Cara a cara

A 30 años de la muerte, el dolor sigue con vida

domingo, 6 de septiembre de 2020 06:00
domingo, 6 de septiembre de 2020 06:00

HOY: ADA MERCEDES RIZZARDO

Han pasado 360 meses y un poco más de 10.950 días. El próximo martes se cumplirán 30 años del crimen de la estudiante chacarera María Soledad Morales. Varios álbumes y fotos sueltas sobre la mesa, el timbre que avisa que alguien busca leche y una madre con los ojos llorosos en una charla donde no hace falta un cuestionario. Sus hijos Ariel, Luis, Ada, María Belén y las mellizas Ana Lía y Ana Claudia se encontraban (miércoles pasado en horas de la tarde) limpiando el monolito que perpetúa la memoria de la hermana asesinada. Por ahí andaban los nietos Agustín, Gabriel, Rodrigo, Matías, Francisco y Candelaria. Cuando habló de sus hijos, recordó con gratitud al Dr. Emilio Flores, “que me atendió en todos los embarazos” y “al empresario Emilio Sosa por su solidaridad”, cuenta, además destacar el cuidado que le tiene hoy la doctora Violeta Ojeda. Es Ada para todo el mundo. Es Mecha para su familia. Es Adita con profundo respeto y cariño para este periodista. Es Ada Mercedes Rizzardo. La mamá de María Soledad treinta años después del horror.

  30 AÑOS DESPUÉS
  “En los primeros ocho años del crimen, en el período de los iniciales pedidos de justicia, fueron  los  momentos más duros. Una experiencia muy triste, dolorosa. Con Elías nos dedicamos a buscar justicia y fue el tiempo que estábamos muy poco en nuestra casa con nuestros hijos. Después del juicio y las condenas, volvimos…si es que se puede decir a la ‘normalidad’, a estar más en familia, comenzar a tener más diálogo con nuestros hijos, especialmente con las más chicas, que tenían trece años. Yo retomé las tareas del hogar, a mis cosas diarias”.

  EL DOLOR
  “Con Elías aprendimos a convivir con el dolor. Hemos tratado de ser fuertes, por nuestros hijos especialmente. Porque ellos también sufrieron el tremendo golpe; algunos eran adolescentes, otros niños. La verdad es que el dolor no se va nunca; con la muerte de mi hija se fue una parte de mi vida. Traté de mostrarme que estaba bien delante de los chicos, pero en cada cumpleaños, sea el de ella o de mis otros hijos, buscaba la manera de estar fuerte y no hacerlos sentir tristes a ellos. Pero inevitablemente surgía la pregunta: ‘¿por qué mi hija no está aquí ahora? ¿Por qué no está junto a sus hermanos?’ Como dicen, la procesión va por dentro y tratábamos de mostrarnos enteros, fuertes”.

  CUMPLEAÑOS
  María Soledad cumple años los 12 de septiembre. Es decir que dentro de poco cumpliría 48 años. Ella salió el 7 (de septiembre de 1990), el 8 murió, el 10 la encuentran y el 12 iba a cumplir los 18. El mayor es Ariel y después seguía ella”.

   LA GRIETA
  “Por suerte tenemos algunos vecinos que siempre estuvieron a nuestro lado, siempre nos acompañaron. Después vino esa división…digamos que fue una grieta: estaban los que justificaban lo que había pasado y los que pedían justicia. Nuestras familias, de Elías y la mía, siempre estuvieron junto a nosotros. Pero también hay que reconocer que desde el primer momento que pasó todo esto, se nos acercó tanta gente que hasta el día de hoy sigue firme acompañándonos y están presentes en todo momento. Otros y esto también lo entiendo, la vida los fue llevando por caminos distintos; por sus familias, por sus trabajos. Pero tampoco nos abandonaron, por ahí hacen una llamada telefónica”.

  CORAJE
  “Cada vez que hablo con los jóvenes les digo que tomen como ejemplo el coraje que tuvieron las compañeritas de ‘Sole’. Tenían 17 años cuando deciden salir a marchar para pedir justicia por su compañera, pese al impedimento de alguien que se oponía a las marchas. Ellas se pusieron firmes y salieron acompañadas por algunos padres al comienzo, de acuerdo en hacerlo en silencio. Creo que ese silencio fue lo que más conmovió a toda la sociedad, una manifestación que trascendió las fronteras de la provincia”.

  LA SALUD

  “Si hay alguien que nunca me abandonó en estos 30 años es Dios. Como una fiel creyente, me abracé tanto a Él y considero que me dio mucha fortaleza para que yo pueda tener no tan sólo salud espiritual, sino también salud física. Por momentos, parecía que ya me caía o me quebraba, pero había una fuerza que me mantenía siempre de pie. También los médicos me ayudaron en todo momento a salir adelante. Y bueno…voy sorteando los malos ratos de salud. Uno de los problemas es la hipertensión; el otro es el de las piernas, pero sigo luchando”.

  GRATITUD
  “Es tanta  la gente a la que tengo que agradecerle en estos 30 años. No quiero dar nombres por temor a olvidarme de alguien. (Con los ojos llorosos) Pero en primer lugar, tendría que agradecerle a mi padre Agustín, que me sostenía en los momentos más difíciles, cuando venía a mi casa a estar con mis hijos. Me alentaba siempre a seguir adelante. También a mi suegra, Candelaria y toda la familia de Elías, que fueron pilares importantes en los años de lucha, junto a mis hermanas, primos y sobrinos que nunca nos dejaron solos y nos ayudaban de todas maneras. Debo agradecer al periodismo, de manera especial a los medios locales, como así también al acompañamiento que tuvimos de los doctores Mario Marcolli y Ricardo Fernández”.

  VENTA DE LECHE
  “Mi familia tenía un tambo. En una oportunidad decidieron que como yo vivía en esta esquina podía vender la leche. ‘Que sea Mecha’ dijeron y ahí comenzó la venta en esta casa, en el año 2001. Después, por esas circunstancias de la vida y cuando comenzó a ponerse todo feo, decidimos vender los animales. Luego, un señor que vino de Buenos Aires y tiene un tambo, me habló para ver si podía seguir vendiendo la leche…y de esa manera sigo hasta ahora. Debo decir que esto me ayudó un montón; es una rutina que tengo todos los días y me gusta hacerlo. Comienzo a las 8 y atiendo gente hasta la noche. Se venden entre 100 y 120 litros diarios; por ahí me hacen pedidos especiales para alguna fiesta, y lo hago de corazón porque es una actividad que me recuerda a mi familia”.

  LOS AUSENTES
  “Nos ha dejado tanta gente querida en estos 30 años. Gente que nos acompañó en todo momento y se sumó a nuestra lucha por la verdad y justicia. Algunos fueron a todas las marchas del silencio, otros eran de la Comisión de Padres. Mi recuerdo agradecido a todos los marchantes, me emociona recordarlos en una participación que formaban multitudes. Reitero: mi eterno agradecimiento a los que ya no están con nosotros”.

  EL ODIO
  “El odio nunca nos pudo vencer y nunca se pudo instalar entre nosotros. No, jamás. Y en esto quiero agradecer a mi nona María Sartor, con quien de niña compartía mucho tiempo. Ella me enseñó a rezar, con decirle que antes de ir a catecismo ya sabía todos los rezos. Me hablaba mucho de Dios y siempre la tengo en mi corazón. De igual manera agradezco a mi madre, María Luisa Pauletto, que murió joven, a los 49 años, quien solía decirme que cuando a uno le hacen un daño no hay que responder de la misma manera, que había que dejar todos esos agravios atrás. De ellas aprendí a no guardar odios ni rencores”.

  CATAMARCA
  “Debo decir que, en estos 30 años, la gente de Catamarca me ha tratado con respeto; prefiero recordar lo positivo. Hace poco, me emocioné mucho con una chica del sector conocido como Los Bajos (Valle Viejo) que vino a comprar leche. Me dijo en medio de un llanto incontenible: ‘Me emociona mucho estar con la mamá de María Soledad. Yo era muy chiquita cuando ocurrió todo’. Nos abrazamos y lloramos juntas. También hay quienes vienen de otras provincias y se llegan a saludarme con mucho cariño. Me da muchas fuerzas ese respeto que siento”.

  LA PANDEMIA
  “Es muy triste todo esto que estamos viviendo. Ninguno de los argentinos y los habitantes del mundo nos imaginábamos vivir semejante cosa. Le pido a Dios que esto termine, que tenga piedad y misericordia de todos los que ya fallecieron; de los que están enfermos para que salgan adelante”.

  LOS 70
  (Por primera vez en la charla deja escapar una sonrisa) “Sí…viví esos momentos de gran felicidad en estos 30 años. Jamás imaginé que mis hijos me hicieran semejante regalo y me dieran semejante sorpresa. Fue hace dos años, para los 70. Yo salí de casa y supuestamente iba a otro cumpleaños…a tal punto que yo había comprado un regalo. Me llevaron Blanquita (Velazco) y Hugo (Elisabetta) y de pronto me veo en un salón con toda la gente: mis hijos, nietos, otros familiares, amigos. Ese cumpleaños fue un día de felicidad en todo este tiempo de dolor”.

  “ME CUIDA”
  “Yo sé que mi negrita, desde donde esté, me está cuidando y me está ayudando. Y ahora debe estar feliz allá en el cielo: porque amaba tanto a su papá y ahora los dos están juntos, descansando. Ambos hacen fuerza para que yo siga mi vida junto a mis hijos y nietos”.

  ENTREVISTAS
  “Estamos viviendo una cuarentena muy tremenda. Por eso decidí no dar entrevistas en vivo a algunos medios nacionales que las pidieron. La venida de algunos periodistas significaba un riesgo y ellos me entendieron que no quería poner en peligro la vida de nadie. Además, por respeto al trabajo de toda la gente del área de Salud. Ojalá que aquí las cosas no pasen a mayores y que la Virgen del Valle nos siga protegiendo”.

  LA VIDA
  “No estoy enojada con la vida. Cuando me dieron la triste noticia de la muerte de ‘Sole’, reaccioné y preguntaba ¿por qué Dios mío? ¿Por qué me pasó esto? Después me dije: ‘no puedo enojarme con Dios’”.

  LA PAZ
  “Cuando me acuesto y pongo la cabeza en la almohada, siempre le digo a mi hija que con Elías hicimos todo lo posible por saber la verdad de lo que le pasó. Y pese a que tuvimos un poquito de justicia, ella sabe que papá y mamá hicieron todo. Y eso me da mucha paz y tranquilidad. Les agradezco tanto a mis hijos por la paciencia que tuvieron todos estos años”.

  LA COCINA
  “Aquella vieja pieza que era la cocina y se llovía entero, está ahí…pero ahora la utilizamos para guardar cosas. Esta cocina-comedor que estamos ahora, se la debo a mis hijos. Todos mis hijos me ayudan”.

Con admiración y cariño

“Entramos en la vida de la familia Morales tristemente por la muerte de su hija María Soledad. En un primer momento comenzamos a acompañarlos en su lucha por  justicia como integrantes de la Comisión de Padres del Colegio del Carmen y San José, ya que nuestras hijas concurrían al mismo y una de ellas era de la promoción de María Soledad. Es por ello que sentimos la imperiosa necesidad de decir PRESENTE en todo reclamo: porque lo que hicieron con ella pudieron haberlo hecho con nuestras hijas. A los pocos días tuvimos la oportunidad de conocer a Ada, Elías y sus hijos y empezamos con el tiempo a tener una gran amistad. Pudimos verlos transitar por un gran dolor, no tan solo por la terrible pérdida, sino también por los agravios vertidos sobre su hija. Luego, pasaron a fortalecerse y emprender el camino de la búsqueda de justicia. Elías, un padre que tuvo que reconocer el cuerpo mutilado de su hija y llevar en su retina hasta su muerte esa horrible imagen. Y Ada, como madre, sentir que esa parte de su ser que llevó en sus entrañas, se desprendía de ella para no volver. Siempre estuvieron con mucha humildad recibiendo a todas personas que se acercaban a ellos, brindando su casa y su tiempo con mucho afecto; incluso, realizando viajes largos y cansadores para acompañar a otros padres que pasaron por lo mismo. Desde que los conocimos sentimos una gran admiración y cariño inmenso por ellos. Elías ya no está, pero continuamos al lado de Ada: MUJER con todas las letras. Madre, esposa, abuela ejemplar. Fue y será ejemplo de coraje para tantas personas que lo necesitan”.
                                                             Hugo y Blanca
(Texto de la recordación del matrimonio Blanca Velazco y Hugo Elisabetta).
 

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