Los vinos de Bodega Michango cerraron un 2020 espectacular, con la consagración de sus vinos en prestigiosos concursos internacionales.

Seis Oros, una Plata y un Gran Oro, fue la impactante cosecha de estos vinos netamente catamarqueños.
Los productos de la familia Andreatta obtuvieron altas distinciones tanto en la 17º edición del “Concurso Internacional Vino Sub 30 - Argentina 2020, el concurso joven de vinos” como en la séptima edición del exclusivo “Bonarda Argentina”.

En el primer concurso Bodega Michango se coronó con Medalla de Oro gracias a sus vinos Andreatta Torrontés Rose, Andreatta Torrontés, Andreatta Dulce Natural, Andreatta Mistela Blanca y Andreatta Malbec y Gran Oro para Andreatta Red Blend.
Entre casi 200 muestras, sólo 13 obtuvieron éste último galardón.

En el “Bonarda Argentina”, obtuvo Oro por Andreatta Bonarda y Plata con Andreatta Red Blend.

Empresa tradicional

Bodega Michango es una tradicional empresa catamarqueña, iniciada hace más de un siglo, y que enfrentó etapas de dificultades y contratiempos pero siempre se mantuvo en pie, hasta embarcarse en este presente de constante crecimiento.
El pionero de esta aventura fue Don Augusto Andreata, quien comenzó a elaborar vinos con exquisitas uvas de Siján.
Cinco generaciones después, su tataranieto, Oscar Andreatta, es quien está al frente de una empresa que atraviesa su mejor momento a juzgar por la calidad alcanzada con sus productos.

Hoy tienen la única destilería de Catamarca, y perduran como la primera fábrica de champagne del norte del país.
Son años y años de esfuerzo dieron sus frutos para este singular emprendimiento, que hizo de Bodega Michango una marca registrada que es orgullo para los catamarqueños.

Bodega Michango es marca registrada de la familia Andreatta, una familia cuyo apellido se transformó en sinónimo de buen vino, a partir del trabajo desarrollado desde hace casi un siglo.

 Todo comenzó con aquel inmigrante italiano, Augusto Andreatta, y la posta fue pasando hasta su tataranieto Oscar.
Década tras década, el emprendimiento que creció, sumó tecnología, desarrollo y técnicas modernas, pero en esencia sigue en el mismo camino: el de la búsqueda de la excelencia.

Cinco generaciones de una familia que conoce todos los secretos de la vitivinicultura, y con sus productos obtuvieron premios y reconocimientos como los recientes, incluso allá donde la elaboración de vinos es una bandera, como las tierras mendocinas.
Don Augusto comenzó a producir vinos en 1920, poco después de desembarcar desde Europa. Y en base a sacrificio logró abrir las puertas de la primera bodega en 1927, en la bella localidad de Siján, del departamento Pomán.

Más de medio siglo fueron suficientes para dar forma a cimientos fuertes a la empresa, tan fuertes que ni un cierre prolongado pudo borrar, y allí estaban cuando el proyecto renació.

Hubo una pausa desde los años 80 hasta comienzos de la década del 2000, cuando la bodega renació con nuevos ímpetus.
Hoy la empresa tiene tres grandes pilares: la destilería, la bodega y la fábrica de champagne pionera del norte del país.

Primera calidad

Oscar Andreatta tuvo el empuje, la decisión y la creatividad para lograr que la Bodega se sostuviera y creciera a partir de las innovaciones, de la mejora de las presentaciones, de la incorporación de más productos.

Logró también marcar diferencias con el champagne, un mercado en el que logró hacerse un nombre a pesar de que el 90 por ciento del champagne argentino proviene de tres bodegas mendocinas.

Hoy produce además de 3.000 champagne, alrededor de 20.000 vinos varietales por año, y al malbec tradicional de la bodega le sumó notables variedades.

Las distinciones obtenidas ahora a nivel internacional, incrementan la leyenda de una empresa que ha demostrado no tener límites.