“Para querer hay que conocer”
Crimen en el Oriente Catamarqueño
Depredación en el Campo de Las Piedras, ubicado en el departamento Ancasti, Catamarca.Historia: del Complejo Arqueológico hasta 1960 se conocían los Aleros de la Media Naranja, de Los Cueros y de Las Galerías.
En 1910 inició la documentación fotográfica del Arte Rupestre del Oriente Catamarqueño, incorporando al patrimonio del Complejo los Aleros del Petizo, de las Barrancas de los Corrales, de la Piedra del Dedo, de las Aguas de la Ensenada, del Cacique Grión y la Casa de los Jipis.
El trabajo deviene del cumplimiento de una promesa formulada a mi abuelo Basilio Avellaneda de hacer conocer y proteger este patrimonio cultural catamarqueño.
Este incansable caminador y conocedor de su tierra y leyendas, me llevo a caballo cuando tenía 4 años en 1949 al Complejo, empeñado en acercarme a las “Pinturas de los Antiguos”.
Lo hizo fiel a sus premisas de: “para querer hay que conocer”, “pueblo que olvida sus tradiciones no puede visualizar su futuro” (presidente Nicolás Avellaneda) y su expectativa que su nieto sea un “Unku Runa” (hombre puente) entre los originarios y los actuales habitantes.
El Gran Dolor
La lastimosa e impúdica utilización de varios aleros como viviendas por integrantes de una llamada comunidad hippie.
No hace falta imaginar, con la profusión de plantas de Cebil y cactus Achuma y San Pedro (productores de sustancias psicotrópicas que producen alteración de los estados de conciencia), la verdadera razón de la radicación de estos “amantes de la naturaleza” en el Campo de Las Piedras.
Para facilitar el tránsito dentro del Complejo Arqueologico de Las Piedras y poder llegar a los aleros utilizados como vivienda por la comunidad “hipis” (denominación de los lugareños), se realizaron señalamientos con pequeños montículos de piedras, marcas en los árboles y plásticos de colores.
La senda marcada se inicia en la entrada al Campo de Las Piedras, a la vera del camino que une Icaño con Las Jarillas, y va indicando el sentido del tránsito a recorrer para arribar a los aleros.
El reporte completo del Crimen será presentado en Catamarca en la Exposición de Documentación Fotográfica “Felinos y Shamanes en los Senderos Ancestrales del Oriente Catamarqueño”, cuando la pandemia lo permita.
Daño irreparable
Construcción de repisas, fogones, alineamiento y destrucción de pisos, ocultamiento de pinturas ancestrales para transformar el Alero de Los Cueros, en un lugar de habitación.
Producto de la degradación humana, producida por la ingesta de sustancias alucinogenas de alteración de la conciencia, es el quinto alero modificado como albergue, con depósitos de detritos y materia fecal en el mismo lugar de las actividades domesticas.
En la zona, y con fines religiosos en consuno con la cosmovisión de los pueblos originarios, existen en profusión 3 ejemplares vegetales y uno animal que proveían sustancias para alterar los estados de conciencia en el mundo andino: El Cebil, con sus semillas; el captus San Pedro o Achuma, con su pulpa; y la secreción del sapo, con la saponina.
Lamentablemente la libre y gratuita disponibilidad de estos elementos llevó a la radicación de sectas religiosas (décadas del 70 y 80 del siglo pasado), y de supuestos amantes de la vida natural (desde los años 90 a la actualidad), que los lugareños denominan “jipis”, con la consiguiente pérdida irreparable de las manifestaciones pictograficas ancestrales contenidas en estos sitios.
R. Alberto Avellaneda