El programa sigue con plena vigencia

Carlos H. Barrionuevo festejó los 45 años del legendario ciclo “Alta Dimensión en Folclore”

Gran festejo por el aniversario del ciclo que tanto ha hecho para la difusión cultural.
domingo, 17 de octubre de 2021 01:01
domingo, 17 de octubre de 2021 01:01

El legendario ciclo radial “Alta  Dimensión  en  Folclore”, que conduce Carlos Humberto Barrionuevo, cumplió  45 años  de vigencia  en medios radiales  y televisivos y lo celebró ayer en el campo del Colegio de Abogados, camino a El Jumeal.
“Nuestro  agradecimiento  a quienes  nos  acompañaron con su amistad  y benevolencia. Continuaremos  cumpliendo  con  el  objetivo  y fundamento  del  programa: honrar  nuestro patrimonio  cultural  argentino  a través  de  su  música  y escultores”, señaló el propio conductor en la invitación, que sirvió de excusa para celebrar uno de los programas que más aportó a la cultura catamarqueña en las últimas cinco décadas.


Casado con Ana Pastrana, es padre de Claudia Alejandra, Ana Laura y Humberto Rafael y abuelo de 8 nietos, y es uno de los grandes periodistas de Catamarca, profesión que abrazó de muy joven.
“Estaba estudiando abogacía en Córdoba. Y justamente a la par de un estudio de abogados, funcionaba una escuela de periodismo que se llamaba “Esteban Echeverría” y a la que comencé a concurrir. Estoy hablando del año 1961. A ese establecimiento luego lo absorbió la Universidad Nacional de Córdoba y creó la facultad de Ciencias de la Información. A esa escuela concurrí dos años y luego se vieron frustrados mis estudios universitarios, razón por la cual decidí regresar a Catamarca”, recuerda, pero la llama ya estaba encendida, y pronto empezó a trabajar en medios locales. 
Años después, nació la leyenda que hoy lo convirtió en sinónimo del floclore.


“Allá por fines del año `75, llegó a Catamarca un porteño llamado Héctor Mario Seijas, que cubría para LW7 Radio Catamarca todas las alternativas de las competencias de rally y de esa manera lo conocí y nos hicimos amigos. Después del golpe de 1976, más o menos por mayo o junio, asumió como interventor de la emisora local justamente Seijas. En el mes de octubre me acerco a la radio y pido hablar con Mario. Cuando me atiende le digo que consideraba que estaba haciendo falta en ese medio un programa de folklore que tenga contenido, que haga un poco de docencia en base a nuestra tradición folklórica. Grande fue mi sorpresa cuando, ahí mismo, me dijo “a partir de este momento ese programa es tuyo y se va a llamar ‘Alta Dimensión en Folklore’ e irá los domingos entre las 19 y las 21 horas”. Era un día martes y le respondí: ‘No puedo aceptar, yo nunca hice radio’. Me retrucó ‘ahora no podes ser un cagón’ y de esa manera el domingo siguiente comencé con el programa. Me llegué con unos LP (Long Play) bajo el brazo, había escrito algo sobre la historia de algunos cantores, en fin. Ya en el estudio, frente mío, solamente separados por un escritorio, estaba el locutor que tenía que hacer la publicidad. Era nada más y nada menos que Luis Oscar Aísa, semejante maestro; por supuesto me apichoné un poco, pero bueno, le metí para adelante”.
Esa aventura cumplió ahora 45 años, y sigue creciendo.


“En ese tiempo hubo una interrupción de dos años y medio, porque en el año 1980 me levantaron el programa porque Carlos Varela cantó un tema de Horacio Guarany, que estaba prohibido. Volví en el ‘83, con la recuperación de la democracia”.
¿Por qué el folklore? “Muchos no conocen que cuando yo tenía 11 años ya formaba parte cantando y tocando el bombo de un conjunto folklórico junto a los mellizos Carlos y Oscar López. El grupo se llamaba ‘Los Changuitos del Valle’ y llegamos a cumplir actuaciones en radio y en el Cine Teatro Catamarca; te estoy hablando de los años ‘50. Y con ese trío y haciendo folklore, recuerdo que gané mi primer dinero: en una confitería ‘Miñaura’ que había en San Antonio (Fray Mamerto Esquiú) nos convocaron para actuar y nos pagaron un peso con cincuenta centavos, lo que repartimos entre los tres. Así anduvimos hasta la adolescencia, que fue cuando nos cambiamos el nombre y pasamos a llamarnos ‘Los Federales’, hasta que me fui a estudiar a Córdoba. ¿Cómo nace mi relación con el folklore? Te cuento: en mi casa de Tres Puentes funcionaba una confitería y todos los viernes o sábados se reunían a guitarrear Manuel Acosta Villafañe, Atuto Mercau Soria, Aníbal Zafe (padre de los reconocidos músicos), Cacho Villagra y Ramiro Espoz Saavedra. ¡Se armaba cada guitarreada! Eso sin duda me marcó mucho y fue la razón de que siendo niño ya formaba parte del trío”.

Opiniones calificadas de un apasionado

¿Qué tienen de bueno y qué de malo nuestros festivales folklóricos? Para Carlos H. “tienen de bueno que representan a masivas convocatorias a través de las cuales la gente puede vivir momentos en los que expresa su amor al folklore. Lo malo está dado en los cantores populares de Catamarca, no todos pero en su gran mayoría, que no interpretan un repertorio de creación propia o cuyo contenido sean en un alto porcentaje obras de autores catamarqueños. En ese aspecto, Carlitos Martínez hasta que murió, y Rafael Toledo en la actualidad, son dos claros ejemplos de cantar siempre lo nuestro. También reniego que le damos demasiado importancia, con exagerados pagos, a gente que si bien es cierto tiene trascendencia y trayectoria nacional, de alguna manera minimizan y marginan los esfuerzos de los valores locales, que terminan cobrando migajas en comparación con algunos consagrados. También es cierto que muchos de nuestros artistas no demuestran mucha preocupación por generar hechos nuevos en sus espectáculos. El Poncho es un claro ejemplo: algunos repiten todos los años sus ofrecimientos”.
Barrionuevo también considera que hay razones que explican la dificultad de definir una idea de identidad folklórica catamarqueña: “Creo que es por una absoluta falta de conocimiento, por parte de nuestros cantores, de lo que nos han dejado allá lejos y que tiene que ver con nuestra profunda raíz folklórica. Un caso puntual: los conjuntos de Santa María parecen desconocer el casi medio millar de creaciones de don Manuel Acosta Villafañe, ¡no cantan ni un tema de don Manuel! No se puede creer que semejante folklorista, que nos dejó una obra incomparable, parece ser un ilustre desconocido en su propia tierra natal. Su hermano, don Carlos Quintino Villafañe, es el creador de danzas que hoy tendrían que formar parte del patrimonio nacional; inspiraciones tan bellas a las que no valoramos como se merecen ni le damos la importancia trascendental que tienen. Estoy convencido de que hace falta docencia, es necesario que nuestros artistas conozcan la historia de nuestro folklore. Una de las ideas que tengo para el ciclo radial del año que viene, es compartir con alguna institución del sector gubernamental o privado la posibilidad de traer a Catamarca para que dicten charlas en las diferentes escuelas a figuras como Antonio Tarragó Ros, Orlando Veracruz o Ramón Ayala. Que ilustren lo que significa nuestro folklore, que no pasa solamente por ir a un festival, comer un asado o tomarse un vino. El folklore es una ciencia y, como tal, hay que respetarla. Vamos a ver qué es lo que puede hacer”.
También cree que la falta de una figura nacional de primer nivel con origen catamarqueño tiene su explicación por un hecho muy simple: “nuestros cantores no tienen un cabal concepto de la pro-fe-sio-na-li-dad (se esmera en remarcarlo). Cantan, y algunos lo hacen muy bien, pero lejos de lo que es un verdadero profesional; hay quienes lo hacen por hobby, otros viven del empleo público. No vieron, quizá porque no lo quisieron ver, la posibilidad de ser verdaderos profesionales de la música, salvo, y esto hay que valorarlo, Emilio Morales que a brazo partido lucha por forjar su destino. Pero no hay muchos como Emilio, por el contrario: soy muy pocos. Algunos no han tenido la capacidad y el coraje suficientes para decidir un día irse de Catamarca en instalarse en Córdoba o Buenos Aires con convicciones como ‘quiero vivir de la música, tengo talento y quiero ser profesional’. Por eso se frustraron tantos valores que pintaban para muy buenos. Después, influye también la falta de un apoyo debidamente planificado por parte de organismos oficiales, lo que se hace más difícil lograrlo desde el sector privado. A esto lo dije muchas veces por radio pero nunca fue tenido en cuenta: se puede elegir un pequeño lote de valores cuyas cualidades hacen presumir que pueden llegar lejos y en el caso de que sean empleados públicos, que el Estado les siga pagando el sueldo y una estadía por determinado tiempo en Buenos Aires, con la única condición de que se capaciten y actúen siempre teniendo como mensaje el folklore de Catamarca, que muestren a nuestra provincia en todos sus aspectos, que sean portadores, en definitiva, de nuestra identidad. Te aseguro que se pueden lograr buenos resultados e incluso con muy poco dinero. Hay que poner en claro las ideas y sustentarlas con una correcta organización”.
Carlos H. está de fiesta, y los amantes de nuestra cultura sólo pueden agradecerle por todo lo que ha dado y sigue dando. n

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