitaria, sino que es una idea sobre la cual se viene trabajando intensamente desde el año pasado. Sin embargo, adquiere mayor dimensión en el contexto actual, donde los autos estacionados y la constante circulación de vehículos dificultan mantener el distanciamiento.

La iniciativa estaría prácticamente terminada y en los próximos días será minuciosamente tratada en reuniones con expertos en arquitectura, ingeniería, vialidad, seguridad, urbanismo y otras áreas.

Se trata de un cambio de alto impacto para la ciudad, que llevaría un tiempo de adaptación porque obligaría a modificar conductas y costumbres instaladas desde hace décadas entre los capitalinos, al margen de la gran concentración de actividades que se observa en la zona por la localización de escuelas, entidades bancarias, oficinas públicas y comercios.
Sin embargo, se considera que el proyecto es ampliamente viable y de hecho funcionó en ciudades de todo el mundo, aportando innumerables beneficios y fortaleciendo de manera sustancial el potencial de desarrollo turístico.

Desalentar el uso de vehículos permite optimizar todo el sistema de circulación y transporte, a través de carriles exclusivos, las nuevas áreas de estacionamiento medido, el sistema de bicicletas públicas o la instalación de diversas redes de ciclovías; bases de un cambio cultural que día a día transforma la vida de muchas personas.

La movilidad sustentable conduce a la reducción de accidentes viales, el cuidado del medio ambiente, la caída de los niveles de contaminación, el embellecimiento de la ciudad y la mejora de la salud de la población.

La clave es que peatones y ciclistas tengan completa prioridad, para lo cual se deben establecer prácticas nuevas, participativa y colectivamente, para conducir al éxito de la normativa.

En las principales ciudades del mundo desde hace años que se toman medidas para desalentar el uso de vehículos particulares y el éxito de los cambios se repitió en capitales europeas, en Japón y en grandes urbes americanas. Sin ir tan lejos, planes similares se aplican en Rosario y Mendoza. En Córdoba hay avenidas donde solo acceden colectivos, Buenos Aires amplió la zona vedada a los autos y en Tucumán detectan infractores con GPS. La Plata, capital bonaerense, ya asumió el desafío de minimizar el uso del auto y avanzar hacia una ciudad más sustentable.

En todos los casos, las mejoras en descongestión y niveles de polución fueron inmediatas.
Los planes de movilidad urbana segura se aplican con alguna resistencia inicial pero el éxito posterior termina por ganar la adhesión de los vecinos y Catamarca se sumaría a esta experiencia a corto plazo.

Al persuadir a las personas para que usen eficientemente sus autos, las ciudades pueden reducir emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación del aire y permitir a sus ciudadanos disfrutar entornos urbanos más seguros y habitables, y con menos pérdidas de tiempo en el tráfico.

Para que la estrategia funcione debe nacer con soluciones integrales a los problemas de movilidad, programas de educación y oferta de alternativas reales a quienes deben circular por la ciudad.

Cuál será el área restringida para vehículos, qué excepciones habrá (transporte de caudales, ambulancias, bomberos, policía) y otros detalles de la implementación serán revelados cuando se presente el proyecto, pero el destino del centro capitalino parece definitivamente encaminado hacia un paisaje sin vehículos.

Qué incluye el plan

• Creación de más de 100 kilómetros de vías en el área urbana para exclusiva circulación de ciclistas, incluyendo recorrido de transporte, recorridos recreativos y áreas compartidas para ambas actividades.
• Definición de corredores, uno en el área céntrica de aproximadamente 9 kilómetros y otros ocho corredores en CAPE, el Norte, avenida Virgen del Valle, Oeste, Sur, avenida Güemes, avenida Alem y Corredor Fariñango.
• Participación ciudadana para la definición de actividades y etapas de implementación. Alianzas con entidades de ciclistas. Promoción de vehículos no motorizados y caminatas.
• Definición de normativa y regulación. Programas para enseñar a usar y reparar bicicletas. Normas de seguridad.
• Más jornadas de educación vial y promoción del uso de bicicletas y caminatas.
• Definición de corredores e integración del espacio público al diseño de la vía. Acondicionamiento de veredas.
• Definición de un nuevo esquema de movilidad post coronavirus, con menos aglomeración de personas en transportes públicos.