“Que los niños de hoy sean los sabios que el mañana de la humanidad necesita”

martes, 7 de diciembre de 2021 01:15
martes, 7 de diciembre de 2021 01:15

Niños y mujeres embarazadas rindieron homenaje a la Virgen del Valle junto a miembros de la Pastoral de la Niñez, durante la Santa Misa presidida por el obispo diocesano, Luis Urbanc, en el Paseo de la Fe. La eucaristía fue concelebrada por el rector de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, pbro. Gustavo Flores; el asesor de la Pastoral de la Niñez, pbro. Santiago Granillo; y el asesor de la Pastoral Juvenil, pbro. Eugenio Pachado, y transmitida por las redes sociales en lengua de señas.


Una gran cantidad de niños, junto con sus padres, docentes, catequistas y amigos se dio cita en el Paseo de la Fe para compartir una celebración llena de signos, símbolos y muchos colores.


La liturgia de la Palabra dio inicio con la entrada de una Biblia gigante y las lecturas fueron proclamadas por niños.
Luego de dar la bienvenida a los pequeños que rendían homenaje a la Madre del Valle, Urbanc saludó a los integrantes de la Pastoral de la Niñez, “que también se ocupa de animar la pastoral de la ancianidad, los dos cauces que contienen el devenir de la vida humana en el peregrinar terreno”. “Que los niños de hoy sean los jóvenes y adultos sabios que el mañana de la humanidad necesita”, pidió el Obispo.


“La temática propuesta para esta jornada ha sido pensar, reflexionar, sentir y actuar como Iglesia sinodal, una Iglesia de hermanos que caminan juntos al encuentro de los que aún se encuentran dispersos y abandonados”, continuó señalando.


Seguidamente manifestó: “En la Palabra de Dios que acabamos de escuchar se nos ha descripto la vida como un camino, similar a los que tenemos en toda Catamarca: de montañas, valles, hondonadas, sinuosos, escabrosos, subidas, bajadas, etc. Caminos que te animan y otros que te desaniman. Unos de aventura y otros que te adormecen”.

Dios espera una profunda transformación

Después reflexionó sobre la lectura de Baruc que se había proclamado, en la que el profeta habla de que Dios dispuso que se aplanen las montañas y se rellenen los valles. Respecto de estas metáforas, el Obispo indicó que “lo que Dios espera de nosotros es una dura y profunda transformación, no se trata de un simple cambio, un retoque, un parche: abajar un monte y elevar un valle son auténticas ‘obras de ingeniería’”. “Preguntémonos: ¿cuál será ese valle, ese monte que cada uno tiene que transformar?

Desde los terrenos bajos y hundidos hay poco horizonte. Puede ser que tengamos ‘cosas’ que nos ciegan y limitan, y nos van haciendo vivir mediocremente; proyectos demasiado cortos y cómodos, como para ‘ir tirando’; ideas, prejuicios, costumbres, miedos, rutinas y cansancios. Es necesario que descubramos esas cosas o situaciones que nos impiden ver con claridad lo que Dios quiere y espera de nosotros para no quedarnos ‘a ras de suelo’. Otras, en cambio, nos da por subirnos a lo alto de nuestro ego, nuestro monte, sin poner los pies en la tierra, aislados, lejos de todo y de todos, como en una nube, diríamos: ‘a mi manera’”.


El pastor diocesano agregó otros pensamientos sobre el mensaje del profeta Baruc, para pasar a continuación a las otras dos lecturas proclamadas: “Si bien el mensaje de la Palabra de Dios nos podrá resultar difícil de poner en práctica, no desfallezcamos, pues nos llena de esperanza la última frase del Evangelio: ‘Todos verán la salvación de Dios’ -citando a San Lucas-, y lo que nos ha dicho San Pablo -en su carta a los filipenses-: ‘El que ha comenzado en ustedes la buena obra la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús’”.
 

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