Con la mirada puesta en la Beatificación

Jubilosa celebración en honor a Fray Mamerto Esquiú

Actos en el marco del 195° aniversario de su natalicio.
miércoles, 12 de mayo de 2021 06:00

Ayer, la casa natal de Piedra Blanca fue el epicentro de los actos litúrgicos centrales por el 195° aniversario del natalicio de Mamerto de la Ascensión Esquiú, el ilustre fraile catamarqueño que el próximo 4 de septiembre será proclamado beato.
La Eucaristía estuvo presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc y concelebrada por el Vicario General y Presidente de la Comisión Central organizadora del Rito de Beatificación, Pbro. Julio Murúa; el párroco de San José, Pbro. Carlos Robledo, entre otros sacerdotes de los decanatos Capital y Centro.


Debido a las restricciones por la pandemia de Covid-19, un número reducido de fieles participó de manera presencial de esta ceremonia, que habitualmente reúne a gran cantidad de personas. La mayoría pudo seguirla desde los hogares a través de la transmisión de los medios de comunicación social y de las redes sociales. 


En su homilía, Mons. Urbanc hizo una reseña de la vida del glorioso fraile catamarqueño. Comenzó recordando que “en este solar, hace 195 años nacía Mamerto de la Ascensión Esquiú, hijo de Santiago y María de las Nieves Medina y sus hermanos Rosa, Odorico, Marcelina, Justa y Josefa; todos configuraban una familia sencilla, trabajadora y de vida cristiana”. A continuación, repasó momentos claves de la vida de Fray Mamerto, desde su infancia hasta su muerte en El Suncho.


“Todos nos hallamos pletóricos de alegría -expresó luego el Obispo- por la pronta celebración del Rito de Beatificación de este ilustre prohombre de la Patria, muy amado comprovinciano y digno hijo de la Virgen del Valle, como de la hermandad franciscana. ¡Cómo no vamos a estar jubilosos y agradecidos a Dios en este día, aquí, donde casi que lo vemos corretear a nuestro querido Mamerto!”, afirmó.


Después se refirió a las lecturas proclamadas. “En la primera lectura se nos narra las peripecias por las que tienen que pasar Pablo y Silas por causa de anunciar a Jesucristo”, dijo y trazó un paralelo con los contextos actuales que “también son adversos al mensaje cristiano y no son pocos los cristianos que por ello deben padecer persecución y muerte. Sin embargo, el Señor está a su lado para sostenerlos y fortalecerlos, ya que, igual que Pablo y Silas, no se abaten...”.


“También Fray Mamerto tuvo que padecer la incomprensión, la persecución, las calumnias y el desprecio por ser fiel a Jesús”, rememoró.


Hacia el final de su predicación, el Obispo se refirió al Evangelio que se leyó en el que “Jesús, en el Evangelio nos habla del envío del Espíritu Santo que nos dará fuerzas y ayudará a encontrar el camino”. Y, entre otros conceptos, concluyó señalando: “El Espíritu no está para decirnos lo que tenemos que hacer en el minuto siguiente, sino para ayudarnos a crecer y a tomar nuestras propias decisiones”.


La celebración eucarística fue realzada con el acompañamiento del coro “Cantus Nova”, dirigido por el Prof. Ariel Escobal. Las actividades de la jornada continuaron por la mañana en la Catedral, y por la tarde en El Suncho, departamento La Paz, y en el Templo Franciscano de Catamarca.

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