La madrugada del jueves le puso luto a la familia folclórica de
Catamarca, cuando se conoció la noticia de la desaparición física
del reconocido cantor y guitarrero Carlos Alberto Trejo. Había
muerto el “compadre” de todos, el amigo de todos. El de
guitarreadas interminables. El que era capaz de hermanar
noches y madrugadas con un amplio repertorio de canciones que
la interminable energía de su garganta le permitía. Carlitos Trejo,
como cariñosamente se le conocía, tenía 63 años y había estado
internado un largo tiempo alcanzado por el maldito virus que
azota a la humanidad. Resistió todo lo que pudo con el apoyo de
su familia, sus siete hijos y el aliento incondicional de amigos y
colegas.
El querido cantor popular se llevó el abrazo simbólico de todos
quienes lo querían por su generosidad, por su cabal sentido de la
amistad y porque en el diccionario de su vida no existía el “no”
cuando de una parada de canto y amigos se trataba. Muchos lo
recordarán cantando acompañado en guitarra por Armando
Olivera y otros tantos intérpretes destacados de las cuerdas.
Otros lo compartieron como solista o junto a Juan Roldán en el
Dúo Catamarca animando festivales, peñas y reuniones para
celebrar simplemente el encuentro con amigos de la vida.
Las expresiones de dolor se canalizaron de manera
extraordinaria a través de las redes sociales para despedir al bien
llamado “compadre” de todos. Nos dejó un cantor y un amigo de
los buenos. Que descanse en paz junto a su garganta que lo dio
todo. Un abrazo solidario y fraterno a su familia.
Kelo Molas